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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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Jhs. Maria
La despedida de los hermanos novicios de Valdepeñas
Puesto me he a pensar con qué palabras cortas y sentidas hiciera esta despedida de sus charidades: cortas, por la brevedad del tiempo y muchas ocupaciones que se ofrecen; sentidas, por el amor que hay de unos a otros. Y confiésome por tan impedido para lo uno y lo otro, que no sé con qué pudiera yo cumplir y enllenar este vacío que no fuera notado de corto y desenamorado. Podrá ser que nos dé Dios algo con que yo vaya consolado [160r] y sus charidades lo queden, poniendo delante de sus ojos aquella absencia que hizo aquel gran padre de familias de la viña y heredad, que por san [Mateo] a dice que plantó; y para habella de entregar a quien de ella le diese renta y tributos, dice que le puso un cerco: Sepem circumdedit ei b 1, y que le edificó una torre en medio y puso su lagar donde, sin salir fuera, pudiesen beneficiar los fructos. Y acabada esta obra, dice que la entregó a quien le acudiese con sus rentas a sus tiempos. Y con esto, se partió y absentó 2. Y, a mi parecer, debía con mucho gusto y quedarlo los arrendadores. Habíalo él de ir, por dejar una tan buena heredad, tan bien plantada c y edificada, cercada y guardada con tantos y tales pertrechos dentro, de que le hubiesen de pagar sus tributos. Y también lo debían quedar sus arrendadores, por el seguro, guarda y valor que tenía la tal heredad.
Este propio gusto, mis hermanos, debo yo llevar y sus charidades tener en la ocasión que tenemos entre manos. Lo primero, por ver que este convento y communidad queda hecho viña. La viña es la heredad que más fructos da en el discurso del año de todas cuantas heredades hay. Porque los demás árbores dan su fructo a su tiempo, pero la viña en todo tiempo parece está aparejada a servir y regalar a su amo. Dende el primer día que enpieza a echar tallos, con ellos quita la golosina y deseo que tiene el hombre de gozar y comer fructos nuevos; y luego los agraces y luego las uvas, trocándolas cada día dende que las enpieza a madurar en nuevas d mejores. Y luego de uvas se trueca y deshace y hace vino, para dar fortaleza a los flacos; y se vuelve pasas, para regalar a los enfermos. Y cuando no tiene qué dar, gusta que la corten y poden sus sarmientos, para calentar los fríos. Cierto que es grande y [160v] summo bien e que uno tiene una heredad que sea tal que de ella pueda sacar fructo todo el año. Y assí, a mi parecer, debía ir consolado aquel padre de familias de haber empleado tan bien su trabajo y dinero; y lo propio los arrendadores.
No es nuevo oír decir que una religión, una communidad y convento es viña: Vinea Domini Sabaoth domus Israel est f 3. Luego fructo ha de dar todo el año. Es assí que el verdadero religioso y una communidad, de la que vamos tratando, siempre, de invierno y de verano, de noche y de día, ha de estar dando fructo, trocando y variando sus obras por momentos, con que regale y banquetee a Dios, ya con humildes y sanctos pensamientos, que son tallos que brota una alma sancta, ya creciéndolos y levantándolos con una esperanza grande hasta el cielo, ya dando agraces y fructos tempranos de sanctas palabras, ya trocándolas en obras, madurándolas cada día más y más; y de esas obras sacando un zumo de perfecta charidad, con que ayudan los flacos. Y cuando no es tiempo de uvas, que son las obras que decimos, porque tiempo ha de haber de cesar y descansar, entonces sirven a Dios con una vida pasada por la mortificación y penitencia. Que dirán que ya pasaron a la otra vida, según quedan de los trabajos de la vida penitente tan sin jugo, tan sin color, que, assí como las pasas g parecen y son en alguna manera otra especie de fructa, assí lo parecen ser estos tales religiosos de otra especie de hombres, pues, estando los otros, como las uvas, a peligro de podrirse, éstos, como las pasas, parece están ya seguros para conservarse, premio de sus antiguos trabajos, con que alcanzaron cédula de más seguro.
