Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
2
Jhs. Maria
A un hábito. Diliges Dominum Deum tuum a 1
Una de las mayores misericordias que Dios usó con los hombres fue buscar orden y modo para que le amasen. Y el dejarse Dios amar de los hombres es tan alto que, con alcanzar tantas cosas, Aristóteles nunca pudo alcanzar ésta. La razón que daba dice 2 que entre los amantes se han de guardar tres condiciones: igualdad, familiaridad y trato. Y como él no alcanzó el hacerse Dios hombre, donde todas se cumplieron, hízosele dificultoso el mundo, etc. Ahora, para haber de ser amado, nos pone Cristo tres razones que a ello mueven a todo hombre y, en particular, a su charidad.
Dominum Deum tuum b; el ser Señor, Dios y tuyo. Ya se sabe que el ser uno siervo de otro le obliga a amarle, [2v] el comer su pan, etc. Cuenta Valerio Máximo de un esclavo que supo que querían matar a su amo y se puso sus vestidos y anillos y se ofreció a la ocasión; y murió él y vivió su amo 3. Pues ¿cuál debe ser la obligación del siervo si supiese que el señor, por librar al esclavo, se viste, etc., y se ofrece a muerte? De Cristo, lo que dice san Pablo a los Corintios 6: Mirad que fuisteis comprados con grande precio 4. Y san Pedro: Non corruptibilibus auro vel argento (1 Pe 1 c) 5. Y en particular toma hoy otro dominio particular Dios en su charidad: que entra no para ser siervo, sino para ser esclavo. Es grande la diferencia que hay del sclavo al siervo. El siervo sirve por su jornal y a tiempo; el esclavo siempre y no tiene que poner los ojos en la paga. Lo que dijo el Spíritu Sancto: Transite ad me, qui concupiscitis me, etc. 6
La segunda, porque es Dios, Dios poderoso que crió el cielo y la tierra para nuestra morada; habernos hecho a su imagen y semejanza 7. Hermano, también esto obliga al seglar. Sí, pero, trayéndole a su charidad a la Religión, un no sé qué se tiene más de acción; y hoy viene a hacer nuevos dibujos a la semejanza de ese gran Dios. Y demás de eso, pongamos los ojos en las obras de la redempción; que, como poderoso Dios, nos libró del infierno, obra que asombra al cielo, al infierno y al mundo. Muchas fueron las obras que hizo Dios por el pueblo israelítico; de ninguna les hace cargo sino de haberlos sacado de Egipto: Ego Dominus, qui eduxi te de terra Aegypti d (Ex 20e) 8. Y por Oseas: Ego Dominus Deus tuus ex terra Aegypti f 9. Pues ¿antes no lo era? Sí, por cierto, pero dende entonces lo mostré con nuevos regalos y los obligué con nuevas obligaciones. Esta obligación tiene en particular su charidad: ver que hoy lo saca, etc., y dende hoy es nuevamente Señor suyo, porque dende hoy le ha de hacer nuevos favores.
La tercera razón es porque es nuestro. ¿Quién no ama sus cosas, su hacienda? Y aun en esto los hombres son tan apasionados que dirán mal de las cosas buenas ajenas por decir bien de las malas suyas. Y aun decimos acá: por su ley y por su rey, y por lo g que es tuyo, morirás. Según esto, cuando uno no amara a Dios por las dos cosas primeras, siquiera porque es nuestro, y tan nuestro que tú no eres tan tuyo como Dios es nuestro. Assí siempre decía san Francisco: Dios mío y todas mis cosas; salud, sosiego, etc. San Pablo decía, scribiendo a los Philipenses 10: Omnes quaerunt quae sua sunt. ¿Por qué no buscaré yo a Dios, que es tan mío? Y Si Dios es mío, míos serán sus ángeles, su cielo, su muerte, cruz y clavos. Nabot, por defender su viña, le costó la vida 11. Cristo es nuestra h viña: Ego haereditas tua et merces i magna nimis 12. ¿Por qué por amarle no ha de perder el hombre la vida si fuere menester? Que en esta muerte y pérdida está la misma vida. Si pierdo una esmeralda, lo siento en el alma, por ser buena y por ser mía. Y aunque Dios es de todos, pero particularmente de su charidad. Los demás están divididos, parte en la hacienda, parte, etc.