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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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Jhs. Maria

A dos hábitos, en el martes, tercero domingo 1, pero en cualquier día se puede decir. Peto misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

Este evangelio de hoy de la corrección fraterna 2 nos está mostrando [40v] aquellas entrañas de Dios, su misericordia, su piedad, su clemencia y tesoros de su benignidad, mina tan copiosa, abundante y rica que lo que los hombres han pecado, pecarán o pueden pecar no la agotarán ni hallarán cabo, ni alcanzarán de cuenta las culpas, faltas o deudas de los hombres. «Assí lo dice el glorioso Augustino, sermone 15 De Verbis Domini, sobre aquellas palabras de nuestro evangelio: septuagies septies 3; id est: Quoties peccaverit, ignosce a 4; perdónalo todas cuantas veces pidiere perdón. Y san Jerónimo, en este lugar: Toties dimitte, quoties peccare possunt 5. O como dijo san Crisóstomo 6 aquí: Non numero concludit b remissionem, sed quod continue et semper est significat. Aquí no tasa ni limita el perdón, sino lo que da a entender es c que siempre y continuamente había de perdonar» 7. Porque, si siempre hay necesitados, siempre hay tesoros; si siempre hay sedientos, siempre hay fuentes y río caudaloso que mana y corre.

Para tratar de esta grande misericordia que hay en Dios para con todos los hombres y, en particular, hoy con sus charidades, hemos de notar que el ser inmenso de Dios y sus atributos son tan ajenos de composición, tan sencillos, tan unos entre sí como el mismo Dios, de suerte que en el concebir y entender sus cosas quien hierra una tilde lo hierra todo, porque Dios no tiene partes para herrar en una y acertar en otras. Todo Dios no es más extendido que esa tilde ni divisible d, en que vos herráis, lo herráis todo. Pero, hablando a nuestro modo de entender de este mismo Dios, como nuestro corto entendimiento lo puede rastrear, hacemos en nuestra imaginación división en las cosas de Dios: ya imaginamos su poder, ya su voluntad, ya su justicia, ya su misericordia, ya su mismo ser y esencia. Esto presupuesto, para en prueba de que en Dios hay misericordia y cuán grande sea para con los hombres, y de ahí resultara cuán de en lleno les coge a los hermanos, se me ofrece que los gentiles, que herraron en el conocimiento de Dios, no herraron en conocer esta excelencia y prerrogativa suya. Sin ver a Dios, vieron la misericordia en él. Es atributo de tanto resplandor que, sin usar de exageración, podemos decir que los cielos le vieron y a escuras resplandecer, de manera [41r] que, si el mismo Dios compite con su misericordia, si Dios y este atributo suyo se oponen en competencia, podemos decir que los votos gana su misericordia; más le siguen, más se lleva tras sí. Los que no tienen ojos para conocer a Dios en el cielo, los e tienen para conocer su misericordia en la tierra.

Sin ponernos a traer pruebas de más lejos, sino las que el día de hoy se nos ofrecen entre manos, y miramos los del mundo, que no conocen a Dios ni guardan su ley ni mandamientos, viven ciegos y llenos de tinieblas; y en medio de ellas conocen piedad, clemencia y misericordia de Dios, pues los sufre, los espera, los aguarda, etc., y aunque llenos de peccados, todos se arriman y dan su voto a la misericordia de Dios; y ninguno hay, por lleno de peccados que esté, que no conozca usar Dios de grande misericordia con los hermanos, etc. Porque su resplandor es tan grande que, a los que no tienen ojos para conocer su miseria, los tienen para entender que en Dios hay benignidad y misericordia, etc.

David, confesándose apartado y alejado de Dios cuando dice: De profundis clamavi, ad te Domine f 8, con estar apartado y metido en los profundos, campea tanto esta piedad y misericordia que la eche de ver: Quia apud te propitiatio est, et propter legem g tuam sustinui te, Domine 9. Vi que la propiciación y amparo del peccador estaba acerca de ti. Esta palabra apud te, yendo con el rigor de la letra, quiere decir que la piedad está en el mismo Dios, o por hablar más proprio, que él es la misma piedad. De la suerte que en otro lugar dijo de él, psalmo 35: Quoniam apud te est fons vitae h 10; que quiere decir que Dios es el principio y fuente de la vida. Pero, dejado este rigor de la letra y explicándola como los latinos la toman, quiere decir: acerca de ti. Y será lo mismo que en romance decimos: al lado. Parece que a la misericordia le da David el nombre que suelen tener i los embajadores del papa, que llamamos legatus a latere j, que quiere decir legado del later, legado del lado k del papa, que trae amplias facultades, el que viene más favorecido, el de más estima, al que se debe más respecto, el más llegado, el más de la casa solemos decir en spañol. Con estar clamando en los profundos, vi, Señor, que tu legatus a latere erat propitiatio l; la más favorecida, etc., [41v] dic: apud te.

