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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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[68r]
Jhs. Maria
Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem
Pide misericordia de Dios en un día que la hizo Dios tan grande con la casa de Elisabet y Zacarías y con todo el mundo, que bastó para que el evangelista dijese 1 que mirificavit misericordiam suam cum illa a. Estima Dios y tiene en tanto el hacer bien a los hombres y usar con ellos de sus misericordias que, no siendo este atributo que admite en Dios incremento o diminución, recibiéndole hoy todo el mundo con el nacimiento de Joan, tomándolo el mismo Dios por bien propio, dice el evangelista que magnificavit b 2, etc. Cuando a un hombre se le corre un officio, decimos que es grande en aquel officio. Y como hoy se le corrió a Dios el officio de misericordias haciéndolas con el mundo, dándole un hombre que había de ser hombre asombro del mundo, dice el evangelista que hoy se engrandeció el officio de Dios misericordioso. Que es lo que dijo san Pablo (Eph 2 c) 3: Deus, qui dives est in misericordia d. Pregunto yo ¿es pobre en justicia? No, que tan justo es como misericordioso, sino que se le corre más el officio de misericordioso. Este es el paño que se varea, éstos son e los ungüentos que se miden y ésta es la riqueza que se pesa. Y assí san Pablo, viendo los muchos que llegaban a esta puerta, que le parecía una carnicería la gritería de los que acudían a pedir, trocar, cambiar y comprar, si assí se pudiera decir, ¿qué dice? A este paso, Señor, seréis rico [68v] en misericordia, idest, a vos os hará rico vuestra misericordia. Misericordia que a tantos se extiende, que tantos la buscan, etc., vos quedaréis engrandecido. Misericordia que dende que pusistes la tienda del mundo tanto se varea, tanto se exercita que no corre otra moneda ni se oye otra voz y conversación, sino dádivas misericordiosas y beneficios, etc. Llámoos Dios rico en este trato.
En casa de un príncipe hay riquezas y hay thesoros. Diferéncianse en esto, que las riquezas son para el gasto ordinario y los thesoros se guardan para una ocasión, para una guerra; finalmente, no son para de contino, allá los tienen guardados cerrados donde no los vean. Pues de esta manera entendemos en Dios misericordia y justicia. La misericordia, riqueza, que es el gasto ordinario que tiene Dios, lo que se corre; el panem nostrum cotidianum da nobis hodie 4; misericordia Domini f plena est terra 5. Dondequiera que vais toparéis con ella. Pero la justicia la tiene Dios en brete, en cadena, escondida, athesorada para en tiempo de guerra, para una terrible ocasión, que será el día del juicio. Assí le dijo san Pablo al ingrato y desconocido: Thesaurizas tibi iram g in die irae 6. Dos cosas dice: que los enojos que da a Dios con sus pecados son ira athesorada que allá la esconde, la tapa y encubre, pero que estos enojos y este thesoro se guardará para su ocasión, in die irae, y para ti te lo guardarán.
Qui producit ventos de thesauris h suis 7. Dice que saca los vientos de sus thesoros. ¿No dijera de sus riquezas? No, porque esos vientos, con que hay tormentas por mar y por tierra, esos vientos que causan torbellinos, truenos, relámpagos, pedriscos i, con que unos mueren y otros peligran, esos vientos que representan los enojos de Dios, ésos de allá los saca, de lo escondido, de lo guardado, porque allá tiene su justicia escondida en el pecho, en su seno. [69r] Llano es que la mercaduría que a un hombre no se le corre, que la hace meter allá dentro, y la que se vende la pone en la calle, etc. Que es lo que dijo David en una galana metáphora: Extendit manum tuam in retribuendo 8 (psalmo 54). No dice solamente «extendió su mano», sino in retribuendo: para dar, para repartir, extendió su mano. La mano manca de Dios, la corta, la encogida, la encerrada, etc., es la de la justicia de Dios. Pero la de la misericordia es mano larga, que alcanza hoy a engrandecer el mundo y aun a engrandecer su misericordia. ¿No decimos acá a un hombre que da hoy más que ayer: grande mano tiene hoy fulano, etc.? Pues hoy extiende Dios su mano y la engrandece en casa de Zacarías y en el mundo, y es grande y extendida. Extendida, que llega al mayor pecador para si quiere recibirlo en su casa; y grande, que da mucho. In dextera illius longitudo dierum, et in sinistra divitiae et gloriae 9. En su mano derecha tiene longura, infinidad de Dios, eternidad, y en la izquierda, gloria y riqueza, que son todos los bienes que en cielo y tierra se estiman. No carece de misterio que en la mano derecha ponga los días y en la izquierda la gloria y las riquezas, que menos son los días que la gloria y que las riquezas de Dios, pues a éstas llamamos misericordias. Pues veamos por qué puso lo que más valía en la mano izquierda.