Lo cual veremos con particular claridad, si ponemos los ojos en la hechura [161r] h de las pasas, exemplo de que vamos tratando. Las pasas para hacerlas las cortan de sus vides y cepas, donde estaban colgadas de sus pezones con particular regalo, gozando del sol y del aire, cubiertas y tapadas y como en conserva debajo de las hojas y pámpanas; y luego las entran en una lejía fuerte puesta al fuego; y luego las sacan de allí y las ponen al sol a enjugar. Y con esto se pasan y quedan en estado de poderse conservar. Pero las uvas, con todo el regalo que tiene en la vid, que ahora decíamos, está en peligro de perderse y de podrirse. Ven aquí, mis hermanos, el cómo granjearán este estado con que, junto con los otros que hemos dicho, siempre estén agradando a un tan buen Dios como tenemos. Lo primero, como racimos de uvas, se han de cortar y arrancar de sus vides, que es el mundo, padres y parientes, a quien estaban asidos. Que, en fin, este nuestro natural tiene por madre a la tierra, de quien fue formado, y a ella se ase y pega con más bocas que el pulpo a la piedra en el mar, pues no tiene ojos, boca, sentidos y potencias con que no se asga a ella, según lo que dice David 4: Conglutinatus est in terra venter meus i.
Veamos, aunque sea de paso, por qué dijo David que su vientre estaba pegado y conglutinado con la tierra. ¿No dijera sus ojos, su lengua, etc.? sino su vientre. Ahora adviertan por charidad que el niño, cuando está en el vientre de su madre, recibe el sustento y mantenimiento por el vientre, por el ombliguillo. Por allí la madre le da todo lo que ha menester y por aquella parte está pegado y asido a su madre. Pero, después de nacido, toma y recibe por la boca su mantenimiento. Pues decir David que su vientre está pegado y conglutinado con la tierra, es decir que se es niño y que, aunque de esa tierra no ha nacido ni salido pues todavía, como niño, recibe el mantenimiento de ella, estándose asido a sus cosas, etc. [161v] Pues los verdaderos religiosos, de quien vamos tratando, para ponerlos en estado de conservación y que sean como las pasas, es necesario que nazcan y salgan de la tierra, como el niño del vientre de su madre, y despegue el vientre y parte con que está asido a esa propia tierra; y luego entre en lejía y en fuego para que, puesto al sol y al aire, se pase, que es efecto que hace la mortificación y penitencia y lo que a la letra dijo el sancto rey David: Transivimus per ignem et aquam, eduxisti nos in refrigerium j 5. Fuego y agua es lejía fuerte por donde Dios pasa los suyos. Y salir de ahí in refrigerium, es estar en gran seguro, que no lo hay mayor refrigerio ni contento para los siervos de Dios que tener alguna seguridad de que no ofenderán a un Dios tan grande. Y esto es quedar hechos pasas, opuestos a los demás que viven y están en el mundo, que, estando con todo el regalo que denantes decíamos del racimo de uvas puesto y asido en su vid, gozando del aire y del sol, levantado del suelo, tapado y cubierto con sus hojas, es muy cierto que está en peligro de podrirse y de que las aves y pájaros del cielo bajen y lo coman. Y este propio tienen los que viven en el mundo con todo su regalo, levantados y subidos, gozando de los regalos y entretenimientos de los tiempos, cubiertos con sus martas y sedas, que están sujetos a ordinaria putrefacción y a que los pájaros y aves, que son los demonios, se aprovechen de sus fructos, etc. Este consuelo puede quedar, mis hermanos, a sus charidades y ir conmigo el ver que, ya cortados del mundo, van pasando por fuego y agua. Digámoslo en una palabra, en que queda esta sancta communidad hecha viña y sus charidades hechos pasas, con que pagan los réditos que deben al gran padre de familias que les dio y entregó la heredad, etc.
