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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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EXHORTACION 47 1

Cuánto le importa al hombre, para alargar el paso, no detenerse en las cosas de la tierra. Y cómo suelen ser de grande estorbo

1. El intento a principal que se lleva en estas exhortaciones es tratar b de la virtud que los religiosos deben tener en el estado que profesaron, la perseverancia en ella y los nuevos adelantamientos que cada día deben hacer según sus mayores obligaciones. De aquí venimos a dar en la exhortación 46, donde, por habernos alargado en ella, le habremos de dar nombre de tratado, en que muy a la larga hemos dicho cómo el aventajarse el justo en cosas de virtud es causa de que se asombren y espanten los que la miran; y, por no conocerla c, unas veces la murmuran y otras, por quedar en ella encandilados, tropiezan y dan de ojos, como las aves noturnas en el día claro.

2. Ahora será bien nos tornemos a nuestro primer intento en las pocas exhortaciones que nos faltan y sigamos a Cristo, que es nuestra guía y el que nos va descubriendo el camino de nuestras muchas obligaciones, para que ellas sirvan de espuelas que nos puncen al pasar adelante y no quedarnos. Porque eso basta para quedar atrasado, como lo quedaría el que, yendo con un correo, se parase no detiniéndose el correo en parte ninguna. Más que correo caminó Cristo y en nada se detuvo, siempre pasó adelante hasta llegar al Padre que lo envió. Y así el que se parare es cosa muy cierta quedar atrasado.

3. De esto será la exhortación presente, siendo Dios servido. Y puesto caso que hablamos con religiosos y siervos de Dios, no será necesario decirles no les sean estorbos las cosas de la tierra ni los gustos y entretenimientos del mundo, que ya habrá pasado ese escalón, siendo Dios servido. Pero, si esto leyere algún principiante, será bien decirle cuatro palabras de la cuenta y cuidado que debe tener de apartar d y desviar su corazón de las criaturas, las cuales, por ser tan bajas, aun para funda no valen del corazón y amor que un hombre sólo debe a Dios. Siempre los boticarios echan los licores y aguas de olor en vasos de vidrio, de plata o en vasijas bien vedriadas, porque no se consuma en ellas. Porque fuera grande ignorancia echarlo en e vasos y brinquiños de Talavera, destos que sirven de golosina a las mujeres, porque ésos se trazuman y los demás, que son de barro, consumen en sí lo que se les echa. [193v] Así es bien entregar las cosas de que hacemos depósito a personas que nos lo vuelvan f cuando se lo pidiéremos, porque fuera recia cosa depositar una basquiña o capa nueva y tornárnosla manchada, maltratada o rota, de donde siempre para los depósitos se piden fianzas. Ningunas tienen dadas las criaturas de que nos tornarán las cosas de la suerte que se las damos. Son pobres, mendigas, menesterosas y desnudas, y ansí gastan lo que en ellas ponemos. Trazúmanse y enbeben en sí nuestro corazón y, cuando nos lo tornan, viene manchado y roto.

4. Que es lo que dijo David: Sicut aqua effusus sum et dispersa sunt ossa mea 2. Por los güesos y nervios se entienden las virtudes, por ser ellas las que sustentan a un alma en el camino de la perfección, como los güesos al cuerpo. Pues dice David: Derraméme como el agua, desperdiciéme, de donde vino que en mí se perdiese la virtud. Y este derramarse bien se deja entender que fue por el depósito que de sí habíe hecho en las cosas de la tierra, las cuales dice que le acometieron como becerros y toros gordos y lucidos: Circumdederunt me vituli multi et tauri pingues g obsederunt me 3. Y éstos abrieron tras mí la boca, como el león que arrebata y ruge. Porque las criaturas son para nosotros más crueles que toros, que despedazan en el coso, y más que leones enbravecidos, que tragan a quien hallan. Aperuerunt super me os suum, sicut leo rapiens et rugiens, psalmo 21, n.14 h. Recia cosa fuera que un hombre diera a guardar un corderillo a un león y una oveja a un lobo y los ojos a un cuervo. Es cierto habíen de dar mala cuenta del depósito, porque, como animales fieros, habíen de consumirlo y dar cabo de él. Eso es sicut aqua effusus sum; derraméme como el agua, que después de vertida nada cogida, porque la tierra sedienta luego la enbebe en sí. Y así hacen las criaturas, que enpapan y enbeben en sí el corazón del hombre y lo dejan seco y sin virtud.