Para esto quiero que notemos lo que dice la sposa de las manos de Dios (Cant 5) j: Manus eius tornatiles, aureae, plenae hyacinthis k 10. Son manos ricas, largas, liberales. Son manos torneadas, llenas de preciosos anillos, adornadas con jacintos. Son torneadas, que se andan a la redonda; que dan vuelta a todo lo que tú tienes necesidad. Torneadas, que tornan a darte cada día lo que quieres. Torneadas. Como decía el otro momo 11 maldiciente, mostrándole una casa muy acabada. Que ¿qué le parecía? Dice: Buena, si fuera de torno. ¿Por qué? Dice: Para cuando tuviera un mal vecino, pudiera volver el torno [69v] y poner la puerta a otra calle. Pues no tienen esta falta las manos de Dios y su casa, que son torneadas, que, si llenas de riquezas y no las quieren en Ingalaterra, vuelve el torno y vuelve la puerta y comunica sus bienes a otro reino, etc. Dic. Torneadas, que, si los hijos de Abrahán se vuelven piedras, son poderosas para volverse a las piedras y de las piedras hacer hijos de Abrahán 12, etc. Dice que son torneadas. Dice otra letra: Manus eius sicut orbes aurei habentes inclusum [hyacinthum] 13. Son sus manos como dos mundos de oro que tiene cada uno de ellos dentro un jacinto. Extraña metáphora, que las manos de su sposo son como dos mundos redondos. Aun si dijera como un alabastro, como un marfil, como dos racimos de oro, aun parece. Pero decir que son como dos mundos redondos y como manos torneadas, que también son redondas, es decirnos que tiene Dios sus manos hechos puños cerrados. Que eso es contra lo que vamos diciendo, que es contra la liberalidad y misericordia de Dios decir que en esas manos y puños está encerrado en cada puño un mundo. Un jacinto, por quien, y por ser de color del cielo, entienden la gloria, es decirnos que el cielo lo tiene Dios apretado en el puño. ¡Seas tú, Dios mío, bendito mill veces! Tú me des mano para que yo abra la tuya, y sepamos y conozcamos cómo estos soberanos jacintos, gloria y cielo, está muy patente. Pues veamos la declaración, y veréis, señores, cuán a propósito de la liberalidad de Dios es la metáphora.
Las manos de Dios son dos mundos redondos, dos manos torneadas, y en esos dos mundos redondos, dos jacintos, que es el cielo. Es decirnos que de sus manos se está rodando el cielo, la gloria y la bienaventuranza. Procurad poner sobre una bola alguna cosa y veréis cómo no se puede tener; luego se rueda, luego se cai. Pues eso quiso decir la sposa: Tienes unas manos, sposo mío, [70r] de quien se rueda y cai el cielo; no lo puedes sconder ni tapar, acá se nos viene, etc. Sea, pues, otra explicación. Sus manos, dos mundos con dos jacintos, que son su gloria y cielo. ¿Hay cosa más l en la mano? ¿Hay cosa que más traigamos en las nuestras que el mundo? ¿Hay puños ni manos que más las procuremos abrir que las del mundo? Pues en esos mundos que tú trais entre manos, hallarás el cielo, etc., porque esos mundos mis manos los fabricaron y hicieron y pusieron en ellos mi cielo y mi gloria al que quiere abrir esos puños. ¡Oh largueza de Dios que, siendo el hombre tan amigo de mundo, de riquezas, de honra, le pusiese en ese mundo, en esas riquezas, en esa honra, el cielo y los jacintos!
Pues veamos qué es la causa que dice san Joan, tratando de los del mundo, que mundus eum non cognovit m 14; que el mundo y los del mundo no conocen a Dios. Ahora mirad, veréis que ponen en una mesa un plato de fruta y veréis que aquella fruta la comen de tres maneras: el dueño y señor de casa la monda y arroja la cáscara y come lo más puro, etc.; otros hay que no la mondan, sino que con cáscara y todo la comen, y esto puede ser enfermo, particularmente si la fruta son melones; hay otros picarillos o perros debajo la mesa y éstos suelen comer la cáscara solo. Pues los puños de Dios son dos mundos con dos jacintos encerrados; llega el religioso y el siervo de Dios y monda la fruta y dice: no quiero mundo, sino lo que en él está encerrado; quiere el jacinto y arroja la cáscara. Otros hay que quieren mundo y cielo, y éstos son los casados, que viven en él, que en él hallan su cielo. Otros hay que son como jumentos, como animales, y que sólo comen las cáscaras, sólo gozan del mundo. Y de estos tales dice san Joan que no ven ni conocen los jacintos que en estos puños están encerrados.
