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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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Jhs. Maria
A una profesión in die Soteris et Caji 1. Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, etc.
Grande es la misericordia, de que hoy Cristo hace minción en el evangelio, que usa con los hombres, en quererse él llamar vid y, a los hombres, sarmientos 2. Como si dijera: yo y el hombre somos un soberano y divino injerto, que el que quedare y se asiere en mí llevará [125v] mucho fruto; y si se apartare, no vale sino para el fuego. Llamélo injerto porque, para haberse de injerir, el árbor en quien se injiere y la planta que se injiere entrambos padecen y en entrambos entra el hierro.
En el que se injiere, se abre, se cortan ramas, para que por la parte del injerto eche toda la fructa. La rama que se injiere la mondan de todas las ramas y hojas, que sólo queda un palito desnudo. Y, para hacer esta obra, vino Cristo desnudo, como cercenado y chapodado de otros cuidados, que eso significa aquel dejar las 99 ovejas en el cielo 3, que eran como otras 99 ramas por donde se iba, derramaba y comunicaba la bondad y misericordia de Dios. Assí lo dice David: Domine, in caelo misericordia tua 4. Baja así solo puesto en un pesebre 5, y dice: Plena est terra misericordia tua 6. Tan chapodado, tan cortado que no tiene dónde reclinar su cabeza 7, etc. Dic locus. Segundo, abierto su costado, sus pies, sus manos, para que entre allí el hombre.
Lo segundo, la rama que allí se ha de pegar, se ha de mondar, ha de ser desnuda, una púa sola, para que lleve fruto. Tres cosas: cortarse de donde estaba; lo segundo, mondarse; lo tercero, pegarse. Un hombre, para que lleve fruto, es necesario cortarlo del mundo y asirlo a Dios. Lo que dice Cristo: Omnem palmitem in me non ferentem fructum, purgabit eum 8, etc.; [si] en sí no lleva fructo, es necesario cortarle del mundo y aun de sí propio. Lo que dijo san Pablo: Vita nostra abscondita est cum Christo 9. El hombre es árbor viceversa. Y el árbor allí tiene la vida donde tiene las raíces. Y como el hombre tiene la vida del cielo y en el cielo, tiene las raíces en la cabeza. Las raíces del alma son los pensamientos. Para llevar fruto, san Pablo apártalos de la tierra y pónelos en el cielo, de suerte [126r] que dice: Conversatio nostra in caelis est 10. Iam non ego, sed vivit in me Christus 11. Y así llevaba el fruto que Cristo: charidad, amor, paciencia, vida de Dios, fortaleza, porque las raíces están echadas en Dios. Y así desafía la furia de los vientos, de los demonios, a las tribulaciones 12, etc. Y el rey David: Ego sicut oliva fructifera in domo Dei mei 13. ¿De dónde, oh Señor, vino tanto fructo? Por estar in domo Dei mei. Sería imposible decir los bienes que tiene una alma con Dios, etc. En apartándose, lleva el fructo de tierra. Si uno sube en un caballo ligero, ha de andar al paso del caballo. Dios es fuego, y así le comunica al hombre la ligereza del fuego, la actividad, etc. Corre como Dios, salta como Dios, vuela como Dios. Y ansí no hay que espantar que un niño pueda mucho, porque todo lo puede en Dios.
Pero adviertan que falta otra cosa para este injerto: que se monde la rama y quede un cogollo solo. Porque, si fuese una rama con muchos cogollos, por allí se iría la virtud y se secaría. Para injerirse en Dios, ha de chapodarse un hombre las ramas, quitar los desaguaderos, tres entre otros: la propia voluntad, los gustos de la carne y la cobdicia de las riquezas. No hay cosa que tanto marchite las buenas obras como que en ellas se halle la propia voluntad. Ieiunavimus, et non aspexisti; humiliavimus animas nostras, [et nescisti] 14. Quéjanse, porque Dios sólo no estimó sus ayunos, pero aun no los miró. No hay cosa más aborrecible a los ojos que la desnudez, que es cosa fea. Assí lo hizo Sem cuando vio la desnudez de su padre 15. La comida desnuda a un hombre. Assí, después de la comida de Adán, cognoverunt se [esse nudos] y no se atrevieron a poner delante de los ojos de Dios 16. El ayuno cubre, etc. Operui a in ieiunio animam meam 17. Ahora, pues, quéjanse los fariseos porque, estando vestidos con el [126v] ayuno, no los mira. Y da la razón: Quia in ieiuniis vestris invenitur voluntas vestra 18. Como si le diesen un buen guisado a un rey y no lo comiese por haber en él caído una mosca. La humillación, el ayuno, bueno. Pero, si en él se halla la mosca asquerosa e importuna de la propia voluntad, aborrécelo Dios.
Y assí David dice b: Aruit cor meum, quia oblitus sum comedere panem meum. A voce gemitus mei adhaesit os meum carni meae. [Similis] factus sum c pellicano solitudinis 19. Porque me olvidé de comer mi pan, quedé en los güesos, hecho un pelicano de soledad. ¿Qué pan es este que se olvidó de comer David? Digo que este pan era la voluntad de Dios, que es el mantenimiento de los justos. Y así el Caldaico traslada 20: Quia oblitus sum comedere legem doctrinae. Y aun Cristo d llamó mantenimiento suyo a la voluntad de su Padre: Meus cibus est ut faciam voluntatem Patris mei 21. Olvidéme, Señor, de mantenerme con tu voluntad; quise mantenerme de la mía, no negando a mi deseo cosa que me pidiese, aunque fuese contra la tuya. Y assí he quedado seco y solo como el pelicano, sentenciado a la soledad, a la penitencia. Advertid que, por haber hecho su voluntad, se compara al pelicano. Este es una ave que, por mantener sus hijos, vuelve el pico a sus entrañas, el corazón, y se desangra hasta e que lo f deja seco. Assí David: por mantener mis deseos, desangré mi corazón hasta quedar seco y perder la vida de la gracia; y assí, pues como pelicano ofendí, como pelicano me condeno a la soledad. Haciendo siempre la tuya, etc. Y assí esa voluntad la dio después derretida y hecha lágrimas: Lacrymae meae [127r] fuerunt panes die ac nocte 22, etc. Derretida, etc. Y esta alma es en quien pone Dios sus ojos, como los puso en las pisadas de quien dijo: Quae est ista quae ascendit per desertum sicut virgula fumi ex aromatibus myrrhae, et thuris, etc.? 23 Olor de contrición; hecha polvos, molida y quebrantada, ésta le güele muy bien a Dios. Y aun g [alegra] a los ángeles h 24.
Lo segundo, los deleites se han de cortar, porque también quitan el fructo. Spiritum nolite extinguere 25. Non videbit me homo, et vivet 26. In carne 27; si carnaliter 28. In lectulo meo quaesivi quem dilexit [anima mea] 29. Lo tercero, los bienes, porque son espinas que ahogan 30, etc.
Ahora, pues, padre, ¿por qué [no] nos llamó a este injerto de otra similitud, y no de vid? Respondo que la vid todo el año tiene y da fruto, ya agraz, ya uvas, ya vino, etc., ya leña, etc. Lo segundo, porque debajo del fructo de la vid están figurados los trabajos del justo.