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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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EXHORTACION 67

Cómo el que no tiene buena correspondencia con Dios en los a beneficios que de su mano recibe, en lo que es de su parte defrauda los pensamientos que Su Majestad tiene b, para que no consigan lo que en el hombre pretende c

1. Fuerza es darse Dios por agraviado del alma que, regalada con favores, no los trueca en provecho y mejoros suyos, porque por ese camino parece quedan los pensamientos de Dios defraudados d, porque, cuando a mí me hace bien, todo su intento es e que sea más bueno f. Su hacienda tiénela Dios en este mundo en sanctos y siervos suyos. Este es su ajuar y caudal, éste su trato y bienes. Fecit nos Deus, ut essemus sancti 1. Y para este edificio los materiales que junta son los bienes temporales y espirituales que pone en nuestras manos, para que g, como arbañires, con su ayuda edifiquemos y reedifiquemos nuestras almas en un templo vivo para sí h.

2. Una de las cosas afrentosas que Cristo dice del que enpieza y no prosigue en adelante, es que enpezó a edificar y no pudo acabar 2, en que descubrió ser hombre falto de prudencia y discreción, que tomó a su cargo cosa que a los ojos no había de poder llevar adelante. Puesto, pues, caso que Dios pretende que seamos sanctos, acudiendo con lo suficiente para que en nosotros se cumplan sus intentos, no haciéndolo de nuestra parte, damos ocasión para que a Dios se le dé la vaya de que enpezó a edificar y, no quiriendo forzar nuestras voluntades dejándonos libres en nuestras operaciones, no pudo acabar.

3. Es i uno de los mayores blasones que tiene Dios en su escudo perficionar obras y acabar comienzos, según aquello del Deuteronomio: Dei perfecta sunt opera et omnes viae eius judicia 3; son las obras de Dios perfectas y tan acabadas, que aun los medios para esa perfección, que son los caminos, son un juicio. O, como si dijéramos, son menester muchos juicios para los entender y percebir. Y según aquello que san Pablo dice: Qui coepit in nobis, ipse perficiet 4; tiene Dios de condición y propiedad perficionar en nosotros lo que enpieza. Pues, si esto es propio de Dios, ¿qué afrenta le puede venir de nuestros menoscabos, no siendo Su Majestad la causa, sino tiniendo nosotros la culpa?

4. Digo que, cuando dos personas tienen puesta conpañía en algún trato, puniendo el uno el caudal y el otro la industria, cuando el trato se pierde por falta del que beneficia [232r] la hacienda, al uno y al otro viene pérdida y menoscabo, y aun afrenta en quien no sabe con cuán larga mano puso el caudal suficiente para que la hacienda se aumentase. ¡Oh sancto Dios, y si el hombre bien considerase lo mucho j que tú haces y pones de tu parte para que el hombre se salve y mejore, tomando por principal ganancia nuestro propio bien, sólo pidiéndole al hombre de su parte la industria y el quererse aprovechar de las mercedes y beneficios que le envías k! Pero el hombre, ingrato a tus misericordias, dejándolas perder por no las querer beneficiar, se pierde a sí proprio, hacienda y bienes del mismo Dios, quedando su honra como en peligro para los ignorantes, que no saben lo mucho que Dios hizo y lo poco que a l el hombre se le dio m.

5. Una de las cosas que a David le hacía pedir con grandes ansias perdón de sus culpas y peccados fue, como él dice en el psalmo [50], para que Dios en aquel perdón quedase justificado: ut justificeris in sermonibus tuis 5. Pues veamos, cuando en pena de su peccado David muriera ¿no quedara justificado Dios? Antes parece que muy bien, pues es cosa justa, al que ofende a un tan gran Dios sobre tantas mercedes recebidas n, quedar justificado quitando la vida a quien no se aprovecha bien de ella. Digo que Dios habíe puesto su palabra de hacerse hombre y nacer de aquel linaje de David, y en esto todo el caudal y posible era de Dios. Y de aquel linaje sólo se ponía la propagación de padres a hijos, por quien Dios habíe de descender y venir a nosotros, como o agua por arcaduces. Y habiendo peccado David y tiniendo él solo la culpa de aquella quiebra, faltando Dios en esta promesa no por su culpa sino de los hombres, a quien no fuese notorio el peccado que David habíe cometido y cuán justificado quedaba Dios quitando la vida a un atrevido y alevoso, y no cumpliéndole la palabra habiéndose hecho indigno de ella, parece que era dar ocasión de que hubiese quien de Dios murmurase y dijese: Si dio palabra que no cumplió, si enpezó cosa que no acabó. Y para quitar dichos de las gentes que pueden resultar en algún menoscabo del mismo Dios, sepa todo el mundo que tibi soli peccavi et malum coram te feci, ut justificeris in sermonibus tuis 6. Sepan todos que yo he peccado y que yo tengo la culpa de cualquier suceso, y no Dios, pues de su parte todo ha sido [232v] hacerme mercedes y añedir a unas grandes otras mayores. Sólo de mi parte ha sido la pérdida y se ha rompido el p trato q y contrato que Dios habíe puesto conmigo.

