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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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[83r]
Jhs. Maria
Plática a un hábito. Quid petis? Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem
Hermano mío, si su charidad quisiere pesar la que hoy usa Su Majestad con su charidad, de sacarlo del mundo y traerlo a sí, hallará que es tan grande que sobrepuja todo entendimiento. Tan grande, que dejó esa misericordia para muestra de otra que Su Majestad hizo con el hombre: Si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad me ipsum 1. Acá por encarecimiento soléis decir: cuando yo me vea de tal y tal suerte, bien sé yo qué me tengo de hacer, idest una grande obra; cuando yo herede bienes, qué tengo de hacer, idest unas grandes casas, etc.; cuando tenga salud, bien sé yo lo que tengo de hacer, idest una penitencia grandíssima. El Hijo de Dios dice: Cuando, muy enclavado en una cruz, me levanten en alto, bien sé yo qué tengo de hacer. ¿Qué, Señor? ¿Qué? Que trairé los pecadores a mí, los levantaré a mí. Hazaña grande, obra sin igual: perdonar pecadores y levantarlos a sí. Tan grande es esta obra que, con ser Cristo Dios, en quien no cabe falta ni pecado, viéndosela obrar los phariseos murmuran de Dios: Quia hic peccatores recipit, et manducat cum illis 2.
Advierta, hermano, lo que dice, para que considere la misericordia que hoy se usa y hace con su charidad: Cuando a mí me levanten en alto, levantaré yo al hombre a mí. Válame Dios, ¿por qué, cuando Cristo nació o predicaba, etc., no hacía esto, sino que aguarda a cuando esté en alto? Allá fingen [83v] los historiadores de Anteón y [Hércules] que siempre lo derribaba el uno y, buscando la causa, dicen que era por ser hijo de la tierra. Y, como la lucha era en la tierra, su madre pegábale nuevas fuerzas con que salía con la victoria. Cuando esto vido el contrario, determinó de levantarlo en alto y, en el aire, apriétalo entre los brazos, y allí destrípalo y véncelo 3, etc. ¡Qué de años habíe traído Dios lucha con el hombre en la tierra y siempre el hombre salía con las victorias, siempre se iba tras sus gustos y contentos! ¡Qué de inspiraciones, y el hombre sordo! Y esto porque el hombre está en la tierra y, como hijo de ella, pégale nuevas fuerzas, nuevos olvidos de su Criador, etc. Esto pasa, esto pasa, dice Dios, bien sé yo qué me haré cuando me levanten de la tierra. ¿Qué, Señor? Que omnia traham ad me ipsum; que entonces levantaré yo a los pecadores en alto y, entre mi cuerpo y el madero, los apretaré yo con los clavos. Allí saldré con la victoria.
Esto significan aquellas palabras tan misteriosas de David: Circumdederunt me sicut apes, etc., et in nomine Domini quia ultus sum in eos 4. Y por Esaías, cuando le vieron los ángeles con la túnica tinta en sangre, le preguntan: ¿Qué es aquello? Y dice: Calcavi eos in ira mea 5; enojéme con los hombres y helos vencido. ¿Y cuándo fue este vencimiento? Cuando se tiñó todo su cuerpo en sangre en la cruz. ¡Oh qué victoria, mi hermano, alcanza Dios hoy con su charidad! Y su charidad muchas ha alcanzado hasta hoy contra Dios. Y, si no, dígame ¿cuántas veces lo ha llamado, etc., y dispertado en medio de sus pecados? Y él sordo. [84r] ¿Cuántos sermones ha oído y confesiones que ha hecho? Y él siempre quien siempre. Esto pasa, dice Dios, yo quiero a este hermano sacarlo del siglo, levantarlo de la tierra, que, por estar él en ella, sale con esas victorias. Yo quiero levantarlo a imitación de mi cruz y azotes, hambre, etc. Y allí bien sé yo qué tengo de hacer. ¿Qué? Salir victorioso y vengarme de él por penitencias que él voluntariamente tomará.
Esto significa, mi hermano, el morir los brazos extendidos en la cruz, el estar él alto y nosotros bajos y tener necesidad, para subir donde él está, que nos dé la mano, que alargue el brazo. Ve aquí, hermano, la misericordia que hoy usa con su charidad: el darle la mano para levantarlo y subirlo donde él está. Ahora, pues, no queda por Cristo, que ya él le alarga la mano. Désela su charidad. Diránme: Padre, ¿cómo le tengo de dar la mano? ¿Cómo? De tres maneras, dice David, le daba las manos a Dios. Primero: Deum exquisivi; manibus meis nocte contra eum 6 (psalmo 76) a. Cuando en un aposento entramos de noche y buscamos algo, atentamos con las manos. Assí dice David: En esta vida todo es noche, busco a Dios atentando con las manos, ya en la persecución, en los trabajos, en los ayunos, etc. De esta manera le ha de dar a Dios las manos, atentando ya en la disciplina, ya en el mal dormir, en el velar y mal comer. Todo es atentar, porque b, mientras viviéremos, es de noche. Cuando en la muerte se nos descubra aquel sol de justicia, etc., no habrá que atentar, sino ver y gozar.
