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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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EXHORTACION 63

Cómo al justo los bienes recebidos de Dios le hacen alargar el paso en el camino de la perfección y perseverar
en la virtud

1. Así como suele ser causa, para no pasar adelante en la virtud comenzada, la carga y peso de los muchos officios y cuidados que uno pone sobre sí y sobre sus fuerzas, por el contrario, en los pechos agradecidos, nobles y bien inclinados el verse levantados a cosas mayores a que fueron escogidos de parte de Dios, habiendo recebido de Su Majestad la suficiencia con la dignidad, es causa para más caminar y perseverar, aventajándose cada día en el camino de la perfección. La mala bestia con la carga se echa y la buena con ella sienta el paso. La columna inclinada con el peso se viene a tierra y la derecha se afierra y asegura. El officio que dio en su casa Butifar al buen mancebo Joseph no lo dejó caer en peccado y bajeza en su casa. Y con esto hacía Dios tener a raya a David trayéndole a la memoria los officios y dignidad en que lo habíe subido. Y si esto es poco, le dice: Adiiciam tibi majora 1; yo te daré mayores cosas. Y, por el contrario, un Judas del apostolado, trato y conversación con Cristo sacó libertad para venderlo; y el otro inicuo mayordomo, de quien dice el evangelio de la presencia de su señor salió a perdonado [de] los [diez mil] talentos, salió con pecho dañado para ahogar y ultrajar a quien a él debía 2.

2. El espejo b recibe los rayos del sol para encerrar y tener en sí otro sol con otros rayos, y un muladar con ese proprio sol y calor echa y despide de sí mal olor. La cera con el fuego se derrite y a quien le hace ese beneficio parece se quiere dar y en su servicio derramar y verter, buscando en quien estar y a quien comunicar su virtud; y el barro con el proprio beneficio se endurece y aprieta en sí lo que es ajeno. Los nublados en verano truenan y relampaguean y despiden de sí rayos con que atemorizan y asombran, y en invierno llueven y fertilizan la tierra. Y siendo, como dice Esaías los prelados y varones apostólicos nubes (Esaías 60 c) 3, hacen su operación según el aire hace y el tiempo corre en el pecho que se reciben. El navío cargado, en tiempo de bonanza va seguro, y en tiempo de borrasca y tempestad más a peligro. El pecho del pecador es como mar ferviente, [226r] como dice [Isaías] 4, y así cualesquier bienes le estorban; y en el pecho pacífico y sosegado del justo, lo aseguran. Tempus faciendi, Domine; dissipaverunt legem tuam 5. Dios a hacerles bien a dos manos, y ellos a precipitarse y quebrantar su ley. Pero el justo, al paso del bien que recibe, corre a hacer la d voluntad de Dios e.

3. Son como los ríos, según aquello del psalmo 88: In fluminibus dexteram eius 6. El río, con las lluvias y aguas que recibe del cielo, sin detenerlas en sí las lleva con ímpetu a comunicar a los sembrados, porque nada quiere sino para enplearlo en bien y en provecho ajeno. Así es el justo, que, lleno de los bienes que recibe, sale de sí para se dar y entregar en servicio de sus hermanos. Pero los malos son como las lagunas y estanques, que, recibiendo el agua para sí, para nada son de provecho, sino para volver enfermos los lugares cercanos. Y el decir David que en estos ríos está la mano derecha de Dios es porque, habiendo dicho en el psalmo [15] 7 que Dios en su mano derecha tiene grandes riquezas y favores para los hombres, quiso de ellos hacer depósito en los prelados, en quien, estando esta mano derecha de Dios, convino que fuesen ríos que no parasen, sino que corriesen a comunicar la virtud que les daban. Que ésa es la razón por qué, en el lugar que arriba dijo, Esaías los llamó nubes que vuelan 8, porque no han de estar parados.