Suelen las religiones algunas pleitear por el primer lugar y más llegado, digamos, en las procesiones al Sanctíssimo Sacramento, pero aquí no hay pleito ni contienda. Dice David que a la piedad de Dios se debe el mejor lugar de la procesión, junto al santuario: Quia apud te propitiatio m est. Señor, mill gracias, mill prerrogativas y excelencias y atributos están en ti, pero n la más llegada, la más de a latere, de la que más te precias es la propiciación y misericordia; la que más se señala, la que más se echa de ver, aunque te miren de lejos, de las profundidades. Bien se echa de ver esto en los hermanos, que, alejados de Dios, metidos en tinieblas, vieron al lado de Dios esta misericordia, pues, olvidados o de todo lo demás que pueden pedir que hay en Dios, todo lo olvidan y dan sus dos votos a la misericordia pidiendo propiciación, ser perdonados y amparados.

Augusto César dijo que la justicia y misericordia eran dos brazos del emperador, pero el derecho la misericordia, el izquierdo la justicia. Siendo cierto que son con más fuerza executadas las obras de la mano derecha que las de la izquierda, dio a entender que assí lo fuesen las de piedad. La mano derecha hace recio golpe y fuerte tiro, lo cual no hace la mano izquierda. Y assí se echa hoy de ver en la vocación de los hermanos. ¡Cuántas veces han ofendido a Dios! y parece que en sus castigos no les tocaba al pelo de la ropa, que [era] dar un disgusto, una enfermedad o trabajo de poco peso. Pero hoy, que la mano derecha hace su tiro y golpe, lo hace fuerte tiro de misericordia. Con mano derecha tomáis una vara para sacudir el polvo de vuestra ropa y dais tan recio que le sacáis los pedazos. Hoy hace lo propio Dios, que da tan recio golpe la misericordia que sacude lo que es polvo y mundo en los hermanos: ese amor de la hacienda, etc., de los amigos, etc.; y aun a pedazos salte la carne: el padre, la madre y hermanos y todo lo que tira a carne, adhuc autem et animam suam 11, hasta que salte la salud, la vida, etc. Dic. Golpe y tiro del brazo derecho de la misericordia de Dios.

Tomad una piedra, tiralda con la [42r] mano izquierda; irá cuatro pasos. Tiralda con la derecha; irá tan lejos que se pierde de vista. Los del mundo, que andan tras sus gustos, con quien usa Dios de su rigor y justicia dejándolos y desamparándolos por sus secretos juicios, no se levantan de la tierra, siempre sentados en umbra mortis 12, etc. Pero hoy este brazo derecho de Dios hace tan grande tiro que los hermanos que ayer eran compañeros, amigos, conocidos, compañías ya se les pierde de ojo, ya vuelan tan alto que de un golpe dan consigo en el cielo de la Religión. ¿Sabéis cuán grande tiro herrastes? Nam aliquando longe, nunc autem p prope 13. Quien hasta aquí buscaba su gusto, ya busca el de Dios. Quien por no perder su comodidad perdió la amistad de Dios, ya pierde su vida por no perder la compañía de Dios. Tiro fuerte, tiro bravo, etc. Dic.

Ahora diránme: Hermano, cuando pintan la justicia acá en la tierra, le ponen la espada no en la izquierda sino en la derecha. Respondo que hacen bien, que la justicia de la tierra no se parece a la del cielo en eso. Porque acá la piedad, la misericordia está en la izquierda, hace cortos tiros, que apenas y con trabajo se extiende a que améis a vuestros enemigos, o por mejor decir, aborrecéis a vuestros amigos, etc. Di de la cortedad de las obras de misericordia de los hombres. Pero el rigor y la justicia, como espada que está en la mano derecha, sale centelleando, amenazando, atemorizando: so pena de perdimiento de bienes, se haga tal y tal cosa, etc.; so pena de muerte, etc. Las antiguas leyes que promulgó aquel antiguo legislador llamado Dragón, scribe Plutarco q 14, que por adagio se decía que estaban scriptas con sangre en lugar de tinta; y la ocasión fue por las penas rigurosas que señalaba, porque a cada cosilla que señalaba ponía pena de muerte, etc. Y a esta cuenta podemos decir que la ley de Dios está escripta con bálsamo suave o con leche, porque pone los mandamientos señalando primero los premios que los castigos: que seamos pobres y qué pena, premio le pongo del cielo, etc. Dic de los demás: ley de amor, ley suave. Honora patrem [42v] ut sis longoevus super terram r 15. Lex Domini immaculata, convertens animas; testimonium Domini fidele, sapientiam praestans parvulis 16. Que la puede cumplir un niño, porque es de amor. Que da fuerzas: iugum suave 17, etc. Dic. Y assí dice David: Et propter legem tuam sustinui te, Domine 18. Porque, si prometes en tu ley, cumples, o porque eres de ley, etc. Vide psalmo 6 de la penitencia, folio 72 por muchas hojas 19.

