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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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9

[14r]

Jhs. Maria

Alius eiusdem. Pregunta: Quid petis? Responde: Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

Dos perfecciones, entre la infinidad de las que en Dios ponemos, hallo que son fundamento de toda nuestra fee, y son: pluralidad de personas y unidad de esencia. Que aunque en Dios hay Padre todopoderoso, Hijo misericordioso y sabio y Espíritu Sancto amoroso, no tres poderes ni tres misericordias diferentes; un poder, una misericordia, un amor, un querer, una voluntad. No cabía en Dios haber unidad de esencia y soledad y falta de compañía. Por Esaías lo dice: Numquid [ego] qui alios parere facio, ipse non pariam? 1; un bien y excelencia tan grande como es la compañía que la doy a los hombres, ¿no lo había yo de tener? Y pluralidad de personas sin a unidad de esencia tampoco cabía, porque fuera destrucción y asolación. Así lo dice: Omne regnum in se divisum desolabitur 2.

Y Dios, que por officio tiene unir y juntar todas las cosas, dándoles un orden, un gobierno, un respecto y un mirar y un fin en la creación, y después que por el peccado b quedaron todas las cosas de acá desavenidas, deshechas, desencuadernadas, divididas y sin Dios y criador, pues por el peccado merecieron ser privados de un bien tan summo e inconmutable, tomó por fin reducirlas y juntarlas de suerte que fiat ex utraque unum 3. Dos cosas hizo la majestad de Dios, dice el Eclesiástico: Unum contra unum, et duo contra duo 4; de estos dos contrarios hizo unidad, etc. Y para que se entienda que ése es su officio, nace pregonándolo: Gloria, et pax hominibus 5, etc. Y el que de él se precia, vive con él: Pacem meam do vobis 6, que éste ha de ser in sempiternum su blasón. Dice: Pacem relinquo vobis 7. Llano era que quien así amaba la unidad que la había de querer para sí.

Y aun para significar la perfección de su sposa, la comparó al exército de los soldados: Ut castrorum acies ordinata 8; concertada, ordenada como un escuadrón de soldados. Que no hay donde así se requiera unión y concordia, porque la mayor victoria que puede aguardar un contrario es desbaratar el escuadrón de su contrario. Y aun esta perfección quiso el sancto Job pregonar de los spíritus divinos, en quien dice Job 25 que la potestad y temor que está cerca de Dios es la que hace concordia en los spíritus sublimes: Potestas et terror apud Deum est, qui facit concordiam in sublimibus suis 9. Y tan grande que todo es un lenguaje, como dice el sancto Esaías: Sanctus, sanctus, sanctus 10; todo va en un punto y en una voz.

[14v] Un día, cargado el sancto Moisés del gobierno de aquel pueblo, fue a Dios y díjole: Non possum solus sustinere hunc populum, quia gravis est mihi (Núm 11) c 11. «Dícele el Señor: Ajúntame setenta varones de los de Israel, ancianos, y llévamelos a la puerta del tabernáculo para que me esperen allí contigo, donde descenderé yo y hablaré contigo; y viéndolo ellos, y quitaré de tu spíritu y daré a ellos, para que contigo sustenten la carga del pueblo» 12. Donde es de notar que del spíritu de Moisés dio a cada uno de ellos, no de diferente spíritu, porque en una comunidad no quiere Dios más que un spíritu, una alma, un gobierno y un ser. Y esta razón es por qué quiso Dios que todos los sacerdotes fuesen de un tribu, porque hubiese mayor amor, mayor charidad y hermandad. Que digo por eso quiso Dios que todos fuésemos en la generación hijos de un padre, porque fuésemos más unos, y en la regeneración redimidos con una sangre y, como dice san Pablo de Cristo, en la compra y redempción que hizo non est divisus in partes 13, dando por una provincia y república la cabeza y por otra los pies, sino por toda un mismo precio y una misma redempción, porque de todos se haga una misma estima, un Dios, un ser, una gracia, una charidad, unus spiritus et una fides d 14.

Una de las mayores mercedes que hace Dios a quien ama es darle esta unión y hermandad y, por el contrario, hacer división. Aquella statua de Nabucodonosor la cabeza tenía de oro y, por no ser continuada toda de aquel metal, se perdió. Acertó a tener los pies de barro, vino una chinita sin manos cortada del monte, hirió en esa parte y dio abajo con ella 15. Enhorabuena haya en una república la cabeza de oro, que si los pies no son de ese propio metal, ella caerá; si no hay ese mismo spíritu en los demás ella se destruirá. Y esto es de tanta consideración y de tanta fuerza que, después del diluvio, (Génesis 10) viéndose los hombres con una lengua, con una conformidad, se quisieron mostrar poderosos en su maldad: Terra erat unius labii 16; unos somos, juntos estamos, no hay poder que se le iguale al de la unidad y conformidad, hagamos una torre que llegue al cielo 17, echemos redes, cacemos y cojamos entre puertas el poder de Dios. Así dice san Agustín 18 que quien la empezó fue Nembroth 19, nieto de Can, y por eso dice el sancto que se llamaba venator contra Deum 20. Y en lo que se fundaron para aprehender una tan grande maldad fue ver que terra erat unius labii. Así dice Dios que ni aun en mi cielo no tengo de estar seguro de los hombres, y el haberse hecho este atrevimiento ha sido el verse fuertes con la fortaleza de la concordia en la maldad, una lengua, etc. Por el contrario, los acabaremos, asolaremos y haremos que desistan: Venite, confundamus linguam eorum 21; dividámosles las lenguas, unos hablen algarabía, no se entiendan, unos pidan cal, otros den ladrillo. Y así dieron fin a sus soberbios pensamientos 22.

