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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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Alius ad habitum. Cómo por penitencias y trabajos se camina
para el cielo, et ex consequenti, es gran misericordia de Dios otorgarlas. Pregunta: Quid petis? Responde: Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

[8v]

Jhs. Maria

Regnum caelorum vim patitur, et violenti rapiunt illud 1. La conquista del cielo es sacomano, a fuego y sangre se gana. ¡Qué es ver las temeridades que los soldados hacen cuando a una ciudad se le pone cerco y le dan saco: el uno se entra por punta de espadas y llega allá hecho tajadas; el otro se echa en las picas y el otro pasa por las llamas, y el otro trepa por las murallas; y mientras más uno hace, mayor honra y mayor gloria! ¡Oh cielo santo, oh gloria dichosa, cómo veo el día de hoy en el cerco que te tiene puesto nuestra madre la Iglesia, que se padece fuerza, pues veo que los que te han querido alcanzar unos entran sin cabeza, otros sin pies, otros sin manos, otros hechos tajadas, unos azotados y con escorpiones, y otros pasan por las llamas; y mientras más uno hace, mayor honra, mayor bienaventuranza! Esta es la que hoy buscan nuestros hermanos cuando los veo que se quieren meter por medio de spinas y de abrojos, trepar por las dificultades a pies descalzos; y mientras más hicieren, mayor honra y mayor gloria, porque regnum caelorum vim patitur, et violenti, etc. Con trabajos se alcanza la victoria.

Un Salomón, Cant 7: Statura tua assimilata est palmae, et ubera tua botris 2. La palma el peso no la detiene y el racimo de uvas da su licor en el lagar; y el justo lo alcanza con el trabajo. Si quisieres tratar largo sobre esas dos semejanzas de la palma y el racimo de uvas, la semejanza de la palma está en la Cuaresma del padre Zamora 3, en el domingo de ramos, y es admirable. No la escribo porque pienso la he scripto ya en otra plática 4. La del racimo se hallará en el mismo autor 5, en el sermón de la resurrección: Dominus regnavit a ligno 6. No lo escribo porque pocas cosas trocadas están en la plática antes de ésta y porque vaya de cosas diferentes y no se dupliquen, en confirmación de lo que arriba dijimos: cómo el reino de los cielos padece fuerza y lo mucho que los sanctos hacen por agradar a Dios y llevarse ese bien.

Quiere el sposo declarar la mucha gala y donaire que su celestial sposa tiene en los cabellos y dice 7: Capilli tui sicut greges caprarum quae ascenderunt de [monte] Galaad 8; vuestros cabellos, sposa mía, los cuales como pastora traéis volados al aire, son muy semejantes a las manadas de las cabras cuando suben saltando y brincando por el monte de Galaad arriba. Y dejado el sentido literal de estas palabras donde, según san Atanasio y san Gregorio Niseno 9, están encerrados particulares misterios de la Iglesia, san Agustín por los cabellos de la cabeza de la sposa, que es Cristo nuestro Señor, que es cabeza de este cuerpo místico de la Iglesia cathólica, entiende los justos que, así como hermosean y adornan la cabeza, así los sanctos son hermosura y adorno de su cabeza Cristo 10. Y así como la hermosura y vida de los cabellos se debe [9r] a la cabeza, de donde reciben su virtud, así toda la que hay en los sanctos es debida a Cristo su cabeza, de quien la tienen comunicada: Vita nostra est abscondita in Christo 11.

Pues compararlos éstos a las cabras, gente que en la ley vieja era dedicada a los sacrificios y holocaustos, que unas hacían pedazos y partían por medio, otras quemaban, a otras les sacaban las entrañas y el corazón para ofrecérselo a Dios en su altar, fue decirnos debajo de este símbolo los muchos martirios, tormentos, penitencias y mortificaciones que habían de padecer por agradar y servir a este buen Dios. Lo mismo se significó en llamarlos cabellos, cabellos de dama que, a trueco de pararlos rubios y de color de oro, suelen martirizarlos y darles mill géneros de tormentos, que ni perdonan al hierro ni al fuego ni a las lejías fuertes ni azufres. De esta misma manera han de padecer los justos para hermosearse y agradar a Dios.

