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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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Jhs. Maria

A un hábito día de la Anunciación. Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

Hoy veo dos fiestas, en algo parecidas y en algo diferentes: una de Dios y una de este hermano. La de Dios es hacerse hombre por el hombre. La del hermano es hacerse de hombre parecido a Dios por amor del mismo Dios. En la primera se viste Dios de mortalidad del hombre. En la segunda este hombre se viste de la inmortalidad de Dios, pues el que muere al mundo vive eternamente para Dios: meliorem partem elegit, quae non auferetur ab ea in aeternum a 1. En la primera se viste Dios, segunda persona de la Sanctíssima Trinidad, de nuestro hábito: factus b, et habitu inventus ut homo 2. En la segunda se viste el hombre el hábito de la Sanctíssima Trinidad; y aun el hábito de Dios, podemos decir a boca llena, pues la gracia, dice sancto Tomás 3, est quidam habitus, qua grati sumus Deo c, [58v] et participes eius divinitatis. Con el primero, siendo Dios, es conocido por hombre verdadero. Con el segundo, siendo su charidad hombre, es honrado y tenido por hijo de Dios. En la primera se viste Dios de nuestra pobreza, ut nos divites essemus, como dice san Pablo 4. En la segunda se viste el hermano de la pobreza de la Religión, que es la pobreza evangélica de Dios, para que, estando Dios pobre de almas, esté rico de hombres.

En la primera fiesta canta David: Simul in unum dives et pauper 5. En la segunda cantaremos nosotros al revés, pues el pobre se junta con Dios rico. En la primera toma Dios la compañía de los hombres. En la segunda, el hermano la compañía de los hermanos. En la primera deja Dios la compañía de los ángeles para buscar el hombre. En la segunda deja el hombre a sus padres y hermanos por buscar la de Dios. En la primera deja Dios el cielo y entra en la tierra. En la segunda deja la tierra el hermano y entra en el cielo. En la primera el que no cabe en el cielo semetipsum exinanivit 6, pues cabe en un rinconcito del vientre de María. Y en la segunda se estrecha el hombre, que de suyo tiene pensamientos que no caben en el mundo, caben hoy en un pobre rincón.

En la primera nace Dios en las entrañas de María para morir. En la segunda muere el hermano en la Religión para vivir. En la primera la palabra, que en la eternidad de Dios era mental, en tiempo de los profetas vocal, es scripta en las entrañas virginales, cumpliéndose lo de Esaías: Sume tibi librum grandem, et scribe in illo stylo hominis 7; este libro grande fue la Virgen, etc., pues fueron grandes sus virtudes. Lo que habíe de scribir era la encarnación. El decir que scribiese con sus dedos como scriben los hombres con que toman la pluma, fue decir que, aunque la pluma había de ser el Spíritu Sancto, pero que todas tres [59r] personas se habían de hallar a la encarnación, siendo obra de la Sanctíssima Trinidad. Ven aquí otra obra parecida. El hermano, que en su mente ha tenido la vocación y palabra de Dios y en su lengua ha sido vocal tratándola, hoy es escripta y puesta por obra para ser escripto en el libro de la vida, siendo esta obra de la Sanctíssima Trinidad. La primera es mera misericordia de Dios: Propter nimiam charitatem qua dilexit nos Deus d 8. La segunda es mera misericordia: Cum essemus mortui peccatis 9, etc. La primera, obra del brazo poderoso de Dios: Fecit potentiam in brachio suo 10. La segunda, obra hecha del brazo derecho de Dios: Dextera Domini fecit virtutem e 11. La primera, obra del Spíritu Sancto: Spiritus Sanctus superveniet in te 12. La segunda, obra del mismo Spíritu: Spiritus tuus bonus deducet me in terram rectam 13. La primera fiesta celebra la Iglesia y todos los hombres por el provecho que nos viene. La segunda celebran los ángeles, super uno peccatore poenitentiam agente 14. En la primera el ángel propone toda la vida de Cristo, para que, en la segunda, toda ella sea exemplo y dechado de su charidad, etc. Dic.

En la primera fiesta dice el evangelista de la Virgen que cogitabat 15; que pensó la Virgen y, quedando satisfecha del ángel en sus sanctos pensamientos, dio el sí 16. ¡Oh almas cristianas, si todos pensásemos lo que dejo dicho: estas inspiraciones de Dios, estas voces y llamamientos de Dios! ¡Si pensases los bienes que pierdes en el mundo y los males que ganas; si pensases que pierdes el cielo y ganas el infierno; si te pusieses a pensar los fines desastrados que tienen y han tenido tus amigos y conocidos por vivir en medio de las ocasiones del mundo! Todos nuestros males están en no pensar. Quién duda, hermano mío, que si tú pensases las miserias del mundo, la gravedad de la culpa y la grandeza del que ofendes, [59v] no digo yo en una religión áspera, pero debajo de una peña te parecerían ricos palacios. Pensamientos sanctos fueron los que a los sanctos apóstoles hicieron dejar sus haciendas y a los mártires entregar sus vidas, etc. Y falta de pensamientos es quien a ti te trai perdido, entregado al dinero y al gusto, etc.

