Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 64
En que se prosigue la materia de la exhortación pasada y muestra los diferentes efectos que hacen en un justo o en un peccador los beneficios recebidos
1. El sancto patriarcha Jacob, cuando de su tierra salió perseguido de su hermano, en aquella visión que tuvo de la escalera pan pedía a Dios para servirle todos los días de su vida: Si dederit michi Dominus panem ad vescendum 1, serviam illi omnibus diebus vitae meae 2. Porque mucho puede un pedazo de pan en un pecho agradecido. Y no es mucho esto haga en un justo, pues, como dice Esaías, el jumento reconoce el pesebre de casa de su amo y el buey a su poseedor 3; y el cebo al pájaro de rapiña que vuela por el aire lo abate a la tierra. Y al propio Jacob, a la vuelta cuando vino de esta peregrinación, quien perseguido y afligido caminaba con tanta flaqueza que se arrojó en el suelo puniendo un canto por cabecera, después, cargado de beneficios que Dios le habíe hecho en casa de Labán, luchando con un ángel, criatura tan fuerte, no lo pudo derribar, antes deseaba concierto y salir a partido 4. Porque, en cosas de Dios, un justo cargado de beneficios es una torre fuerte y muralla inexpugnable para que nadie la combata. Y si el terrapleno defiende las ciudades, quien está lleno no de tierra sino de cielo y de favores divinos qué mucho que esté guardado y defendido, como navío bien pertrechado y calafateado, a quien las dádivas le sirven de áncoras que lo afierran y afirman en a su dador.
2. No son como aquellos de quien David dice: Manducaverunt et saturati sunt, et desiderium eorum attulit eis; et non sunt fraudati a desiderio suo 5. Que les hizo Dios guerra con darles el cumplimiento de sus deseos, y siempre en sus trece. Y otra vez dice que se sentaron a comer y se levantaron a idolatrar 6. Qué diferente de lo que denantes decíamos de Jacob, que por un pedazo de pan se obligaba y hacía asiento con Dios por todos los días de su vida. [227v] Y cuántos hay en el mundo que buscan el beneficio y lo alcanzan con tantos mill de renta que comen, hacienda y dineros con que pretendió Dios granjearlos, y sólo sirvió de tomar de ahí ocasión para sus idolatrías, soberbias y anbiciones, con que hacen guerra al mismo Dios. Como de ellos dijo David en el psalmo 72: que después de los haber Dios enllenado de mill mercedes, apartándolos de los trabajos y miserias que los justos padecen en este mundo, se apoderó de ellos la soberbia y se cubrieron de iniquidad y de impiedad. Ideo tenuit eos superbia; operti sunt iniquitate et impietate sua. Prodiit quasi ex adipe iniquitates eorum 7. Así como de la injundia y redaño de los animales se derrite y sale la grosura y pringue, con que se lardean otras cosas que de suyo son más secas y sin jugo, de esa misma suerte de la prosperidad, riqueza y buena andanza que da Dios a esta tal gente sale y procede la maldad con que los justos y pobres b sin jugo son enpringados y lardeados, para que así más tiernos y sazonados sean digno manjar de Dios.
3. Que parece son como las bestias fieras, que, como les crece el cuerpo, les crecen las uñas y garras con que han de hacer la presa. Y como la sierpe, que primero fue lumbricilla que apenas se podía menear del suelo, y cuando fue creciendo fue subiendo en animal más ponzoñoso, en culebra, y de culebra en serpiente. Harto vil y baja condición es de hombres que, debiendo en su modo de crecer imitar c a la naturaleza, que va de lo imperfecto a lo más perfecto d, y a aquellos de quien dice David 8 que en su corazón ponen mill subidas creciendo de virtud en virtud e, y debiendo imitar a aquel que dice f: Ab infantia crevit mecum miseratio 9; que, como crecía en el cuerpo, iba juntamente creciendo con él la misericordia y entrañas de charidad, con que lleno de amor acudía a remediar el pobre. No sólo no hacen eso, sino tanto al revés, que, siendo en su niñez unos gusanillos que del suelo no se levantaban, creciendo dieron en culebras enroscadas g y en víboras ponzoñosas, con tantas astucias que, si os cogen entre manos, no os sabréis desenredar de ellas. Son semejantes a los demonios, cuya soberbia ascendit semper 10; con nada se apaga su soberbia y falsa presunción con que enpezaron.
4. ¡Ojalá, padres y hermanos míos, nos abriese Dios los ojos del alma para conocer cuáles son los intentos de Dios cuando [228r] se está mirando y remirando cómo nos ha de hacer bien! Cómo las mercedes que nos hace nos servirían de ascuas encendidas que abrasasen nuestro corazón para más le amar y servir. ¡Oh qué spuelas y aguijones son para el justo para no se detener! ¡Oh con cuántas veras se procuran asemejar a los ángeles, que en retorno de la gracia primera y dignidad en que los pusieron non cessant clamare cotidie una voce dicentes 11! h Abramos, mis caríssimos hermanos, los ojos y miremos que éste es el intento de Dios cuando nos trujo a su casa, nos apartó de los demás y enllenó de singularidades, a quien debemos grandes correspondencias. ¿Qué hombre hay que siembre i que no quiera coger? Y tanto cuanto más y j mejor fructo siembra y derrama, tanto más y mejor semilla quiere coger; y el día que otra cosa le sucede, toma de rabia el cielo con las manos.
5. Aquel hombre rey, de quien dice el evangelio, Mathei 22, que celebrando las bodas a su hijo convidó toda la tierra, así pequeños como grandes, no menos que si cada uno de ellos fuera un príncipe, hallando después entre los convidados uno que no tenía vestido de boda, lo mandó echar en la calle a puntillazos y rempujones y, atado de pies y manos, como si fuera loco, que lo arrojaran en las tinieblas exteriores 12. Pues fue tan insensato y ciego que no vido el buen vestido y postura de los otros convidados y sus trapos viejos, con que no debía parecer. Pues, Señor, veamos ¿por qué tanta cólera y rabia con este hombre? ¿Por qué tal castigo? ¿Saben por qué, mis hermanos? Por la mala correspondencia que habíe tenido al beneficio que le habíen hecho, que, habiendo hecho aquel gran padre de familias cuanto pudo con ellos en la comida y en la honra, para tal mesa, tal boda y convite habíe de ser cada uno un príncipe y parecer como cada uno debía a boda y a desposorios que habíen sido convidados. Y quien tan lejos se queda de tener la correspondencia que debe, átenle pies y manos y échenlo en las tinieblas exteriores, y truéquesele la sala y aposento de adorno en muladar asqueroso y el día de boda en día de venganza y el día de placer en k tribunal del crimen. Y si tales fueron los enojos de Dios por un ingrato y hombre de mala correspondencia, ¿qué fuera si fueran muchos los ingratos y desconocidos? Si tanto siente este gran padre de familias un grano que entre los demás [228v] del montón sale l vano, ¿qué fuera si fueran muchos? Y cual y cual el que en la religión hiciera lo que debía. Dénos Dios su gracia, por quien es, para que acertemos a servirle a su gusto y voluntad.