6. Aunque, Señor, dice David, más gloriosa justificación vuestra será que me perdonéis mis culpas: Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam 7. Y si yo he perdido lo que hasta hoy me habéis dado, todo en orden a cumplir vuestros intentos y pensamientos, poderoso sois y grande misericordia tenéis, pues podéis sanar este vaso quebrado y tornar a poner en él vuestro spíritu principal lavándolo una y otra vez. Estas son, Señor, las victorias más gloriosas, cuando el enemigo se rinde con beneficios del que le hace la guerra, y no vertiendo sangre. Esto, Señor, importa mucho para que vuestras obras queden más justificadas en las personas que en ellas pusieren los ojos.

7. ¡Oh qué doctrina ésta, y qué bien queda entendido de aquí el grande mal que hace el hombre cuando da ocasión a Dios con sus graves peccados a que en él no acabe lo que ha enpezado, sino que lo obliga a que venga a las manos; y el que pretendía ganarme y rendirme con favores, le dé ocasión para que los trueque en disfavores y la misericordia en justicias; y lo que habíe de ser ocasión de que todo el mundo lo alabase, se torne en juicio de si Dios enpezó y no acabó! Todo esto se sigue cuando con los beneficios yo no me mejoro y procuro ser sancto y salir con aquello para que Dios me formó y hizo, que es lo que ahora decíamos, que fecit nos Deus, ut essemus sancti 8.

8. Esto es lo propio que David decía cuando, contando las misericordias de Dios, dijo en el psalmo [102]: Qui coronat te in misericordia et in miserationibus; qui replet in bonis desiderium tuum: renovabitur ut aquilae juventus tua 9. Notemos por charidad estas palabras y particularmente las considere quien más recibe. Son tantas las mercedes que Dios hace a un alma, que por todas partes la tiene cercada. Qui coronat te in misericordia; en casos de misericordia corona hace Dios, que no deja portillo por donde no lo cerque y rodee. Pero, en materia de justicia, por sólo un lado toca, como Job dice: Manus Domini tetigit me 10. Y cuando el demonio pide licencia para perseguir a Job, una parte sola le [233r] entriega: primero sus bienes y hacienda, reservándole su persona; y luego le dan licencia para que le hiera en el cuerpo y que le guarde el alma 11. Pero, en materia de bienes y misericordias, nada reserva ni guarda Dios; a todo el hombre acude a le hacer bien con dos manos, al cuerpo y al alma. En retorno y en corona andan sus misericordias.

9. Qui replet in bonis desiderium tuum; en materia de bienes enllena Dios el deseo del hombre. No en materia de males y de justicia y rigor, de suerte que el hombre, aunque r se desee mill males, no le acude Dios, sino que le deja sus deseos vanos y vacíos. Pero, en materia de desear bienes, todos sus deseos se los cumple y se los enllena. ¿Y sabido con qué intento? Es para que se renueve como el águila. Que, así como el águila se envejece creciéndole s el pico y no pudiendo comer y después lo quiebra en una piedra, de esa misma suerte, en los beneficios recebidos, se renueva el justo y adelgaza el pico para los saber agradecer. Y así como la culebra, entrando por piedras estrechas, se desnuda de la camissa vieja y queda renovada, de esa misma suerte nos aprieta Dios coronándonos de beneficios y misericordias, para que, apretándonos en ellas, nos desnudemos del viejo Adán y quedemos renovados en hombres nuevos de gracia, por quien se da la gloria.




asigue be tach.



bcorr. de tienen



ccorr. de pretenen



dsigue el tach.



esigue en tach.



fsigue p tach.



1 Cf. Ef 1,4.



gsigue como tach.



hsobre lín., en lín. Dios tach.



2 Cf. Lc 14,30.



isobre lín., en lín. siendo tach.



3 Deut 32,4.



4 Flp 1,6: «... qui coepit in vobis opus bonum, perficiet...».



jcorr. de muchos



ksobre lín., en lín. haces tach.



lsobre lín.



msigue una tach.



5 Sal 50,6.



nsigue el tach.



osigue p tach.



6 Sal 50,6.



psigue justo tach.



qcorr. de contrato



7 Sal 50,3.



8 Cf. Ef 1,4.



9 Sal 102,4-5.



10 Job 19,21.



11 Cf. Job 1-2.



rsigue de tach.



sms. criándole






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