Veamos lo que semejantes pensamientos hacen hoy en Dios, representándosele y dándole ocasión a ellos la muerte de Lázaro. Y de ahí sacarás cuán sin ellos andas tú, pues tan poco sentimiento en ti hacen las cosas vivas que muertas. Y sus sombras estremecen al mismo Dios. Muere Lázaro, métenle en un sepulcro, scriben sus hermanas a Cristo, viene el Hijo de Dios, entra en su casa, pide por el sepulcro, llégase a él y, ante todas cosas, dice el evangelista que infremuit, que bramó, et lacrymatus est 17. Grande admiración nos deben hacer estas cosas. ¿Vos, Señor, no sois aquel manso cordero que, llevándole coram tondente non aperuit os suum 18, que atándole y desquilándole la vida y la honra, no abre la boca? ¿Cómo ahora bramáis como león? ¿Vos no sois la simple palomilla que no sabe sino gimir 19? ¿Cómo ahora os erizáis como toro? El cordero brama, la paloma gime. Decid, Señor, ¿qué pensamientos tenéis? Represéntasele a Cristo en Lázaro, su amigo, un hombre criado a imagen y semejanza de Dios metido en un sepulcro, muerto en peccados, desnudo de la gracia, con conciencia de mal olor, atado de pies y manos para lo bueno; y sólo el retrato y pintura de un peccado vuelve el cordero en un león, etc., un dibujo, una sombra, y ésta puesta en un amigo suyo. ¿Qué será, hermano, el peccado vivo en su enemigo? ¿Quién duda sino que, si tú lo vieses [60r] o pensases, que no gimiríes y bramarías?

¿No habéis visto dos casados que mucho se quieren, que parlan sobre mesa y dice el uno al otro: hagamos cuenta que enviudáis, señora, y que me muero yo, qué hiciérades? Empieza a llorar y a gimir. Callad, señora, que no admito tal suposición, no digáis tal. Y, diciendo esto, hace mill extremos, etc. Ea, Cristo mío, esta muerte de Lázaro no es sino una representación, una pintura, una suposición de que vuestro amigo Lázaro está en el mundo olvidado de Dios, entregado a las tinieblas de las culpas, comido de los remordimientos de su conciencia, atado para toda obra buena. ¿Qué hiciérades, Señor? Lacrymatus est Jesus, etc. Dejadme, que no quiero admitir tal suposición, no me lo digáis. Tollite lapidem. Lazare, veni foras 20. Y como la otra que sueña que se le muere su marido y dispierta llorando, etc. Dime, hermano, si en Dios una suposición hace esto, etc., ¿cómo en ti la verdad no te hace llorar y gemir y salir del mundo? Porque no piensas.

Parece a lo que cuentan graves autores del hijo del rey de Lidia, que, habiendo nacido mudo, un día vido que un soldado sacaba su espada para matar a traición a su padre, y pudo tanto la fuerza del desacato y amor que a su padre tenía, que rompe las ataduras de la lengua y da gritos: ¿Qué haces, soldado, contra el rey de Lidia, mi padre? El Hijo de Dios muy lejos estaba de bramidos y sollozos, siempre había guardado una composición y modestia apacible, pero, estando hoy delante de su Padre, en Lázaro muerto represéntasele un peccador que a traición y con desacato, en lo que es de su parte, quiere quitar la vida a Dios. Cristo, con el amor que a su Padre tiene, viendo tal desacato, rompe las ataduras de la lengua y, siendo cordero, brama y, siendo paloma, [60v] gime, etc., y dice: Ni aun de burlas no quiero ver tal tragedia, etc. Dic.