4. Y por Jeremías 8 los llama médicos: Nunquid resina non est In Galaad? Aut medicus non est tibi? 9 Y el médico, para ejercitar su officio, siempre ha de visitar. No han de ser como los tenderos, que a pie quedo quieren sus ganancias a costa del que compra. Esta es la diferencia del que se busca a sí o el bien de su próximo: que el que se busca a sí, su provecho y commodidad, por vender caro aguarda en casa a que le rueguen por vender bien su mercaduría; pero el que busca el bien ajeno, busca el que le ha de comprar y le ruega, condición del que quiere hacer barato. De manera que los justos, con sus obligaciones dobladas, crecen en la virtud y en el ejercicio de su propio oficio, según el gusto y voluntad de Dios.

5. Son estos tales, de quien vamos hablando, como los animales que vido Eczechiel, que, uncidos en un carro, tenían alas para volar y subir con el peso que Dios habíe puesto a sus cuestas 10; y siendo las alas y la pluma cosas que están tan lejos del buey, del león [226v] y del hombre, paréceles f navío la pluma para volar cuando se les puso la carga, a semejanza de la mujer del Apocalipsi 11, que g, estando ya tan pesada cuanto pedía el día del parto, se vido con alas, como las había menester una mujer que en sus entrañas traía el que sobre sus hombros h llevaba el peso del mundo. Según esto, el prelado, que no sólo lleva una carga sino que sobre su cuello tiene mill yugos y i a su cargo mill almas, para las sustentar y defender con la leche de su doctrina con mayor obligación que la madre al niño que tiene en su vientre, ¡cuántas alas debe tener este tal, cuánta ligereza y cuidado en subir y aventajarse cada día en la virtud! ¡Oh buen Dios, y qué al contrario veo esto! ¡Cuántos hay en el mundo que para sus pretensiones buscan alas de ligero vuelo y se visten de pluma, que no son más que un viento y fuego, y en alcanzando lo que pretendían, quedan más lerdos y pesados que un topo, que han menester mill aguijones y aun muletas para dar un paso en las cosas que tocan a su officio, porque aun pies no tienen, habiéndoles chamuscado las primeras alas el fuego de su ambición y soberbia!

6. De donde proviene que a los unos, como a quien da buena cuenta de lo que le encomendaron, les dará el crecer en la suficiencia y el aumento en la dignidad. Así lo dice Cristo: Euge serve j bone et fidelis, quia in pauca fuisti fidelis, super multa te constituam 12. Y a los otros que no dieron buena cuenta, se les quita el reino para darlo a quien pague tributo de los propios fructos 13. ¿Qué era, pregunto yo, la priesa que daba el otro padre de familias k para que se cortase la higuera que ocupaba la tierra sino no tener fructa 14? ¿Y la que Cristo maldijo 15, sino no tener más que hojas? Porque árbor que ocupa la tierra y su amo lo plantó para que dé fructo a su tiempo ¿qué puede aguardar sino que lo saque, decepen o corten? Y que aquel lugar lo ocupe otro que sea de la condición y naturaleza de la palma, que cargada con el peso sube a se querer acercar al señor que le hizo tal beneficio. Y lo propio tiene el justo de quien vamos tratando, perficionándose cada día en la virtud, según de Dios recibe los beneficios. Etc.

[227r]




1 2 Sam 12,8.



asobre lín.



2 Cf. Mt 18,23-30.



bcorr. de especho



c Esaías 60 al marg.



3 Cf. Is 60,8.



4 Is 57,20: «Impii autem quasi mare fervens».



5 Sal 118,126.



dcorr. de su



e de Dios sobre lín.



6 Sal 88,26.



7 Cf. Sal 15,11: «Delectationes in dextera tua usque in finem»; 47,11.



8 Cf. Is 60,8.



9 Jer 8,22.



10 Cf. Ez 1.



fsigue vinieron tach.



11 Cf. Ap 12,1-6.



gsigue creciéndole tach.



hsigue avíe de tach.



isigue en s tach.



jsigue y tach.



12 Mt 25,23.



13 Cf. Mt 25,24-30.



kal marg. vide



14 Cf. Lc 13,6-7.



15 Cf. Mt 21,19.






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