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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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Jhs. Maria
Alius eiusdem super tertiam petitionem, id est, fratrum societatem
No es pequeña petición el pedir la compañía de los que desean agradar a Dios el que lo desea agradar, porque es una particular excelencia la que se le añade en compañía de sus semejantes. El hombre es animal social, que naturalmente desea estar acompañado y no de los malos, porque cada uno desea y apetece su semejante y, junto con él, adquiere un nuevo don de hermosura. Y eso propio tienen las partes respecto del todo consideradas de por sí o todas compuestas y bien ordenadas. Hermosura dicen unos buenos ojos, pero juntos en un buen rostro, boca y narices dicen mayor hermosura y perfección. La esposa alababa a su sposo y a cada parte de su cuerpo daba un apodo: a los ojos, los labios, la cabeza, etc., pero, cuando todas esas partes las vino a juntar, ya parece no hallaba a quién apodarlo y compararlo. Y assí, considerándolo a todo junto, le dijo que totus erat admirabilis 1. Que parece le faltaron palabras, etc. Y en la propia moneda pagó el sposo a su sposa, que a cada parte del cuerpo le halló a qué poderla comparar: los ojos, boca, dientes, etc., pero, [25r] cuando consideró todas estas partes juntas y bien ordenadas, no buscó comparación en la tierra, que no la debiera de haber, y dio la del cielo diciendo: ut castrorum acies ordinata 2; ordenada, concertada y avenida como los exércitos de los ángeles.
Probatur ex experientia. También una rosa diferente hermosura es la que tiene por sí a cuando está junta en un ramillete; un acuerdo respecto de una vigüela y una vigüela respecto de toda una concertada música. Y aun en las cosas que Dios crió vemos lo propio: que, cuando miraba Dios a cada una de por sí, la hallaba buena, pero, cuando vidit Deus cuncta quae fecerat, erant valde bona 3. Y como prendado Dios de nueva obligación de la unidad y junta de los buenos, esle a Dios muy ordinario llover sobre ellos nuevas mercedes. ¿Por qué él pide que se junten los niños y los viejos 4, etc.? ¿Para qué? Señor, quiéreles hacer una señalada merced y quiere que todos juntos se la pidan, etc. Assí parece gustó de que le obligase todo el colegio apostólico para la venida del Spíritu Sancto, pues bajó cuando in unum erant congregati 5. No es Dios amigo de hombres singulares que hacen rancho aparte, que se desvían de sus hermanos, porque el singular ordinariamente yerra, como erró sancto Thomás por serlo 6, et ex consequenti aborrecerlo Dios.
Hay un animal en Getulia, como dice Plinio 7, de muy rara y singular naturaleza llamado orige 8, el cual tiene la cabeza como unicornio y el cuerpo como cabra. Es animal inmundo, como lo nota Nicolao de Lyra 9 y la Glosa interlineal 10 sobre Esaías 51 capítulo 11. Porque, en cuanto a poderse comer, era mundo, como consta en el Deut. 14 12, pero por inmundo no lo admitía Dios en sacrificio. Era inmundo. Y la razón que ahora podemos dar por qué Dios no lo admitía en sacrificio, era por ser animal singularíssimo entre todos los animales, porque todos los demás animales llevan el cabello de la cabeza para atrás; sólo este animal es al revés, que va de atrás para adelante. Semejante a este animal son los hombres singulares, hombres hechos al revés, contrapelo, gente que por serlo se suelen quedar sin Dios; que por serlo no merecen ser recibidos en agradable sacrificio a Dios.
Para cuya probación está un caso notable scripto en las historias [25v] del glorioso san Francisco, y es que, en el convento de san Francisco de Lisboa, había un religioso muy eminente en sanctidad llamado fray Joan, el cual era muy regalado de Dios, de suerte que ninguna fiesta notable dejaba de recibir algún regalo particular del cielo, de manera que parecía ser Dios su tributario y que le cumplía el tributo y censo aquella fiesta y que le pagaba. Estos regalos se le comunicaban a vísperas o a maitines o, a lo más largo, a la missa mayor. Un día de san Joan, de cuyo nombre él era, pasáronse estos términos sin enviarle Dios regalo alguno, de lo cual estaba muy triste entendiendo estaba Dios con él enojado. Tañeron a comer, quedándose él en el coro llorando, el cual oyó una voz que le dijo: Levántate fray Joan y vete al refitorio, donde están tus hermanos comiendo, que no eres tú mejor que ellos. Bajó su cabeza y, avergonzado y afrentado, fuese. Sentado a la mesa, vido que el cielo se abría y que bajaba un ángel con un cuchillo, una pluma y una toalla y, entrando en el refitorio, les abría a los religiosos el pecho y, limpiándoles el corazón, scribía en él: Joannes est nomen eius; y volviéndoselo a cerrar, scribía encima: Confirmatum est nomen eius. Cosa notable que le fue a Dios más agradable que comiese este religioso con sus hermanos juntamente que su oración a solas, lo cual bien parece pues lo que no le reveló en el coro orando a solas se lo reveló comiendo con los demás hermanos.