Otros quieren decir que el sentimiento de Cristo en esta resurrección fue ver que, estando ya en la muerte y en el sepulcro descansando su amigo Lázaro, siendo necesario resucitarle para gloria de Dios, lloró porque lo volvía al mundo, donde hay tantos males y miserias. Luego, según esto, hermanos míos, no hay que llorar al que entra en la Religión y en ella, como en sepulcro, se entierra, vestido de una mortaja, atado, ligado para no hacer su voluntad, comido de piojos, olvidado del mundo, porque la Religión es sepulcro do los hombres descansan. Es sepulcro que, recibiendo los hombres muertos, los vuelve a Dios vivos y resucitados en gracia. No hay que llorar a estos tales porque, viviendo en la Religión, viven en sepulcro, como otro Moisés que en él se le muestra la gloria de Dios. Como los muertos que en la muerte de Cristo resucitaron, que, viendo al Hijo de Dios morir en una cruz pobre, y tan pobre que muere desnudo y sin tener sepultura, resucitan para le convidar con sus pobres mortajas y sepulturas, haciéndole lugar en ellas. Esta es la charidad de estos sepulcros sanctos de las religiones: que, no tiniendo más de esta pobre mortaja, cada momento convidamos a Dios con ella, estando desasidos hasta del hábito que vestimos, haciéndole lugar hasta en una pobre tabla en que se duerme, pareciéndole no es razón esté Cristo sin sepultura y yo descansando en una tabla. Este tal es sepulcro glorioso, porque ya un hombre no oye las mentiras del mundo y enredos, ya no camina por las sendas de la vanidad, [61r] etc., dic, y finalmente camina en Dios y para Dios aguardando la voz del ángel, que diga: Venid, muertos, a la vida eterna.

Llorad, hermanos, a los que andan fuera de estos sepulcros, a los que viven en el mundo metidos en medio de tantas ocasiones. A éstos con mayor razón los podremos llorar muertos, pues están olvidados en su peccado, pues su mal olor de su mala vida se extiende por todo el pueblo, muerta el alma y depositada en ese cuerpo hasta que se deshaga el depósito y te lleven a la capilla que está aparejada, etc., en el infierno, que presto llegará y ya te llevan los años y días allá, etc. A estos tales se ha de llorar. A éstos llora Cristo y las dos hermanas.

¡Oh inmensa misericordia de Dios, que muere un hombre cayendo en peccado y le deja dos hermanas que vuelvan por él! ¿Qué fuera del pobre encarcelado si, sentenciado a muerte, no hubiera procuradores? Aun con los muertos en culpas usa Dios de esta misericordia, que le deja Dios hermanas que le envíen mensajeros y cartas. Una es la Iglesia, que siempre está rogando por los peccadores. Otra es tu conciencia, que te está dispertando y llamando y haciendo el officio de Marta f, que dice a María g: Magister adest 21, ¿cómo te atreves a ofender a Dios? Etc. Dic. En este sepulcro de los que viven en el mundo estaba el hermano. Ha oído Dios los ruegos de su conciencia y lágrimas de la Iglesia. Ha llegado hoy y dádole un grito y dicho: Tollite lapidem; veni foras 22, etc.

Y el no lo hacer proviene de no pensar. Que, si estos provechos pensásedes, no estaríamos tan sordos [61v] ni olvidados. Lleva Gedeón a la guerra. Etc. Sólo entran los que bebían el agua en las manos 23 (Judices) h, etc. Dic. Lo que dijo san Pablo (Ad Rom. 12) i: Obsecro vos fratres, ut exhibeatis corpora vestra hostiam viventem, sanctam, Deo placentem, rationabile obsequium vestrum 24. Por las entrañas de Dios os ruego una cosa, porque yo querría que ofreciésedes a Dios un sacrificio vivo y sancto que le agrade; y para esto en lo que me habéis de hacer placer es que exhibeatis corpora vestra, que lo penséis, meditéis y probéis. Que, si lo pensáis, pues sois hombres —que eso es rationabile obsequium—, y lo probáis como sanctos, vosotros saldréis con él. Porque, si ponéis los ojos en el ara donde os habéis de sacrificar y miráis el guchillo y paráis en el fuego y paráis en el sacerdote que ya está para partir la ofrenda, que sois vosotros, sin haberos primero con la consideración y el pensamiento entrádoos por en medio de esas dificultades de voluntad, por los filos del guchillo y las llamas del fuego, tengo por imposible que haya quien se sacrifique y ofrezca, etc., porque los aparatos del sacrificio mirados de lejos parecen tan rigurosos que no os dejarían ofrecer. Llegaos pensándolos, meditándolos, pues sois hombre. Ofreced rationabile obsequium, etc. Probadlos, llegaos a él, etc., que si de cerca miráis los aparatos del sacrificio, los ayunos, desnudez, etc., os j comeréis las manos tras ellos. Y assí en dos cosas hago fuerza: en que ofrezcáis sacrificio de razón. Lo primero, que exhibeatis corpora vestra, que los probéis.

