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[91v]

Jhs. Maria

Alius a otro hábito. Misericordiam Dei

Cuando esta mañana le dije a su charidad que fuese a recibir el Sanctíssimo Sacramento porque le habíemos hoy de dar el hábito, se me ofreció una grande misericordia que Dios usaba hoy con su charidad, y era que, habiéndose de dar a Dios, ofrecerse y entregarse a Dios, es tan benigníssimo este Dios y Señor que, antes que su charidad se le diese y entregase, Su Majestad se le quiso dar y entregar porque no le gane por la mano y en todas las dádivas la de Dios fuese la primera. Luego se me ofrecieron aquellas palabras de los Cantares: Dilectus meus michi, et ego illi ¹. Si yo para él, primero es él para mí.

De aquí advierto un misterio de los propios Cantares, donde la sposa, entre los apodos que da al sposo, uno es: Oculi eius sicut ^a columbae super rivulos aquarum ², etc. (Canticorum 5). Y a el sposo no se le cai este mismo apodo de la boca para su sposa: Aperi mihi, soror mea, columba mea ³; quam pulchra es, columba mea ⁴; veni, columba mea ⁵, etc. La sposa al sposo lo llama paloma, etc. El misterio que aquí hay encerrado es lo que dice Plinio ⁶ de las palomas: que entre ellas jamás se conoció adulterio, sino que se guardan grandíssima lealtad, etc. Dic que es lo que dice la esposa: Ego sum dilecto meo, et ad me conversio eius ⁷; yo para mi sposo, etc. Mi sposo tiene ojos de paloma. Para quien es paloma, gran consuelo, hermano, y gran misericordia que, viniendo su charidad a ser paloma, tendrá los ojos de Dios sobre sí. Que es lo que dijo David: Oculi Domini super justos ⁸.

Quid tu vides, Jeremia? Virgam vigilantem ⁹; vara con [92r] ojos de Dios. La vara significa en la Scriptura el rigor, las penas, etc. Pues decir que sobre esas penas están puestos los ojos de Dios, es decir que non patietur vos tentari ultra id quod potestis ¹⁰; que les estará Dios midiendo con la vara las fuerzas y con los ojos, no dándole más de lo que pudiere llevar.

Suele también el ojo servir de nota y advertencia, como cuando está en una margen señalado alguna cláusula, que es decir que se note lo que allí está encerrado. Poner Dios ojo en esas penas y en el rigor, es decir que, cuando Dios a su charidad le mortificare y le asentare la mano, etc., que note y advierta lo que allí está encerrado, viviendo con una particular confianza que, tiniendo los ojos de Dios sobre sí, saldrá con todo con gran facilidad, por flaco que la criatura sea. Porque esto significa la prevención de haber recibido hoy a Dios, que es atar la varilla débil y flaca a la columna fuerte, para que tenga fortaleza. Dios lo haga sancto.