Aquí verá, hermano, sus ganancias y mejoros, que ultra de ésos son muchos otros; que, aunque no fuera sino ver que cualquier cosa que haga por la observancia, aunque sea su gusto, merece mucho en ella. A este propósito cuenta el glorioso san Agustín en su libro de La ciudad de Dios 13, y lo trae Plutarco en la vida de Rómulo 14, de un guardajoyas o sacristán del templo de Hércules. Dice que estando ocioso jugaba a los dados él solo con ambas manos, de manera que con la mano derecha echaba los dados por Hércules y por la siniestra por sí propio; y cuando ganaba la mano derecha, que era Hércules, pagaba él mismo una cena a costa de su hacienda, y cuando ganaba la mano siniestra, lo pagaba Hércules a costa de la fábrica de un templo. Era juego [26r] de mucho donaire, pues, ora ganase o perdiese Hércules, era para su sacristán o guardajoyas, de manera que cualquier mano que ganase o perdiese se quedaba en casa y la cena era cierta. Esta es la ganancia que tienen los religiosos que viven debajo de obediencia y en comunidad, que, a cualquier mano que echen, ganan: si a la mano derecha, que son las obras spirituales, granjean mucho y, si a la siniestra, que son los exercicios corporales, también tienen su ganancia. En todo merecen y con todo caminan hacia el cielo. Como el que va en un navío, comiendo, bebiendo, durmiendo o jugando, va haciendo siempre su viaje, assí el religioso, etc.
Esto parece decir Dios por el propheta Esaías, cap.3 a: Dicite iusto quoniam bene 15. Como si dijera: decilde que no soy para con mis siervos tan áspero que los quiera traer aperreados ni arrastrados; que yo me huelgo mucho que coman, duerman, etc., que cualquier cosa de estas que hagan muy bien está. Tiene Abrahán el brazo alzado para matar a su hijo, Gén. 22, baja un ángel del cielo con grandes voces: No descargues la mano sobre Isac ni hagas el golpe, porque temes a Dios 16. Verdaderamente parece que es más indicio de temer a Dios el matarlo que no el no matarlo, y antes había de decir: Mátalo, porque temes a Dios. Respondo que ésas son las ganancias del justo, que si le mata teme y si no le mata teme; por cualquier mano que eche, saca ganancia y camina para Dios. Dicite iusto quoniam bene; decilde al justo, que vive entre los justos, que buenos años y buen san Joan le dé Dios.
Esta doctrina la aprueba aquel dicho de Abrahán en la concertación que tuvieron sus criados con los de Lot sobre los pastos y abrevaderos (Gén 13) b. Escoge, dice a su sobrino Lot, la parte que quisieres: si quieres a la derecha, yo iré por la siniestra, vel, etc. 17 Sabía muy bien el sancto aquello que después dijo san Pablo, Roman. 8: Diligentibus Deum c omnia cooperantur in bonum 18. De aquel famoso juez de los hebreos llamado Aod d dice la divina Scriptura, Iud. 3, que utebatur utraque manu pro dextera 19; de manera que tan buena lanzada daba con la mano derecha como con la siniestra. De éstos era san Pablo cuando aconsejaba a los de Corinto que peleasen con las armas de la justicia a todas [26v] manos, a diestro y a siniestro 20. En las vidas de los padres del Yermo se dice que, estando todos los monjes entretenidos en un jueguezuelo religioso y honesto, estaba un monje orando y oyó una voz que le dijo: Levántate y vete con tus hermanos. Lo mismo se dice de otro religioso llamado fray Clemente Caponi, que estando rezando sus devociones mientras comían los demás religiosos, oyó otra voz que le dijo: Vete a comer con tus hermanos y no quieras ser singular. Luceo Marineo Sículo, en el libro que compuso de las cosas maravillosas de España, dice que un racionamiento que hizo el rey don Alonso de Aragón al papa y cardenales sobre cuánto importaba resistir al turco, dijo: Jornada es esta que, si venciéremos, ganamos reino en la tierra y, si nos venciere, lo ganamos en el cielo, pues morimos por la exaltación de la fee. Lo mismo e dijo Catón Uticense, animando a los soldados contra Julio César, como dice Plutarco en su vida 21: Pelead, hijos, varonilmente en tan justa demanda, pues es tan cierta la ganancia, porque si vencemos, ganamos gloria de haber vencido a un tirano y, si fuéremos vencidos, la ganamos mayor muriendo por la libertad de la patria.