La Iglesia lo canta con admiración: Sancti per fidem quanta passi sunt tormenta 12. Tiene esto el cabello, dice san Gregorio Niseno 13: que tiene vida vegetativa, pero no sensitiva; no sienten, como la mano y el pie, sino que podréis atormentarlos cuanto quisiéredes sin que se oiga un ¡ax!, un quejido. ¡Qué encanto y qué insensibilidad la de los sanctos!, que por más que se encrueleciesen contra ellos las manos de los tiranos, non murmur resonat, non querimonia, sed corde tacito, mens bene conscia conservat patientiam 14; no mostraban cobardía o sentimiento en el alma, y aun muchos en los cuerpos eran cabellos de Dios que, aunque vivían al mismo Cristo y en Cristo su cabeza, pero estaban insensibles y muertos a los tormentos. Que es lo propio que explicó san Gregorio Niseno sobre aquellas palabras, Math 16 a: Si quis vult venire post me, abneget semetipsum 15. Preguntóle un discípulo suyo qué cosa era negarse un hombre a sí mismo, y por un muy buen modo le dio a entender que estar muerto. Llevóle de la mano a un cementerio lleno de huesos podridos y hediondos y díjole: —Diles a estos huesos que ves mill afrentas e injurias y vuélveme con la respuesta. Hízolo así y comenzó a decirles: —Huesos podridos y hediondos, muertos, corrompidos, asquerosos, imagen de la muerte, espanto de los hombres; huesos de hombres facinerosos y homicidas. Vuelve al sancto y pregúntale: —¿Qué te dijeron? —No cosa alguna. —Vuelve allá y diles mill alabanzas. Díceles: —Huesos invencibles, valerosas armas y fundamento de valerosos capitanes y gente ilustre, etc. Torna y dice: —Ya hice, señor, lo que me mandaste. —Y ¿qué te dijeron? —Lo que primero, nada; callaron al fin como muertos. —Pues cuando estuvieres tan muerto como esos huesos y tan insensible como ellos, entonces te habrás negado. Así su charidad, cuando estuviere tan insensible como aquellos huesos, entonces será cabello de la cabeza, Cristo, y hermosura de Dios, etc. [9v] Porque el reino de los cielos padece violencia 16 y es necesario trabajo y caminar agua arriba.

Preguntan los sanctos la causa por qué el Hijo de Dios b subió a predicar aquel altíssimo sermón de las bienaventuranzas y de su premio a lo alto del monte: videns turbas, ascendit in montem 17. ¿No fuera mejor y más a propósito predicar en lo llano, donde mancos y cojos y enfermos le pudieran oír, que no subirse a lo alto del monte y llevar su auditorio arrastrado por aquellas quebradas y peñascales? Muchas razones de esto dan los sanctos. San Gregorio 18 y san Agustín 19 [dicen] que para significar la alteza de la doctrina que había de predicar, que era más alta que la cumbre de aquel monte alto. San Crisóstomo 20 dice que para dar a entender que el predicador del evangelio, antes que trate de predicar, ha de haber subido a la cumbre de la perfección, según aquello de Esaías 40: Super montem excelsum ascende, tu qui evangelizas Sion 21. San Remigio 22 [dice] que por ser lugar más a propósito, porque abajo el gran concurso de gente no le daba lugar, porque lo atropellaban. Otro gravísimo doctor a nuestro propósito dice que, por ser sermón de bienaventuranza, del cielo, etc., quiere fatigarlos, cansarlos primero; quiere que vayan cuesta arriba, por breñas, con sudor y cansancio, porque regnum coelorum vim patitur 23, y el cielo sólo se debe al trabajo y a la fatiga.

Esto propio nos dio a entender aquel sposo celestial (Cant 4) donde, llamando a su sposa que venga a recebir la corona que le tiene labrada y tejida de rosas y flores, la avisa primero dos veces que enderece su camino por el Líbano si quiere alcanzarla: Veni de Libano, sponsa, veni de Libano, veni, coronaberis 24; ven, sposa mía, a recibir la corona que te tengo aparejada en el cielo, pero avísote que te vengas por el Líbano, y de otra manera no la gozarás, etc. Líbano, dice san Jerónimo 25, que es lo propio que candidatio, el blanqueadero donde se blanquean las cosas. Y conforme a eso será el blanqueadero, la Iglesia y la religión en particular, donde se blanquean las almas tiznadas y negras. Pero ¿quién no sabe que para blanquear una cosa ha de ser a poder de trabajos y tormentos?

Mirad, señores, para sacar el papel con la blancura que veis, los tormentos que recibe: en el molino primero, allí lo despedazan y lo hacen añicos y menuzos; luego aquellos trapos o cejos los echan en agua, tras eso los quebrantan y muelen y echan en una atahona. Y al fin sale aquel papel tan blanco que puede competir con la blancura de la nieve. El alma no trae blancura de suyo, antes nace fea y tiznada. Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum, lavabis me, [10r] et super nivem dealbabor 26. Pues para blanquearla ha de ser a puros trabajos y tormentos, y así es menester que ande el silencio, la penitencia, la disciplina, la cruz. Oh padre, ¿y para qué tanto? Ya parece atahona y molino. Es verdad que es atahona; y aún plegue a Dios con tantos jabones os den la corona. Y por ahí habéis de pasar, por el Líbano, por ese blanqueadero. No habéis de parar. El molino mientras no anda no gana; y cuando vos cesáredes de obrar y trabajar no ganaréis.

