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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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Otra plática, habiendo de recibir los hermanos el Sanctíssimo Sacramento

Dos cosas hacen en la entrada de un rey en una ciudad, particularmente si es la primera: tapan y cierran los portillos y quebraduras de los muros por donde entra y sale la bascosidad y estiércol y inmundicias, y ábrenle puerta nueva por donde entre. Hoy viene Dios a nuestras almas. Aunque no era día de tratar de faltas, pero, para que cumplamos con lo primero, sépanse las que hay, tapemos y cerremos las puertas por donde entran, etc. Dic. La segunda puerta que se ha de abrir, por donde entre este buen Señor, es la puerta del amor, un amor grande y muy encendido. Aperi os tuum, et implebo illud 1. Como es grande, ha menester grande puerta por donde entre. Haurietis aquas in gaudio de fontibus salvatoris 2. El que coge agua en una botija, como tiene la boca angosta, más se derrama que se coge. Uno que llega con poco amor de Dios, y estas fuentes son tan abundantes y dan el agua tan copiosa, el que no va dispuesto como debe, no coge bien, viértense aquellos divinos licuores, no coge en regocijo.

Claro es que, si una moza va a sacar aceite o vino y vierte la mitad, que no coge in gaudio, etc. Y para coger in gaudio, es menester gran vasija y grande [172v] boca; y ésta es el amor, que todo lo ensancha y en él todo cabe. Charitas omnia suffert a, omnia sustinet 3. Grande vasija. ¡Qué grande boca, que los mártires en quien había este amor con nada se enllenaban! Assatum est iam, versa et manduca, dice san Laurencio 4. Y san Pablo: Quis nos separabit a charitate Christi?, que ni lo enllena la muerte ni la vida ni la tribulación 5. ¿Qué pensáis que causa que vos con un pequeñito trabajo ya os ahogáis y luego rebosa b por la boca la ira y enojo, etc.? Chica vasija, pequeña boca. El amor ensancha los senos, por eso se llama aceite la charidad. Sumserunt oleum in vasis suis 6. ¿Queréis ensanchar una cosa? Untalda, que ella dará de sí.

Ahora, hermano, yo lo deseo. Dígame su charidad cómo podré yo hoy llegarme a este Señor, de suerte que quepa mucho Dios. ¡Oh grandeza y inmensidad de este buen Dios! Recibiendo a Dios, ensancha el alma y hace caber mucho; él se trai el remedio consigo. De dos maneras se ensancha y agranda un vestido o zapato: picándole, y esto es a mucha costa del vestido o zapato porque se rompe; de otra manera se ensancha cuando se entra otra horma grande, etc. De una de estas dos maneras hallo yo que se ensancha el pecho del siervo de Dios: picándole con la mortificación, con la disciplina, y eso es a grande costa del vestido, a costa del cuerpo; lo de hoy, hermanos, es mejor y más fácil, recibiendo a Dios, entrando grande horma, etc. Sabéis que tan grande, que caeli capere non possunt 7; y en entrando en el alma, la deja mayor que el cielo, pues cabe en ella. No parezca esto encarecimiento, que bien podremos poner exemplo que en algo nos persuada a esta anchura del alma. Mirad y considerad vuestra imaginación, cómo en ella cabe todo cuanto habéis visto: las Indias, Italia, etc. Qué mucho que, entrando Dios en el alma, haga que quepa el propio Dios.

Otra consideración puede tener el día de hoy cualquier hermano para ensanchar esta puerta y amor: que en este sacramento el amor de Dios llegó adonde pudo llegar, que no pudo hacer [173r] más el amor de lo que hizo, darse en manjar, etc. Igualó la dádiva al deseo de dar y corrieron a las parejas, ni hubo más que dar ni que desear dar. Hacéis acá un presente bueno a vuestro amigo y enviáisle con un criado a decir que reciba la voluntad. Válame Dios, ¿qué decís? Si le hacéis presente, ¿para qué decís que reciba la voluntad? Es decir que mayor es el deseo y amor de darle que lo que dais, que quisiérades darle más. Y el otro, pensando que os hace cortesía, responde: voluntad y obras. Y, en realidad de verdad, os hace agravio, porque os apoca el deseo y voluntad que tenéis de le hacer bien.

Dios, hermano, cuando crió los cielos y la tierra y los animales, y se los trujo a Adán ut videret quid vocaret ea, que tomase dominio y posesión de ellos, pudo decir con aquel presente que reciba la voluntad. Danos sus ángeles: que reciba la voluntad, que adelante pasa, etc. Da profetas, etc. Danos su Hijo hecho hombre, ¿tiene más que dar? No por cierto. Sic Deus dilexit mundum, ut Filium suum unigenitum daret c 8. Pero advertí que siempre quedó, en el modo de darnos a ese su Hijo, un no sé qué de voluntad, hasta que en el sacramento se nos dio presentado. Faltaba, cuando nos lo dio en un pesebre, en la cruz, que nos lo diese a comer, que nos comiésemos este Hijo de Dios. Y aquí da voluntad y obras, de suerte que, cuando se dijere en este sacramento que recibas la voluntad, puedes responder con mucha verdad: voluntad y obras, porque no te pudo dar más de lo que te dio. Y esto es lo que dijo san Juan: In finem dilexit nos 9. Hasta ahí pudo llegar. Pues, hermano, el amor de Dios aquí se ensanchó lo que pudo, aquí creció, si así se puede decir, hasta no poder más, ¿por qué en esta ocasión nosotros no nos ensancharemos y agrandaremos para que entre este gran Dios?




1 Cf. Sal 80,11.



2 Is 12,3.



ams. super



3 Cf. 1 Cor 13,7.



4 Breviario romano, fiesta de san Lorenzo mártir (10 de agosto), II vísperas, antífona ad magnificat. Cf. S. AMBROSIO, De officiis ministrorum, 1,41 (ML 16,86).



5 Cf. Rom 8,35-39.



bms. rebuesa



6 Mt 25,4.



7 Cf. 1 Re 8,27.



c Sic-daret subr.



8 Jn 3,16.



9 Jn 13,1.






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