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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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A la tarde a un hábito de un donado. Peto misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

No será necesario ahora de nuevo cansarme en le hacer ahora a su charidad otra plática, pues oyó la de esta mañana, donde tan a la larga dijimos el premio y bienes que dan a uno que de veras deja el mundo y se abraza con Dios. Y su charidad en particular tiene necesidad más que otro de esta consideración por haber sido su vocación tan de repente. El fuego si es grande él en sí se conserva y se defiende de sus contrarios; y si es pequeño, con facilidad se mata y para su conservación tiene necesidad de mucha leña. Así, para conservarse su charidad, a esos deseos, si están amortiguados, débiles o flacos, aplíqueles la consideración de los premios eternos. Como hacía David: Inclinavi cor meum ad faciendas justificationes tuas in aeternum 1, etc. Dispúseme por la paga que da Dios a los justos, para guardar su ley in aeternum, si in aeternum viviera.

A una pared, si está torcida, inclinada, que se va a caer, ponémosle un cuento 2 o no sé cómo se llama, una viga o palo que la sustenta. El hombre, hecho de tierra, inclinado a la maldad: Omnes declinaverunt 3, tanquam inclinatio parieti et maceriae depulsae 4, si exteriormente le consideramos, [49v] se desmorona y se cain hoy los ojos, mañana pierde los dientes, etc. Si interiormente, inclinado, caído, torcido ya con la desconfianza, tedio, fastidio a y flojedad de las cosas de Dios, ya con el peccado. Crió Dios al hombre recto: Fecit Dominus hominem rectum 5. Tomad una pesa y ponelda en una extremidad del árbol derecho: quedará arqueado y torcido, puesta la una extremidad en la tierra y la otra inclinada a mirar a la tierra. Dios, como digo, crió al hombre derecho, la una extremidad, que era el cuerpo, en la tierra, la otra, que era el alma, mirando al cielo. ¿Qué hace el hombre? En la parte superior carga el peso y carga del peccado; torcióse et oculos suos b statuerunt declinare in terram 6; et tamquam parieti inclinato 7, etc. ¿Qué remedio para enderezar? Un cuento o viga que enderece. Este es el premio, como digo, dijo David: Inclinavi cor meum 8. Caído tenía mi corazón, pero por la paga lo enderecé. Y ésta es tan grande que, cuando yo la considero, defecit cor meum et caro mea; Deus cordis mei, pars mea, Deus in aeternum 9, pensando que tengo parte entre los sanctos para siempre.

Venga acá, hermano, si cuando andaba en casa de sus padres sembrando y arando, trasnochaba y velaba con grandíssimo gusto para coger una poca de cebada, que había de ser manjar de bestias, o un poco de trigo, que causa y da corrupción, si le dijeran que de cada grano de aquellos que sembraba había de salir una mazorca de perlas y de piedras preciosas, sin comparación sería mayor la codicia. Pues de hoy en adelante ande fervoroso y codicioso en el sembrar, quia qui seminant in lacrymis, in exsultatione metent 10; que si siembra lágrimas, cogerá cielo y gloria. Resucitará con los bienaventurados, glorioso y más resplandeciente que cuantos diamantes hay en el mundo, porque si tratamos de la gloria del cuerpo, es más que mill soles, a quien le acompañan cuatro dotes de gloria: [50r] agilidad, impasibilidad, sutilidad y claridad 11; si de la del alma, defecit cor meum, etc. Ahora si yo le dijera a su charidad: con este y con este medio serás tan ágil que con esto podrás ir en un instante de aquí a Roma, a las Indias, y volver; con estos y con estos remedios no sentirás dolor ni enfermedad ni te morirás. Mirad lo que quisieron fingir del otro que por sus encantos se quería hacer inmortal: que se mandó hacer menudos pedacitos y enterrar en un muladar, diciendo que a cierto tiempo se habían de tornar a juntar y quedar inmortal. Pues qué si le dijeran: quedarás tan sutil que no has menester puerta para entrar en una sala o aposento o parte donde tú quisieres; y junto con eso, has de tener tanta claridad y hermosura que no haya en el mundo quien te llegue, y aun más que el sol y frío. Mirad lo que hacen las mujeres por alcanzar algo de esto: qué de mudas, qué de jabones, y al cabo, en lugar de quedar claras, quedan puercas. Todo esto, hermano, lo alcanzará su charidad con muy poco trabajo; no que se c haga menuzos, etc., no que trabaje como las mujeres, sino con solo perseverar en la compañía de los hermanos que por Cristo quieren crucificar su carne con sus vicios, etc. Por hacer lo que hace el grano del trigo antes que nazca, que se muere primero, todo esto se da por una muerte spiritual, por un morir a los vicios y a nuestras concupiciencias. Dénos Dios fortaleza para más amarle. Fin.




1 Sal 118,112.



2 «Cuento se llama el puntal que se arrima a lo que amenaza ruina» (Covarrubias).



3 Para estas dos palabras, cf. Sal 13,3; 52,4; Rom 3,12.



4 Sal 61,4: «Interficitis universi vos, tanquam parieti inclinato et maceriae depulsae?».



acorr.



5 Cf. Ecl 7,30.



b et-suos subr.



6 Sal 16,11.



7 Sal 61,4.



8 Sal 118,112.



9 Sal 72,26.



10 Sal 125,5.



11 STO. TOMÁS, Sum. Th., III q.45 a.1: «corporis gloriosi sunt quatuor dotes, scilicet impassibilitas, agilitas, subtilitas et claritas».



cms. se que






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