Aquel caballero que vio san Joan en su Apocalipsi que salió con su caballo con tanto brío, que llevaba corona en su cabeza, aljaba y arco en la mano, y que salió para vencer y derribar enemigos, dice entre otras cosas que el título de su reino lo traía escrito en el muslo: Et habebat in vestimento et in femore eius scriptum: Rex regum, et Dominus dominantium 27; Rey de reyes y Señor de los señores. Reparemos en esto: ¿por qué traía en el muslo escripta esta letra? ¿No fuera mejor escribirla en la frente, en la corona, etc.? No pareciera mal en el pecho o en el escudo grabado con letras de oro. Ahora notad un pensamiento de un grave doctor. Antiguamente, como ahora se trae la espada en la cinta, se tenía colgada de un talabarte o tahalí, y venía a caer de medio a medio en el muslo. Y ahí tenía la letra y el título real que se viniese a juntar con la espada, en significación que, aunque el título y reino de la gloria convenía a Cristo por mayorazgo y herencia y le era debido por ser Dios verdadero, pero con todo eso le había de costar sangre y ganarlo por la espada y a fuerza de armas: Oportuit Christum pati, et ita intrare in gloriam suam 28. No se descuide nadie con decir: predestinado estoy, escogido me tiene Dios para el cielo, aparejada me está la corona. Todo eso es verdad, sí lo es que estáis predestinado, pero con todo eso es menester echar mano a la espada, conquistar el cielo por armas, ganarle con penitencia, con pobreza, que ésa es la causa por qué la majestad de nuestro Dios y Señor los trae a la Religión, donde es el blanqueadero y el molino, etc., para que salgan papel blanco, digno de poner y escribir en los premios eternos, etc.




1 Mt 11,12.



2 Cant 7,7.



3 ZAMORA, LORENZO DE, O.Cist. († 1614), Discursos sobre los misterios que en la cuaresma se celebran, Lisboa, por Pedro Crasbeeck, 1604, 585-618 (Dominica in Ramis palmarum), en especial 593-597 (Discurso primero, 4). Sobre el autor puede verse DHEE IV (Madrid 1975) 2801-2802. El mismo año se editó esa obra también en Valencia. Otra ed. anterior se hizo en Alcalá (1603).



4 En la que hace el núm. 72, citando las mismas palabras del Cantar de los Cantares, remitirá de nuevo al comentario ya escrito en una plática de toma de hábito, pero no se halla tal texto.



5 Cf. ZAMORA, L., o.c., 700-727 («Sermón en la mañana de la resurrección: Dicite nationibus, quia Dominus regnavit a ligno»), en especial 724-726.



6 Breviario romano, fiesta de la Exaltación de la santa cruz (14 de septiembre), himno Vexilla Regis: «Regnavit a ligno Deus».



7 Desde aquí todo el resto de la plática está copiado de DIEGO DE LA VEGA, O.F.M., Paraíso de la gloria de los Santos, donde se trata de sus prerrogativas y excelencias, II, Valladolid, por Juan de Bostillo, 1607, 416-421 («En la festividad y solemnidad de todos los santos»).



8 Cant 4,1.



9In Cantica Canticorum, hom.7 y 15 (MG 44,922-923, 1103).



10 Cf. Enarrationes in Psalmos, ps.118, sermo 15,2 (CCL 40,1711).



11 Cf. Col 3,3.



12 Evoca dos antífonas del Breviario romano, oficio del común de varios mártires: «Sancti per fidem vicerunt regna...»; «Omnes sancti quanta passi sunt tormenta...». Cf. Sab 3,4.



13In Cantica Canticorum, hom.15 (MG 44,1103), en la versión latina: «Solos capillos videmus et partem corporis esse, et sensu tamen carere. Atque hanc partis hujus proprietatem esse, declarat hoc ipsum, quod neque exustione neque sectione reliqui corpori instar, dolorem capilli percipiant».



14 Breviario romano, común de mártires, himno Sanctorum meritis. En vez de corde tacito, se lee corde impavido.



ams. 19



15 Mt 16,24.



16 Cf. Mt 11,12.



bsigue a tach.



17 Mt 5,1.



18 Cf. In I Regum, 6,114 (CCL 144,613): «Mons excelsus perfectio est doctrinae et operis» (a propósito de Is 40,9); Moralia in Iob, 33,1 (CCL 143B,1670-1671).



19De sermone Domini in monte, 1,2 (CCL 35,2): «Si quaeritur, quid significet mons, bene intelligitur significare majora praecepta justitiae, quia minora erant quae Judaeis data sunt».



20 Cf. In Matthaeum, hom.15 (MG 57,223).



21 Is 40,9.



22 Idea que no se halla en san Remigio, pero sí, por ejemplo, en RÁBANO MAURO, Commentarium in Matthaeum, 5 (ML 107,793): «Hic potest videri Dominum multas turbas vitare voluisse, et ob hoc ascendisse in montem, tanquam recedendo a turbis, ut solis suis discipulis loqueretur». La glosa interlineal apostillaba: «Quasi multitudinem vitans ut solis discipulis loqueretur» (Biblia sacra..., V, 17v).



23 Mt 11,12.



24 Cant 4,8.



25 (Atribuido), Epistulae, 9 (ML 30,131): «Ac deinde inquit: Veni de Libano, veni, coronaberis (Cant IV, 6, 8). Non immerito igitur venire de Libano jubetur, quia Libanus candidatio interpretatur. Erat enim candidata multis meritorum virtutibus, et dealbata nive candidior Spiritus Sancti muneribus, simplicitatem columbae in omnibus repraesentans».



26 Sal 50,7.9.



27 Ap 19,16.



28 Lc 24,26.






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