5. Así lo dice el propio David en el mismo psalmo: Aruit tanquam testa virtus mea et lingua mea adhaesit faucibus meis, et in pulverem mortis deduxisti me 4. Secóse mi virtud, dice David, quedó sin jugo como una teja i de barro cocida al fuego, que no sirve sino de cobertura que tapa la olla. No quedó, como si dijera, en mí sino una aparencia de virtud, porque la lengua la tenía trabada al paladar, como está la lengua del enfermo que se abrasa con calentura, sin tener humedad con que refrescarla, hasta tornarme yo un poco de polvo sin vida. Terrible cosa, grandes daños que a un alma le vienen de derramarse por las cosas de la tierra y detenerse en ellas, que mala cuenta dan del tesoro j que en ellas se absconde, pues, como decíamos, son cuervos que sacan los ojos y leones que despedazan.

6. Y así como, ya bien [194r] experimentado, el propio David, en el psalmo 61, n.9, dice y aconseja que sólo en presencia de Dios derramemos nuestro corazón: Effundite coram illo corda vestra. Sólo en presencia de Dios nos dice que nos k derramemos l. Que parece en esto nos aconseja hagamos con nuestro corazón y pensamientos lo que hacen los que encañan el agua y la suben a alguna parte alta, que por la parte baja por do camina va por partes muy estrechas, sin que por ninguna se pueda derramar, para que el peso de la una compela a la otra a que suba más arriba. Pero, después de haber subido lo que ha de subir, luego se derrama allá arriba sobre una copa o vaso grande, sin que se pierda cosa. Eso es lo que David dice: Effundite coram illo corda vestra. Estos vuestros corazones, por la parte de acá abajo, vayan encañados por tan estrecho lugar, que no se derramen por parte ninguna ni diviertan a cosas de la tierra, de suerte que el peso de las virtudes lo compelan y obliguen a que suba a Dios y, en llegando a él, como la altura que se pretende alcanzar, derrámese en Dios, que ahí nada se perderá. Ahí es donde todas nuestras cosas tienen su particular seguro; ahí es donde el depósito se guarda con fidelidad. Ahí es donde san Pablo escondía su alma y vida m, diciendo: Vita nostra abscondita est in Christo Jesu 5, porque de sus manos nadie le quitará lo que su Padre pone en ellas para que lo guarde. Sabe muy bien defender, como dicen, su capa de ladrones, pues allá no llegan: ubi fures non effodiunt nec furantur 6.

7. Parece que esto es lo que el hortelano hace con sus arbolillos, que, cuando los guía, suben en un pie delgado y después, cuando están altos, que ya las ramas no pueden llegar al suelo, los deja que hagan copa y se enramen y mateen cuanto quisieren. ¡Oh buen Dios, y si la verdad de estos exemplos nos enseñasen lo que tanto nos inporta como es apartarnos de las cosas de la tierra! Y en ella, como en tierra y cercanos al mundo, hemos de procurar subir como con un pie solo delgado, adelgazando todo lo que pudiéremos nuestros pensamientos y el trato común, hasta dar con nuestro corazón en lo alto. Que es lo que la Iglesia cada día tanto pide y ruega a sus hijos los fieles, diciendo: Sursum corda 7. Y cuando estemos arriba, donde ya la fructa y ramas no llegarán al suelo, matee este nuestro corazón cuanto quisiere, derrámese en Dios, que ya ahí es lugar seguro.

8. Que ésa pienso yo que fue la razón por qué David comparó n a la mujer prudente a la vid que está metida en los rincones de la casa 8, y no absolutamente a la vid. Porque la vid estiende sus sarmientos sobre la tierra, y así pocas veces su fructo es para conservar y guardar, porque la tierra, [194v] a quien llega, lo pudre. Sino a la vid que está plantada en los rincones de la casa, a quien clavos y paredes la suben y levantan en alto y la sustentan para que sus sarmientos estén subidos. Es el hombre de sí flaco y miserable como la vid, cuyos sarmientos y pensamientos los estiende por la tierra; y así es fructo que se pudre, sin llegar a sazonar. Ha de ser como la vid que se planta en los zaguanes de la casa; ha de ser vid y sarmiento que, arrimado a Cristo, suba en lo alto y, asido con su gracia, como con aquellas gafillas que tienen los sarmientos, dé fructos seguros y apartados de lo que es la tierra. Diránme que Cristo se comparó a la vid y a nosotros, a los sarmientos 9. Es verdad, pero es vid alta que subió y se levantó sobre todos los coros de los ángeles, principados y potestades, como dice san Pablo 10; y nosotros allí asidos, por flacos que seamos, no cairemos en tierra.