De estos premios que promete Dios en su ley, de esta propiciación, de esta misericordia gozará mientras no le volviere a Dios la cabeza, mientras perseveraren. Porque advierto que, cuando uno se sale de una religión por tibieza, flaqueza, enfado, que le han dado las cosas de Dios que para él son los males, las miserias, etc.; que para las religiones es muy ordinario enllenar Dios con dos el lugar que deja uno; y si con uno, muy mejorado: Et episcopatum eius accipiat alter s 20. ¿No habéis oído decir que nada se pierde porque lo que a uno se le cai otro se lo halla? Ahora, pues, si cosas de tan poco valor como las cosas de acá no quiere Dios que nada se pierda, ¿un lugar que desocupó un demonio no era llano que lo había de ocupar un ángel? Un lugar de un religioso y hábito de tanta estima ¿habíe Dios de consentir que quedase sin quien le ocupase? ¿No habéis leído lo de san Francisco cuando se entristeció porque se le salían los religiosos y le dijo Dios: Esta religión es tuya o mía? —Señor, tuya. —Pues, si es mía y ésos se van, ¿no trairé yo otros y, si no los hubiere nacidos t, haré que nazcan? 21 Etc. Dice la historia de los 40 mártires 22 de cuando el otro no pudo sufrir el hielo del agua, pena y martirio; y bajaban 39 coronas, y lo notó el infiel que los guardaba y vido que el que no perseveraba se quedaba sin corona, etc., y entonces entró él en su lugar, etc. El que vuelve a Dios las espaldas porque, dándole el frío conforme a la ropa, desmaya y no lo puede sufrir, si no hubiere quien llene aquel lugar trairá Dios un infiel, etc., que se lleve el premio [43r] y la corona, y quede el número lleno y honrado. Mirad lo que le pasa al santo Job. Llega el demonio y quítale la hacienda y sus hijos 23, etc., y vuélveselos Dios doblados. El poder del demonio es sencillo y assí quita aquello para que le dan licencia, pero Dios, cuyo poder es inmenso, todo lo vuelve doblado, etc., y éste se alcanza con la perseverancia. Premios doblados, que es lo que dice el Spíritu Sancto: Duplicia possidebunt in terra sua 24. El mundo no es nuestra tierra, en él somos peregrinos, pero eslo la Religión por ser tan semejante a la tierra de los que viven 25, etc. Pues, en esta tierra de Dios, a los que le sirven y perseveran paga doblada, paga para el cuerpo y paga para el alma, porque del alegría y contento del alma se revierte y enllena el cuerpo. Como la vela que se entra en la linterna, de poca y obscura la vuelve clara. Al alma del justo enciéndela Dios con el fuego de su amor y gracia; de ahí es que se comunica al cuerpo, etc. O si no, duplicia acá y allá: acá gracia y allá la gloria, la cual se da a los que consuman el cuerpo, etc.




1 Por el evangelio que menciona a continuación, se refiere al martes de la tercera semana (domingo) de cuaresma.



2 Mt 18,15-22, que se leía el martes de la 3.ª semana de cuaresma.



3 Cf. Mt 18,22.



a septuagies-ignosce subr.



4Sermones de Scripturis, 83,3 (ML 38,516).



5In Matheum, 3 (CCL 77,163): «Non usque septies, sed septuagies septies, id est quadringentis nonaginta vicibus, ut toties peccanti fratri dimitteret in die, quoties ille peccare non possit».



6In Matthaeum, hom.61, según la antigua versión. Cf. MG 58,589.



b aquí-concludit subr.



csigue sino



7 Tomado de PEDRO DE VALDERRAMA, o.c., II Parte, 20v.



dms. indivisible



ems. le



f De-Domine subr.



8 Sal 129,1.



g Quia-legem subr.



9 Sal 129,4.



h Quoniam-vitae subr.



10 Sal 35,10.



ims. hacer



j legatus a latere subr.



kms. dado



l legatus-propitiatio subr.



m Quia-propitiatio subr.



nms. para



oms. olvidado



11 Cf. Lc 14,26.



12 Cf. Lc 1,79: «... in umbra mortis sedent».



p Nam-autem subr.



13 Ef 2,13: «Nunc autem in Christo Iesu vos, qui aliquando eratis longe, facti estis prope in sanguine Christi».



qms. Pultrarco



14 Cf. Virorum illustrium vitae, Venecia 1538 (Solonis vita), 27v.



r ut-terram subr.



15 Ex 20,12.



16 Sal 18,8.



17 Cf. Mt 11,30.



18 Sal 129,4.



19 Cf. PEDRO DE VEGA, O.S.A., Declaración de los siete Salmos Penitenciales, Zaragoza 1606 (1.ª ed. Madrid 1602), III.



s Et-alter subr.



20 Sal 108,8.



tms. nacido



21 Véase Memoria de los orígenes de la descalcez trinitaria, 11,4, donde refiere cuándo y en qué libro leyó ese episodio franciscano.



22 Cuarenta soldados mártires de Armenia, que la liturgia conmemoraba el 10 de marzo; las lecturas del breviario (II nocturno) contaban la aludida «historia».



23 Cf. Job 1,6ss.



24 Is 61,7.



25 Expresión bíblica: terra viventium. Cf. Sal 26,13; 141,6; etc.






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