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San Juan Bautista de la Concepción Obras I - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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CAPITULO 7a - De otro modo altíssimo que tiene Dios de dar a conocer a un alma particulares verdades: desnudándola de cualquier género de representación. Y de qué causas le puede, en este modo de entender, quedar algunas dificultades
1. Dijimos también que tenía Dios otro modo de hacer conocer a un alma con modo sobrenatural y extraordinario, y éste era cuando le informaba Su Majestad de algunas verdades desnudándolas de cualquier género de representación. Quiero decir que con un modo altíssimo, sin fantasmas ni especies que representen las tales verdades, envía Dios al entendimiento una luz tan veloz y presta que no hay relámpago que tan presto pase, en el cual instante conoció aquello que Dios fue servido descubrirlo; y aunque fue en poco tiempo, fue mucho lo que aprendió porque, sin echarlo de ver cuándo pasó, quedó su entendimiento informado de muchas cosas. Las cuales, cuando aquella luz pasó, no advirtió ni vido más de una luz o relámpago que en un istante pasó; pero después, en tiempo sucesivo, ve que de aquel breve instante le quedó noticia de muchas cosas, las cuales no las puede pensar en instante, sino que ha menester mucho tiempo para discurrir por ellas.
En otras partes tengo esto declarado con exemplo, pero quiero poner ahora uno, aunque algo tosco. Arrójanme o trainme a mi casa un arca llena de grandes joyas y riquezas. En un istante o momento la entran. [15v] Y una cosa sola sé, y es que metieron allí un arca. Pero, si después despacio la abro y miro lo que tenía dentro, sé muchas cosas, las cuales para verlas y saberlas he menester mucho tiempo. O, si no, digamos que a vos os dieron un libro, el cual recebistes en un momento, pero después en el discurso de tiempo sabéis mill cosas que en él están scritas. De la misma suerte, cuando con este altíssimo modob quiere Dios enseñar a un alma de una vez y en un momento, pasa por ella un relámpago y vislumbres, en las cuales, después de haber pasado, como en arca y en libro, halla y lee muchas verdades y conocimiento de muchas cosas. Parece que aquella pequeña luz le dejó preñado su entendimiento de cosas que cada momento va pariendo y produciendo.
Digamos que es como cuando el labrador siembra el grano de trigo. Que un solo grano, que allí arrojó el labrador sobre un poco de tierra estercolada, echó una macolla que tenía muchas espigas, y cada espiga tenía muchos granos; y toda esta multiplicación se hizo de un grano. Lo propio podríamos decir en estas visiones o informaciones intelectuales: que Dios por su misericordia sembró en este entendimiento, a quien quiso hacer esta merced, una sola palabra hecha fuego y encendida con una vida viva y con una acción de poder engendrar, nacer y multiplicar en aquel entendimiento. Y como su vida era tan eficaz y tenía tanta actividad, lo que el grano de trigo en la tierra hace en mucho tiempo, esta soberana palabra hizo en unc instante, que fue engendrar y producir muchas spigas con muchos granos, que fueron muchas palabras y conocimiento de muchas cosas.
O, si no, digamos -que podría ser suceder de todas estas maneras y nacer esta fecundidad de este entendimiento de todas estas causas, quién de una manera, quién de otra, quién de todas juntas- que Dios con aquella luz alumbró aquel entendimiento. Con la cual luz, después en discurso de tiempo, conoce y percibe muchas cosas con tanta sutileza que, no conociendo él el cómo las conoce, piense que se las dieron a conocer en el primer instante en el cual le alumbraron su entendimiento. Pongamos un exemplo, aunque todos son toscos para cosas tan delicadas. Estudia uno en una universidad. En aquellas liciones que oyó disponen, alumbran y dan luz al entendimiento para que, después de haber salido de la universidad, sepa y conozca muchas cosas que se le ofrecerán, las cuales con aquella luz que trujo [16r] las sabe y conoce sin que en la universidad se las enseñasen. Y con todo eso, cuando se le ofrece ocasión de decir dónde aprendió aquello, dice que en la universidad, no obstante que sólo de allá trujo su entendimiento alumbrado con los documentos y reglas generales que le enseñaron. De esa misma suerte digo que suele Dios dar una luz al entendimiento, como cuando pasa un relámpago, con la cual luz el hombre después en el discurso de tiempo entiende y conoce muchas cosas, que dice y afirma que entonces se las enseñaron.
2. Este modo de conocer es altíssimo y trai consigo notable certidumbre de las verdades que Dios le ofrece. Pero, atento que en estos capítulos no tratamos de la certidumbre con qued el entendimiento conoce en estos modos diferentes con que es informado, sino de las dudas o dificultades que les suele quedar y del provecho que las tales dificultades suelen obrar en la tal alma, habremos de advirtir esto segundo, y digo que en este modo de conocer puede Dios dejar alguna duda o dificultad porque así convino. Acá los hombres no son de igual vista: unos ven de cerca y otros de lejos, unos dudan de lejos lo que otros ven muy bien como si estuviera cerca, y otros no ven de cerca lo que otros ven muy bien de lejos, lo cual proviene de la mayor o menor vista que uno tiene. Tan pequeña puede ser la luz que entráis en un aposento que no podáis con claridad juzgar las cosas que están dentro sin que os quede alguna duda. De la misma suerte tendrá la certidumbre de las cosas más o menos la tal persona, según la mayor o menor luz que se le da cuando se le hace la tal merced; y según los ojos del entendimiento le quedaren claros, conocerá y entenderá las cosas que Dios le ofreciere.