Paréceme este consejo de san Pablo a lo que mandaba Dios, Deuteronomio 20: Si salieras a la campaña contra tu enemigo, [62r] junta la gente y, al tiempo del acometimiento, harás dar un pregón en esta forma. El hombre que hubiere edificado casa nueva y no la hubiere dedicado, no vaya a la guerra, porque, si acaso muriere en ella, no venga otro y la comience a habitar. Cualquier hombre que hubiere plantado viña y no la hubiere hecho común, no vaya a la guerra y vuélvase a su casa. Si hubiere algún desposado que no estuviere casado, vuélvase a su casa. Y después de haber dado este pregón, manda se dé otro de mayor importancia: Quis est homo formidolosus, et corde pavido? Vadat, et revertatur in domum suam, ne pavere faciat corda fratrum suorum, sicut ipse timore perterritus est 25. Si hubiere algún cobarde y temeroso, váyase luego, porque no haga a otros cobardes como él es. Grande razón hay aquí de dudar ¿para qué se han de dar estos pregones después que esté junto el exército? ¿Ya no sabe que el que no ha acabado de labrar su casa está exento? El que plantó el majuelo y el recién desposado ¿qué necesidad hay de ponerlos en la lista, sacarlos al campo, que ciñan spada, embrazado su escudo y puestas sus armas, si después se han de volver luego? Y lo que es del cobarde ¿ya no sabe cada uno de su valentía? ¿Para qué ha de salir allí delante de todos a se afrentar y mostrar su cobardía?

La razón de esto es porque, antes de enlazarse un hombre el yelmo y de tentar las corazas, antes que vea el campo do se ha de dar la batalla, tiene mill impedimentos, soñados mill achaques falsos, engendrados de la cobardía nacida de no los haber probado ni experimentado. Y assí hay muchos hombres cobardes que, después de puestos en la ocasión, no les parece el león tan bravo como lo pintan, salen animosos y hacen bravos hechos, porque, puestos en las ocasiones, pueden formar muchas razones, que cualquiera de ellas los convenza [62v] y haga valientes: Este que está a mi lado ¿no es mi vecino, no es de güeso y carne como yo, no se crió conmigo? Ni es de mayor cuerpo ni de más robustos miembros. ¿No son hombres y hijos de hombres como yo? Pues ¿éste acomete y yo huir?, ¿por qué tengo de volver las espaldas? Y después de haber probado el bizcocho y cecina, y que con la hambre le sabe bien, irá perdiendo el miedo al poco regalo que hay en la guerra. Y cuando él viere a su enemigo en el escuadrón contrario que es hombre como él, y que ni en armas ni en postura se la gana, haciendo todos estos discursos dirá: No es tan terrible la guerra por cierto como yo pensaba. Hombres son contra los que se pelea; no todas las balas aciertan ni todas las estocadas alcanzan, ni tanta hambre que no haya sus refrescos. Todos los cuales discursos, hechos como hombre racional, le dan la vida. Los cuales no los pudiera hacer estándose en su casa. Y por eso usó Dios de esta invención: Salga, pruebe y luego pregónese, etc.

Oh hermanos, los que teméis la guerra y la religión, los que vivís asombrados de los pies descalzos, etc., si hiciéredes discursos racionales, si saliésedes de vuestra casa y entrásedes en el campo y viésedes, allí puestos, cómo los que hacen esas osadías son vuestros compañeros, hombres como vosotros, etc., y que el león no es tan fuerte contrario como vos lo imagináis; si considerásedes los refrescos que da Dios, etc., ¡qué de ellos habría valerosos soldados! Hacéis la cuenta desde vuestra cama regalada, dende vuestra glotonería, etc. Dic. y aplica al religioso. Etc.




a meliorem-aeternum subr.



1 Lc 10,42.



bms. habitus



2 Flp 2,7.



3 Cf. Sum. Th. 1-2 q.110 a.3; QD De veritate, q.27 a.2.



c est-Deo subr.



4 Cf. 2 Cor 8,9.



5 Sal 48,3.



6 Flp 2,7.



7 Is 8,1.



d Propter-Deus subr.



8 Ef 2,4.



9 Ef 2,5.



10 Lc 1,51.



e Dextera-virtutem subr.



11 Sal 117,16.



12 Lc 1,35.



13 Sal 142,10.



14 Lc 15,10.



15 Lc 1,29.



16 Cf. Lc 1,29-38.



17 Cf. Jn 11,3ss.



18 Cf. Is 53,7; He 8,32.



19 Alusión a Is 38,14.



20 Jn 11,39.43.



fms. María



gms. Marta



21 Jn 11,28.



22 Cf. Jn 11,39.43.



23 Cf. Jue 7,4-8.



hal marg.



ial marg.



24 Rom 12,1.



jcorr. de los



25 Deut 20,8.






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