9. De manera que es de grande importancia y aun absolutamente necesario para la subida que pretendemos a Dios, no quedarnos en estas cosas de la tierra, no pararnos ni detenernos en ellas. Aquel gran padre de familias, de quien dice el evangelio que salió a coger obreros para que fuesen a trabajar a su viña, reprehendió grandemente a los que estaban parados y ociosos en la plaza, diciéndoles: Quid hic statis tota die otiosi? 11 ¿Cómo estáis aquí ociosos? Como si dijera, aquí en este mundo parados, detenidos, estorbados, ¿es éste lugar de ociosidad y detenimiento? La plaza, como si dijera, ¿no se hizo para comprar y vender, tratar y negociar?, ¿no es lugar de ferias y mercados? Pues, si eso es así o, quid hic statis tota die otiosi? ¿Ociosos y detenidos en el mundo, que sólo se hizo para granjear y vender, para adquirir virtudes y desechar vicios, para trocarnos y entregarnos a Cristo por su sangre?

10. Pregunto yo, hermanos míos, ¿a las criaturas los teólogos no las llaman vestigium Trinitatis 12, huella y pisada de Dios? Pues ¿qué hombre habría en el mundo que, buscando a otro, se contentase p y parase donde topaba q la huella y pasos de la persona que buscaba, y no pasase adelante? Cuando un perro va a caza, ¿párase cuando le da el aire de la liebre o cuando topa rastro de ella r? No por cierto, antes entonces acelera el paso, corre con más brío y se arroja con más presteza. Porque, si el tal perro se parara al aire que le dio de la caza que buscaba y detuviera haciendo señas al amo, es cierto lo ahorcara y se deshiciera de él. De esa misma suerte erraría un hombre que en este mundo se detuviese en las criaturas, que son huellas de Dios. Son un poco de aire y viento [195r] que nos da de aquella eterna sabiduría de Dios, lo cual no ha de ser causa de pararnos, sino de aligerar el paso, de arrojarnos con mayor presteza tras el mismo Dios, a quien nos representan.

11. De esta inquietud s y poco reposo que un alma debe tener en este mundo y en sus cosas t, nos es un vivo retrato y dibujo el sancto Job, en el capítulo 7, n.1, diciendo: Militia est vita hominis super terram; et sicut dies mercenarii, dies eius. Sicut servus desiderat umbram et sicut mercenarius praestolatur finem operis sui, sic et ego habui menses vacuos, et noctes laboriosas enumeravi michi 13. Este es un lugar muchas veces repetido y pocas entendido el misterio que en él ahora nos descubre el sancto Job. La vida del hombre, Señor, guerra es, pero en u la guerra no siempre se pelea, particularmente que entre los hebreos eran escusados hasta los diez y ocho años y, en pasando otra edad, también quedaban libres. Y aun los que están en la guerra no siempre vela la centinela, porque se muda y trueca, y hay tiempo de descanso; no siempre se train las armas a cuestas y el arcabuz al hombro, ratos hay de descanso y reposo. Los días del hombre, Señor, son como los del jornalero, que, en fin, a la noche cesa del trabajo, coge su jornal y se va a descansar a su casa con su mujer y sus hijos. Y no hay esclavo tan atareado majando esparto que no tenga una poca de sombra que le refresque. Pero yo, Señor, habui menses vacuos et noctes laboriosas; yo, Señor, no tengo sino inquietud, desasosiego y poco reposo. Cuando los otros descansan, yo trabajo; cuando reposan, yo echo el bofe. Si dormiero v, dicam: Quando consurgam? Et rursum expectabo vesperam 14. Cuando me acuesto, todo se me va en cuándo me tengo de levantar y, levantado, no me enllena la mañana porque luego me pongo a aguardar la tarde. Nunquid mare ego sum? 15 ¿Soy yo mar, Señor, que jamás para ni reposa, sino que siempre está en unos continuos flujos y reflujos y movimientos de olas que van y vienen? Diránme que Job decía esto cuando estaba en el muladar y que otro tiempo habíe tenido de más reposo, cuando era rey poderoso y grande. Digo que de todos tiempos habla, porque de pretérito dice: Et ego habui menses vacuos et noctes laboriosas. Cuando era w rey tenido, servido y estimado, entonces pasaban por mí los días y los meses vacíos, no hallaba en ellos de qué echar mano ni en qué detenerme, y las noches me eran trabajosas como las que el enfermo x tiene en la cama sin reposar. La causa de todo esto es porque espera a su Dios y redentor.