Tenerlos estos jacintos assí en puños no es para ser corto, sino, pues [70v] tiene extendida su n mano o, para que tú hagas algo. Que el padre que viene cargado de manzanas de la plaza y alarga la mano para que su hijo tome una, se huelga y se entretiene con que se abra el puño. Este algo es, hermano, lo que su charidad ha de hacer el día de hoy, etc. Dic. Y no queramos ser como los del mundo, que lo quieren de balde. Dic lo del Exodo de los adobes que tenía Dios debajo de sus pies, que, siendo cielo de cristal, era de adobes 15, porque no entendamos que el cielo lo hemos de ganar a soplos, como quien hace vidrio, sino con trabajos, como quien hace adobes. Pero quiero que advirtamos ahora con qué responderemos a la duda pasada, que dice David que los días los tiene Dios en la mano derecha y el cielo en la izquierda 16. Llano es que, si estas cosas las tiene en las manos y manos torneadas y cerradas, que menos fuerza tiene para defenderse la izquierda que la derecha, y que más apretará lo que en la derecha tuviere. De donde vemos que hay más dificultad para alcanzar días y cosas de la tierra, etc., que para alcanzar riqueza y gloria, etc.; dic. Nuestro glorioso Baptista qué bien hizo esto, que no quiso mundo sino riquezas y gloria; y tuvo tantas de ésta que engrandeció la misericordia de Dios en el sentido dicho; y hizo tantas diligencias para abrir las manos de Dios que, cuando las tuviera muy cerradas, según sus muchas penitencias, las abriera, pues manus Domini erat cum illo p 17, las dádivas de Dios andaban con él. El hermano le imita hoy, etc. Déle Dios perseverancia, etc.
Aquello de los adobes es del Exodo, donde Moisés y Arón subieron a ver a Dios, et viderunt Deum, et habebat sub pedibus eius caelum quasi crystallinum q 18. Dice otra letra 19: quasi laterum. ¿Qué tienen que hacer adobes con cristal y vidrio? Respondo que poco, y que esta demostración fue para que entendamos que para [71r] ganar el cielo, hemos de hacer algo. Si sólo dijera que era de vidrio o de cristal, el vidrio se hace a soplos, el cristal el tiempo y el cielo solo lo produce. Pero los adobes no es de esa manera: con agua se mojan, con los pies se masan y con las manos se forman. Y assí, para darnos a entender que el cielo no lo hemos de ganar a soplos y con descanso y en cama, etc., sino como quien hace adobes, derramando lágrimas, que con ésas se amasa el cielo, con los pies se ablanda, que son los afectos, y con las manos, que son las obras, se forma. Pues esto viene a hacer este hermano, que ha sabido y le ha dicho Dios que el cielo no sólo es vidrio que se ha de hacer con el aire que hay en el mundo, sino de adobes, y assí viene derramando lágrimas, con los pies que, para ablandar la tierra, se descalza, con las manos y por eso toma en ella la disciplina. Y con esto abre las manos de Dios y en ellas halla riquezas y gloria. Esta nos dé Su Majestad por quien es, etc.
Nota cómo nos hace Dios bien a dos manos. Laeva eius sub capite meo, et dextera illius amplexabitur me r 20. Con una nos tiene la cabeza y con otra nos abraza el cuerpo. Y según lo de arriba, que en la izquierda divitiae et gloriae. Y esta mano hace su officio y benefficio a la cabeza. Es decir que para el alma misericordia y gloria y, para el cuerpo, lo que está en la mano derecha: longitudo dierum s 21. Y el hacer Dios bien a dos manos, es porque son benefficios de dura. Como lo que acá se coge y hace a dos manos o a dos haces, como lo que se borda, que anda una mano por arriba y otra por abajo. Y assí aquellas labores son de dura, a diferencia de las telillas falsas que hoy se usan, que no asen sino en el pelo de encima y duran por dos días. Assí son las mercedes y benefficios del mundo, que son muy por de encima y muy al quitar. Pero las de Dios [71v] son a dos haces, a dos manos, una por un lado y otra por otro: una que atiende a los menesteres del cuerpo y otra que apresta y da y acude con bienes al alma.
Esto de estas dos manos de Dios assí cargadas paréceme como cuando uno saca agua de una noria con una rueda: que, mientras vacían unos arcaduces, suben otros, y bajan otros y otros enllenan, y está para que siempre esté descargando y vaciándose. ¡Seas tú, Dios mío, mill veces bendito!, que estos tus benefficios andan en contorno, de suerte que, si la una mano vacía, la otra enllena, para que siempre estés dando. Como el que saca agua con dos cubos, que cuando el uno vacía, el otro enllena. Estas son tus dos manos que en contorno las traes haciendo bien a los hombres, etc. Que es lo que dijo David: Benedices coronae anni benignitatis tuae t 22. Es bendición ver cómo Dios nos hace merced y benefficios en el discurso del año en corona, en contorno, que no hay día ni mes que no nos está haciendo bien y regalándonos, etc.