Dice más: que sepem circumdedit ei k 6; que le hizo un seto, [162r] que le echó una cerca con que la asegurase de los daños que le pudíen venir de la gente que pasaba por los caminos. Y este seguro es de gran consideración para el que arrienda una heredad: que se la den cercada. Y también lo es para el dueño de la propia heredad, que es sin comparación de mayor valor. Por esta parte y todo, nos podremos alegrar los que nos vamos y nos quedamos, considerando que esta communidad es viña cerrada, pues Dios, como dice por Esaías, es su muro y antemural 7. Muro y barbacana se hace Dios para guardar a un siervo suyo. Y de esto se precia, pues por muchos prophetas y en millares de lugares de la Scriptura ésta es su gloria: llamarse y apellidarse guarda del hombre. Y en orden a este bien, habiendo criado los ángeles fuertes y spíritus divinos y al hombre flaco y a peligro, se los dio por guardas para que de noche y de día lo estén cercando y defendiendo, para que no reciba detrimento ni menoscabo de los demonios, continuos y ordinarios pasajeros, que, como leones, siempre le cercan buscando portillo por do le acometer y entrar 8. Y en tanto es esto verdad, que Dios se precia y preció de darle al hombre estos divinos spíritus para su guarda y defensa y que le fuesen fuerte muralla para su seguro, que hay quien diga que la pérdida de la gloria de los ángeles malos fue no quererse sujetar, siendo ellas criaturas tan levantadas, a guardar terrones y pedazos de tierra; y que los buenos dende luego se rindieron al voto de la obediencia, a su Dios y criador, sujetándose a eso y a todo lo demás que les mandase, dándoles, luego que hicieron esa profesión, nombre de ángeles, que quiere decir enviados, que los envía Dios con recados a los hombres y los hombres a Dios.
Y el cumplimiento [162v] de este ejercicio y officio se vido muy bien en el peligro que tuvo en los desiertos el sancto propheta Eliseo y su criado l: que, cercándole la gente de guerra del rey de Siria m, se vido en notable peligro él y su criado, pero, como el sancto propheta sabía muy bien los cercos y guardas que Dios había dado a sus siervos, no temió. Pero el criado, en quien este conocimiento no estaba tan vivo, gimió y lloró y acudió afligido al sancto profeta. Entonces el sancto vuélvese a Dios y dícele 9: Ea, Señor, aperi oculos pueri huius, ut videat n; ruégote que abras los ojos de este niño, que, como tal, los tiene cerrados a las misericordias que tú obras con tus siervos, para que vea el seguro que aquí tenemos en medio de estos peligros que se ven con los ojos del cuerpo. Y entonces abrióselos Dios, y vido millares de ángeles hechos escuadrones que hacían escaramuza y cerca en la defensa de los dos, volviéndoseles fuerte muralla 10. Seas tú, Dios mío, bendito, que materia es ésta de contento para los prelados que se van y absentan de sus súbditos y para los súbditos que se quedan solos. Quedan hechos viña cerrada, cuya cerca es el mismo Dios y sus sanctos ángeles, que los están aquí guardando y defendiendo de todos los peligros que se les pueden ofrecer, sin comparación mucho mejor que estas tapias guardan los cuerpos. Que también pudiéramos decir de esas cercas y guardas, que es la clausura de nuestra celda, la cerradura de la puerta, etc., que todas son fundas que guardan lo que es menos, como son nuestros cuerpos. Y de ahí podremos sacar qué será la guarda y seguro que pondrá en nuestras almas, etc.
Dice más: que fodit in ea torcular o 11; que puso un lagar en ella. Que no es como otras viñas, que llevan fuera la uva para hacer vino y estrujar el mosto. Pero [163r] en ésta, dice que dentro le puso lo que había menester para conseguir su último fin que del fructo de las uvas se pretende, que es hacer vino; y para esto hizo dentro su lagar. ¡Oh buen Dios de mi alma, y qué alegría y consuelo éste de un convento y communidad que Dios hizo heredad y viña suya: que dentro, en la propia casa, hizo un lagar, que fue quedarse y dejarse él a sí propio debajo de species de pan y vino, estarse entre nosotros en aquel sacramento verdadera y realmente! Ahora, pues, ¿cómo llamamos a Cristo lagar? ¿Por ventura pisa o estruja él nuestras vidas para que den mosto y salga el vino? Digo que sí, que él es el lagar que, puesto en medio de esta sancta communidad, nos hace dar ese mosto y soberano licuor. Acuérdense, mis hermanos, de aquellas palabras que dice Esaías en persona de Cristo cuando, viéndose subir al cielo salpicado con tanta sangre, preguntando los ángeles: Quis est iste, qui venit de Edom, tinctis vestibus de Bosra p? 12; ¿quién es este que viene de esos desiertos, tinto en sangre?, respondió él y dijo: Calcavi eos in ira mea, et conculcavi eos in furore meo q 13; vengo de pisar a los hombres, como quien pisa uvas, y salpiquéme con su sangre. Y por el mismo propheta dice: torcular calcavi solus 14, etc. Solo anduve en el lagar estrujando uvas, sin que hubiese quien me ayudase, etc.
