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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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7

[10v]

Jhs.

Eiusdem ad habitum. Pregunta: Quid petis? Responde: Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

Considerándose el sancto y real propheta David y viéndose cercado de tribulaciones y trabajos, alguaciles y porquerones de justicia que le pretendían echar mano, vuélvese a Dios y dícele: Tu es refugium a tribulatione quae circumdedit me 1, etc. Es tan propio de Dios ser refugio y amparo de los que se acogen a él, que la idolatría comenzó en el mundo por pensar los hombres que no podía dejar de serlo quien valía a los que se le llegaban. Y porque un emperador, queriendo honrar a su padre difunto, le levantó una grande statua e hizo ley que no pudiesen ser presos los que a ella se acogiesen; y, viendo por las provincias de su imperio que les valía, vinieron en agradecimiento a levantar otras statuas y a ofrecerles sacrificio, pareciéndoles que quien era refugio de perseguidos y afligidos no podía dejar de ser dios. Y dijeran bien, si la statua fuera la que los librara con sus propias fuerzas y no la ley ajena puesta, porque es propio de Dios ser refugio y amparo del atribulado cuya tribulación le cerca. La mayor tribulación es la de la culpa, porque ésta coge de pies a cabeza, cerca y rodea y es como apoplejía que traba y encoge todos los nervios. Así el peccado ciega los ojos, traba la lengua, etc. Y Dios sólo es el que puede ser refugio de los peccadores librándolos de su peccado: Erue me a circumdantibus me 2. Cuando uno peca, luego le pone el demonio cerco y guarda porque no se le vaya. Y así el sancto propheta, viéndose cercado de estos daños y males, vuélvese a Dios y dícele: Tu es refugium. Pues eres mi refugio en la culpa, sélo, Señor, librándome de los que me cercan, que son los demonios, etc.

Parece que en esto se ha David como la garza cuando en el aire se ve acosada de los neblíes y se vienen a acoger debajo de los pies de los cazadores, queriéndose favorecer de los mismos que enviaron los azores. De la misma manera, viéndose David acosado de trabajos, de persecuciones, de demonios, etc., abátese y arrójase a los pies del cazador Dios, que es el que envía los propios azores, trabajos y penas, etc. Salvo que hay una diferencia: que la garza que se va a favorecer del cazador el mismo cazador le quita la vida y la mata, pero la Majestad de nuestro Dios y Señor al que se favorece de él esle refugio y líbralo. Y así David, después de haberlo llamado refugio, lo llama exsultatio mea 3, mi alegría [11r] a y mi exultación, porque me libras y me defiendes. Hoy, hermano, se le muestra Dios ser refugio y amparo, librándole de las tribulaciones que en el mundo cercan y rodean a los que en él andan, dándole por sagrado su casa, su Religión, porque el demonio, ministro de justicia, aquí donde está le ha de cercar, rodear e inducir y persuadir a que salga para le tornar a echar mano. Advierta que así como hoy es su refugio, Dios en adelante será su alegría, librándole de los que le cercan, porque es officio de Dios a los que de él se amparan no dar muerte como los otros cazadores, sino serles vida y exultación.

Tu es refugium meum. Como si dijera: No tengo otro amparo ni otro refugio ni a otro a quien apellidar b sino a ti, Señor. ¿No veis cuando la justicia echa mano de uno para quererlo sacar de sagrado con violencia, y de hecho lo saca? Si le toma la confesión, haciéndole preguntas, siempre responde: Iglesia. ¿Cómo os llamáis? Iglesia. ¿De qué tierra sois? ¿Hicisteis este delito? Iglesia. Etc. Y es que de nada se quiere valer, sino de la iglesia adonde se acogió. Que si difiere a otra cosa respondiendo a las preguntas, es visto desistir del derecho que tiene a la iglesia. Ella le vale y la justicia le vuelve a restituir y se libra con su comodidad. Dios, hermano, hoy es su refugio y amparo. Si persevera no queriéndose valer de otra cosa, quedará libre. Y cuando le pregunte la justicia y el demonio, que es su ministro: —¿Qué has de hacer sin padres? —(Iglesia) Dios es c mi refugio. —¿Cómo dejas tus amigos? —Dios es mi refugio en mi tribulación, que me cerca. —¿No ves que morirás andando desnudo? —(Iglesia) Dios es mi refugio a tribulatione quae circumdedit me 4, en todas, no en una, sino en todas las que me cercan. De todas las suertes y tentaciones que trae el demonio y de todas [las tribulaciones] se ha de valer con Dios. Porque si alguna vez varía poniendo los ojos en otra cosa, queriéndose amparar de la carne y sangre, es visto perder el derecho a la iglesia. En confirmación de esto, trayendo en las letanías nuestra madre la Iglesia el cerco que el hombre tiene de trabajos, siempre repite unas propias palabras, diciendo 5: Te rogamus audi nos; a morte perpetua, te rogamus audi nos; a spiritu fornicationis 6, etc. Siempre una propia palabra, porque sólo Dios es el que es nuestro sagrado, refugio y amparo.

En confirmación de esta verdad, que Dios es amparo del afligido, dice un autor que una de las razones por qué Cristo quiso resucitar y subir con sus propias llagas al cielo fue para que las almas devotas y afligidas hallasen en cada una un escondridijo donde acogerse en sus tribulaciones y angustias. Como en los edificios los agujeros donde estuvieron d los mechinales, quedando descubiertos, sirven de amparo donde se acoge la mansa paloma cuando se ve perseguida del gavilán, así en las llagas de Cristo [11v] halla el alma afligida muy cierto amparo en todas sus fatigas.

Viene con esto otra letra de este verso: Tu es refugium meum: Tu es latibulum meum a tribulatione 7; tú eres mi escondridijo en mi tribulación. Como el que se entra en sagrado busca los lugares más escondidos y apartados, temiéndose tanto de la justicia que aun de allí le parece que le han de sacar, hoy, hermano, viene huyendo de la justicia y Dios le es su refugio, dándole su casa; y, viviendo con temor, ha de buscar lo más escondido, lo más apartado, lo más secreto. Mire lo que dicen de la sposa de Dios: Sicut vitis abundans, in lateribus domus suae 8; por estar escondida en los rincones, por eso fue abundans. Hoy entra su alma de su charidad por sposa de Cristo, quiere ser abundante en deseos y pensamientos, en obras; busque lo más escondido, lo más secreto, la casa de Dios, etc. Y el refugio del hombre es aquella sancta humanidad; métase en aquellas llagas sanctas, en aquellos rincones de su casa, porque propio es de Dios valer a quien él acude, aunque esté más cercado. A quien hay que temer es al que queda en el siglo, fuera de sagrado, porque una vez o otra lo cogerá la justicia y dará con él en cárceles perpetuas, etc.




1 Sal 31,7.



2 Ibid.



3 Ibid.



ams. encabeza la p. Jhs. Maria



bms. apolidar



csigue re sin tach.



4 Ibid.



5 En las letanías de los santos, a un grupo de invocaciones, que empiezan por ut (ut nobis parcas, etc.), se responde: Te rogamus audi nos, pero a las del tipo indicado (a morte perpetua, etc.), se responde: Libera nos, Domine.



6 Para esta expresión, cf. Os 5,4.



d donde estuvieron rep.



7 Cf. G. GENEBRARDO, Commentarium in Psalmos (París 1588), en J. P. MIGNE (ed.), Scripturae Sacrae cursus completus, XV, col.263.



8 Sal 127,3.






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