12. Veamos esto y desmenucémoslo un poco. Si un rey poderoso como Job, un hombre que tanto tenía que dejar y después de sus días lo que más le aguardaba y era el limbo y seno de Abrahán 16 —donde el mejor hombre que allí había era este sancto patriarcha, tan grande hospedador y regalador de sus güéspedes, que por eso se llamó seno de Abrahán, porque allí hospedaban y hacían venta todos los buenos hombres que morían—, con todo esto, no reposa, no descansa en esta vida z, no para ni se detiene deseando ya la otra parando y descansando el que está en la guerra, [195v] él no tiene día de descanso ni reposo: et ego habui menses vacuos et noctes laboriosas, en nada halla quien le dé un poco de alivio; descansa el siervo y para y le viene el día de la fiesta, y al jornalero se le llega finem operis sui, el fin de su tarea, y a mí, Señor, no se me llega la hora del descanso; ni le halla ni le tiene en este mundo, con saber que en el otro solo le aguarda el seno de Abrán y la compañía de un patriarca, dime, hermano, que tú no eres rey ni poderoso ni te aguarda el limbo, sino el cielo, la compañía de los ángeles y presencia de Dios, ¿qué es la causa que aquí nos paramos y detenemos?, ¿por qué queremos hacer aquí moradas y buscamos meses llenos de contento y alegría y noches de reposo y descanso? Abranos Dios los ojos para que pasemos adelante a buscar nuestro último fin a, que sólo está en su divina Majestad.




1 La llamada exhortación 46 del original, por su contenido y características formales, la publicamos como tratado aparte.



asobre lín., en lín. tratado tach.



bms. tratratar



ccorr. de conocerlas



d a sobre lín.



esigue vidr tach.



fms. vuelva



2 Sal 21,15.



gms. taures pingui



3 Sal 21,13.



hms. 15



4 Sal 21,16.



isigue cocida tach.



jms. tesoros



ksobre lín.



lsigue nuestro corazón tach.



msigue vita tach.



5 Cf. Col 3,3.



6 Mt 6,20.



7 Santa misa, invitación del sacerdote antes del prefacio.



nsigue David



8 Cf. Sal 127,3.



9 Cf. Jn 15,5.



10 Cf. Col 2,10.



11 Mt 20,6.



osigue comodo estatis hi tach.



12 Cf. HUGO DE S. VÍCTOR, De sacramentis, cc.21 y 28 (ML 176,225 y 230); Quaestiones in Epistolas Pauli, 34 y 284 (ML 175,440 y 501): «Nota, in magnitudine universitatis notatur divina potentia, in pulchritudine sapientia, in utilitate bonitas, unde constat, quod non solum in universis, sed in singulis relucet quaedam imago et vestigium Trinitatis» (440). Nuestro autor conocía esos textos por la ed. Hugonis... opera tribus tomis digesta (Venetiis 1588). Véase también STO. TOMÁS, Sum. Th. 1 q.45 a.7; QD De Veritate, q.21 a.4.



psigue en tach.



qms. topapa



rsigue a tach.



s in sobre lín.



t y en sus cosas sobre lín.



13 Job 7,1-3.



usobre lín.



vsigue digo tach.



14 Job 7,4.



15 Job 7,12.



wsigue rey tach.



xcorr. de enfermos



ysigue era tach.



16 En Job no se halla esta expresión, que se lee únicamente en Lc 16,22.



zsigue no pa tach.



asigue a Dios tach.






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