Diránme: Pues, hermano, díganos cómo hace Cristo este officio y cómo pisa y estruja estas uvas, que ya vemos que el propheta lo llama lagar y da officio de lagarero y pisador. Digo, mis hermanos, que el día de hoy hace este officio con sola su real presencia que tiene aquí entre nosotros, por haberse quedado en esos accidentes para servirnos de anillos de acuerdo para su pasión. Pues díganme ¿quién, viendo y tiniendo a Dios delante de los ojos muerto y azotado, él a sí propio [163v] no se pisa, no se castiga, no se estruja, etc., hasta dar fruto cual el mismo Dios lo desea? Otras communidades no tienen este soberano y divino lagar dentro de su heredad. Han menester ir a casa ajena para buscar a Dios y lo propio para tomar una disciplina, ponerse un cilicio, ayunar a pan y agua y hacer otras penitencias y mortificaciones, porque el mundo en su casa no tiene lagar, donde se saque este mosto y haga vino, etc. Seas tú, Dios mío, bendito, que dejo a mis hermanos hechos viña y heredad de Dios, donde, sin salir de casa, tienen todo lo necesario para conseguir lo que pretenden, para poner en execución sus sanctos y buenos pensamientos y fervorosos deseos, pues, apretándolos y oprimiéndolos, pueden de ellos sacar mosto y ponellos en execución. Tienen a Dios en casa, exemplo y dechado, que los está incitando a lo que han de hacer.
Dice más: que aedificavit in ea turrim r 15; que puso en ella una torre. Por esta torre entienden los sanctos a los prelados que guardan la viña. Que es lo que, debajo de enigmas y parábolas, dijo el Spíritu Sancto tratando con su sposa, la Iglesia, cuando le dijo 16: Collum tuum sicut turris David, quae aedificata est cum propugnaculis; mille clypei pendent ex ea, omnis armatura fortium s; tu cuello es como una torre. El cuello de la Iglesia son los prelados, por quien Dios se inclina a misericordia y a hacer merced a los súbditos y por quien los súbditos negocian con Dios. Y éstos dice que son como la torre de David por su altura, que estaba en parte edificada donde de lejos se divisaban los enemigos. Y assí el prelado, respecto de estar edificado y levantado sobre los hombros de los demás religiosos y en monte alto y tener ellos officios altos, ven y campean los daños y males que pueden venir a la Religión. Dice que tienen pendientes y colgados mill scudos, que son más fuertes que todas [164r] armas. Estos scudos son la protección y amparo que tienen los súbditos con los prelados. Y a esta protección llama escudo y que es más fuerte que otras armas. Porque otras armas defensivas defienden una sola parte del cuerpo, como el yelmo t la cabeza, cota el pecho, las manoplas las manos, etc., pero el escudo todo el cuerpo, porque, si el golpe va a los pies, tan presto va el escudo a amparar los pies como la cabeza; y él, finalmente, ampara y guarda todas las partes del cuerpo. Y esto hace el prelado, que, sin ser arma ofensiva, es scudo que defiende y guarda todas las puertas de la comunidad de quien es prelado, y tan presto acude a favorecer al pequeño como al grande.
También dice en el propio capítulo 4 que este cuello es como una torre de marfil 17. Tres cosas tiene el marfil: la una, es blanco, que significa pureza; lo segundo, cuando viejo, amarillo, que significa muerte; lo tercero, siempre es recio, fuerte y grueso. Dando a entender que el prelado ha de servir a su communidad con pureza en la mocedad y, en la vejez, con la muerte, y siempre con fortaleza.
También llama a las narices de la sposa torre 18, porque el prelado ha de oler de lejos los defectos y faltas que hubiere en los súbditos. También llama a los pechos torre 19, porque han de ser grandes, que han de tener doctrina para todos y han de alcanzar a todos.
Todo esto que tengo dicho parece lo significó David cuando dijo en el psalmo [47] 20: Circumdate Sion et complectimini eam; narrate in turribus eius u; cercad y fortaleced a Sión. ¿Con qué se ha de fortalecer? Pienso que se entiende con buenos prelados. Y en esos prelados, que son torres, narrate, que es lo propio que alabaos y glorificaos y dad gracias a Dios, porque os dio esa fortaleza y os dio prelados, en quien tengáis, como en depósito, tantos bienes y misericordias v.