[15r] Advierta, hermano mío, la misericordia que hoy hace Dios a su charidad, que lo trae adonde terra est unius labii, a una Religión donde no hay más que una lengua, un romance, un comer, un vestir, etc. De aquí es que viene a haber tanta fortaleza, que se hace una torre no de soberbia ni presunción ni para derribar a Dios, como los otros, sino de humildad; y ésta, siendo todos unos y conformes, llega hasta cazar a Dios, tenerle y poseerle. Y como el edificio es tan conforme al gusto de Dios, no confunde las lenguas, déjalas en perpetua unidad y conformidad, de suerte que si yo digo disciplina, su charidad disciplina, a una todos ayunemos, etc.

¡Oh miseria del mundo!, y qué poco pueden perseverar en sus obras y pensamientos los del mundo, porque todos viven confundidos: unos dicen hacienda, otros dicen hurto, uno honra, otro afrenta; otro dignidad, otro afrenta, etc. Uno dice virtud, otro dice persecución, uno ayunos y comuniones, otro le llama hipócrita. ¿Sabéis cómo me parecen las cosas del mundo? Como moneda trocada. Tenéis un doblón, trocáislo sin saber por dónde ni cómo; cuando acordáis no tenéis blanca. El otro codicioso, por no trocarlo y tenerlo en una pieza, se está sin comer y así siempre está rico. En el mundo veréis un hombre honrado y, como es honra trocada y dividida, sin saber por dónde se fue, os hallaréis deshonrado. El otro es casto, va a una conversación y mañana a otra y, cuando vuelve sobre sí, se halla hecho la misma deshonestidad. El humilde entre los que pretenden se halla hecho la misma ambición. Pero en la Religión, como es moneda entera, recogida, como gente codiciosa, por no trocar un acto de humildad, perderán de su derecho en cosas muy graves: por no deshacerse de la castidad, se estarán sin mirar un año. Y así siempre están ricos, como tienen sus virtudes enteras.

Y aun esto pienso que quiso significar la antigüedad, como cuenta Pausanias y refiere Valerio, folio 385, haciendo una imagen de la paz, la cual estaba como mujer criando a los pechos a Plutón, dios de las riquezas, porque ninguna cosa cría tantas ni hace la república tan rica como la paz y unidad 23. Esta es la que su charidad viene el día de hoy a buscar con grandes ansias y afectos, huyendo de la discordia y división del mundo; a donde apenas se hallará quien de veras conserve esta uniformidad y hermandad, que tanto agrada a la Majestad de Dios. Esta espero yo en su bondad infinita tendrá y alcanzará su charidad, perseverando en esta lengua, hermandad, compañía y unidad. Laus Deo!




1 Is 66,9.



asigue esencia tach.



2 Mt 12,25.



bcorr.



3 Cf. Ef 2,14.



4 Cf. Eclo 33,15.



5 Cf. Lc 2,14.



6 Jn 14,27.



7 Ibid.



8 Cant 6,3.9.



9 Job 25,2.



10 Is 6,3.



csigue aj tach.



11 Núm 11,14.



12 Núm 11,16-17.



13 Cf. 1 Cor 1,13.



dsigue es tach.



14 Cf. Ef 4,4-5.



15 Cf. Dan 2,31-34.



16 Gén 11,1.



17 Cf. Gén 11,4.



18De civitate Dei, 16,3 (CCL 48,501): «Hic erat gigans venator contra Dominum Deum, propter hoc dicunt: Sicut Nebroth gigans venator contra Dominum» (versión de Gén 10,9).



19 O Memrod/Nemrod, hijo de Kus, que a su vez era hijo de Can. Cf. Gén 10,6-9.



20 Cf. Gén 10,8-9.



21 Gén 11,7.



22 Cf. Gén 11,1-8.



23 Tomado de PEDRO DE VALDERRAMA, O.S.A., Exercicios espirituales para todos los días de la Quaresma, Zaragoza 1606 (1.ª ed. Madrid 1602), II Parte, 12r: «Y en otra parte aún significó esto la antigüedad, como cuenta Pausanias y refiere Valerio, fol. 385, haciendo una imagen de la paz, la cual estaba como mujer criando a los pechos a Plutón, dios de las riquezas, porque ninguna cosa cría tantas y hace los reinos ricos y prósperos como haber paz en las repúblicas».






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