Lo segundo, se le da la mano orando. Extollo manus meas ad templum sanctum 7. Extollite manus vestras 8. Y esto significa muy de ordinario en la Scriptura levantar las manos. [84v] Y esto ha de hacer su charidad en la Religión do entra. Lo tercero, obrando se da a Dios la mano. Levavi manus meas ad mandata tua, quae dilexi 9, etc. Dic.
Ahora decidme, padre, ¿qué significa este darnos las manos? Ya decimos que Cristo en la cruz me la da y que yo la tengo de dar a Su Majestad. Primero, digo que acá se suelen dar las manos en señal de paz y amistad y reconciliación. Soléis decir: Ya fulano dio la mano a su contrario, etc. En señal de que de hoy en adelante su charidad ha de tener paz, amistad con Dios, que ya no se ha de quebrar por ninguna cosa. Lo segundo, cuando otorgan alguna doncella, dan las manos. Soléis decir: Ya fulana ha dado la mano a fulano, idest no se casará con otra. Y esto es lo que David dice: Si expandi manus meas ad deum alienum 10 (psalmo 43) c; mal haya yo si otro tengo de recibir ni he recibido. De que la tal doncella acudirá a favorecerse y compararse del tal sposo: In d manus tuas commendo spiritum meum 11. De que toda su dicha la tal sposa sólo la tendrá en el tal sposo: In manibus tuis sortes meae 12 (psalmo 30) e. Y el darla el sposo es decir que, dándole tal y tal dote, se desposará con ella con vínculo y atadura perpetua por palabras de presente, que es cuando se desposan y celebra el sacramento.
Hermano, éstas son hoy unas otorgaciones, un darse las manos. Lo que de parte de Cristo significa el dársela a su charidad, es que, si por este año persevera con fervor y le da este dote, que es guardar lo que se guarda en esta Religión, que Su Majestad por la profesión se desposará con su charidad con ligadura y atadura indisoluble f, etc. Y para ayuda de sus penitencias y trabajos no le doy por exemplo [85r] que los demás hermanos hacen lo que su charidad hace, ni decirle que lo que es de su charidad es de mí, que eso parece hace poca fuerza, porque yo soy más malo que todos los que nacieron y tengo necesidad de hacer eso y más. Pero doyle por exemplo cumplido lo que David deseaba: Surge, Domine Deus meus, in praecepto quod mandasti; et synagoga populorum circumdabit te 13. Y como lo explica san Agustín 14: Antiguamente, Señor, el hacer y criar el cielo poco te costó, y lo demás que criaste, con una palabra que de tu boca se cayó lo hiciste. Assí no me animaba yo, pero surge, etc. Parece que en vos todo era hablar y mandar. Levantaos de la silla y cumplid lo que mandáis; y cuando los hombres vean lo mucho que os cuestan las glorias que hacéis, synagoga populorum circumdabit te. Nada le pedimos que Cristo no lo hiciese primero: mortificación, ayunos, pobreza, obediencia hasta la muerte. Vea aquí el ayuda de costa que le damos, etc.
Y advierta, hermano, que de todo se le ha de pedir cuenta de este darle la mano, de esta misericordia, de esta vocación y de estas palabras que aquí le he dicho, con todo lo cual, para dar buena cuenta, ha de haber granjeado honra y provecho: provecho para sí y honra y gloria para Dios. Porque en lo que hoy hace con su charidad se ha como un caballero con el mercader: que le da los mill ducados, el caudal, y el mercader pone la industria, y las ganancias las parten por medio. No podría el mercader decir que se quedaba con todo porque había puesto trabajo, caminos, etc., porque el caudal es del caballero. Hoy, hermano, pone Cristo compañía con su charidad. Cristo pone el caudal, pues le da la mano, le da su sangre y estas palabras que hoy le he dicho, todo es hacienda de Dios. Su charidad [85v] ponga el trabajo, la industria y solicitud. Et negotiamini dum venio 15. A la muerte se partan las ganancias: el provecho para su charidad y la gloria para Dios, ad quam nos perducat.