3. De estas cosas así entendidas y conocidas suélesele causar a un alma alguna dificultad, por ser cosas tan sutiles, tan delicadas, para cuya inteligencia ha menester estar muy elevada y apartada de todo lo que es material y terrestre, y que nada haya entre el entendimiento y la cosa conocida. Porque, puesto caso que Dios determina de hacer esta merced a aquella tal alma, de darle aquel conocimiento tan apartado y segregado de cualquier género de cosas materiales y (como digamos) harina tan apurada y sin salvado, cualesquier especies o representaciones que se ofrecen y ponen en medio estorban, inpiden y escurecen el tal modo de entender. Y como son cosas (como digo) tan delicadas las que así se perciben, [16v] cualquier cosita inquieta, perturba y es causa de dificultar la cosa así entendida.
Para este conocimiento y modo altíssimo que tiene Dios de informar un entendimiento, quiere Dios a un alma en la soledad; por eso a este conocimiento lo llamó Dios leche: Ecce ego lactabo eam1. La leche se corrompe con cualquier cosa que se mezcla y se corta con cualquier cosa que se junta. Y un niño no puede tomar el pecho si tiene alguna cosa en la boca. Podréis vos comer muchas cosas juntas, pan y carne, y hacer en vuestra boca una ensalada de muchas cosas juntas, pero el niño en el punto que toma en la boca el pezón de la madre, ha de soltar otra cualquier cosa que en ella tenga y tomar la leche sola y pura. De esa misma suerte el entendimiento, para gozar y recebir este conocimiento, ha menester estar solo, desembarazado y libre de todas las demás cosas y representacionese, y soltar cualquier cosa que tenga en la boca para tomar este pecho. Pero, como somos hombres vestidos de carnef, no podemos estar tan solos y tan desnudos cual conviene para cosas tan sutiles; de donde proviene que no las percibamos con aquella viveza que se requiere para tener tal conocimiento, que en sí no le quede alguna dificultad, más o menos certidumbre. Y como este modo de entender no es de nuestra cosecha, siempre en él se hace el hombre como de nuevo y algo temeroso para modo tan alto de conocer.
Mas, puesto caso que las cosas así entendidas y conocidas no admitan duda sino que tengan por entonces toda cuanta certidumbre quisieren, es certíssimo que esta luz que recibió aquel entendimiento, en que le enseñaron con tanta presteza, pasó en un instante, y (como queda dicho), como de un rayo, la ejecución y conservación de aquellas cosas así entendidas queda en el mismo entendimiento que en aquel instante fue informado de aquellas verdades.
4. Este entendimiento se ha de considerar de dos maneras: la una, desnudo, limpio y puro, como Dios lo puso para hacerle aquella merced; lo segundo, como después de haber pasado ese relámpago quedó, que quedó en su ordinario modo de entender y conocer. Pues cuando en el entendimiento no le quedase duda de la primera manera, que en fin fueron verdades reveladas y descubiertas de Dios y daríe clara noticia de todas ellas, pero pudo formar esta duda y dificultad en el segundo modo, cuando el entendimiento se quedó con ellas a su modo de entender, [17r] el cual podía dudar y decir si seríe de esta manera, si seríe de estotra. Y quiriendo él a su modo dibujar y pinctar lo que de la primera vez entendieron, no saben ni alcanzan como antes. Viendo que su ingenio no sabe manifestar las tales verdades así entendidas a sí ni a otros, se acobarda y duda; y por una parte dice y afirma que sabe y, por otra parte, que no entiende porque, como a él ni a otros las cosas así entendidas no se pueden manifestar con la desnudez que se percibieron, no halla en su entendimiento paño ni trapos con que vestirlas para que parezcan ante tercera persona. Digo que no se apañan a formarlas con las species y fantasmas que los sentidos y el entendimiento agente le administran. Así verán muchas personas que saben y entienden naturalmente una cosa y, no sabiéndola dar a entender, cierran los ojos y quieren formar recogimiento interior pensando que con aquello las podrán manifestar tan desnudas como ellos las entienden.
Esteg género de duda en las cosas así entendidas se puede causar de parte de la misma persona que entendió. La cual, habiendo conocido con claridad, después al informar, ya que no dudase de las cosas entendidas, pudo dudar de sí que entendió; y aquel acto ya se pasó. Y puede, como hombre falto de memoria, no haber percebido bien y temer, como hombre flaco, no hubiese sido algún antojo. Deh suerte que, respecto de tiempos diferentes, se le venga a este entendimiento a causar más o menos dificultad en su modo de entender y conocer.
5. Es imposible poder decir todas las partes por donde al hombre se le pueden descubrir dificultades acerca de este modo de entender. Yo no niego que todas las puede Dios resolver y anichilar, y ser la merced tan señalada que por todas partes esté conocida y entendida no sólo para percebirla el propio entendimiento con grande claridad, sino para darlai a entender a todas las personas que le pareciere. Pero, conviniendo así y dispuniéndolo la altíssima sabiduría de Dios para bien de la tal alma, por los modos dichos deja algunas dudas o dificultades, mayor o menor conocimiento de las cosas informadas al propio entendimientoj.
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a ms. 7 capítulo b sigue de tach. c sigue is tach. d sigue se tach. 1 Os 2,14. e sigue del mundo tach. f sigue no tach. g ms. esta; sigue duda f tach. h sigue síl. tach. i corr. j sigue aquí se a de dividir este capítulo |
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