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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL CONOCIMIENTO INTERIOR SOBRENATURAL
      • CAPITULO 8 - Del provecho que un alma saca de estas dificultades en este modo de entender
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CAPITULO 8a - Del provecho que un alma saca de estas dificultades en este modo de entenderb

 

            1.         De esta duda o dificultad en este modo de entender se le causa al hombre una notable y particular admiración de las cosas sobrenaturales, [17v] las cuales conoce y ve ser tan altas que, después de tantas ayudas de costa, el entendimiento del hombre -potencia tan alta y admirable y homenaje más levantado de esta admirable fortaleza que Dios formó- se queda tan bajo que duda y dificulta. Lo más alto del hombre, ayudado y favorecido, se queda bajo para entender y conocer lo más bajo de todo lo sobrenatural. Echa de ver de esa duda y dificultad qué opuestas y contrarias son las cosas materiales y corporales a las cosas puras y espirituales: esta dificultad que le queda en las cosas así entendidas le representa y pone un contrario con otro contrario, digo lo material con lo spiritual, para que así quede más manifiesto la poquedad de lo uno y la grandeza de lo otro.

 

            2.         De aquí le nace al alma unos admirables y grandes deseos de verse ya desnuda de este cuerpo y salir de la tierra donde tantas cosas le dificultanc las menores mercedes de las que Dios puede hacer a un


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alma. Y así una y millares de veces dice con san Pablo: Cupio disolvi et esse cum Cristo1. Y con David: Hei michi quia incolatus meus prolungatus est2. ¡Oh Señor mío y bien mío, quién se viera libre y desnudo para ver y conocer a la clara esta summa verdad en quien están todas encerradas, para como debo amarte y quererte! Bien veo, Dios y Señor mío, que soy carne y de carne, y tengo un entendimiento que de sí no percibe ni conoce las pinturas sino en sus mismos retratos (digo en sus especies). ¡Ojalá, Señor, yo me desnudase de este hombre exterior, y de tal manera que ya el espíritu libre no temiese de cerca lo que aun de lejos le inpide para este altíssimo conocimiento!

 

            ¡Oh Señor, y si esta alma la viese yo que se entriega a ver y entender con pureza las cosas como son, digo, Señor, a vos, si os conociese yo y viese esa majestad y grandeza como en sí es, en quien están todas las cosas y se conocen en vos con summa perfección como ellas son!; porque conocerlas en ellas mismasd muchas veces engañan y representan bien al contrario de lo que en sí encierran, pero en vos, Señor, es inposible haber engaño por manifestaros con tanta luz y claridad y porque no cabe en vos, que sois la summa e infinita verdad. Y las cosas que en vos se conocen, como sois la fuente de donde nacen, están en vos con summa perfección. Y así deseo, para que en mí se cumpla este summo bien, verme desnudo de este cuerpo y carne que tanto bien estorba y detiene. [18r] ¡Oh qué trabajo tan grande, Señor, ver que no pueda yo perseverar en un mismo ser conociendo tus grandezas, por la poca stabilidad que el hombre tiene en la disposición que se requiere para recebir esa merced!

 

            3.         ¡Oh Señor mío y bien mío!, si tanto bien recibe el hombre en une instante que alumbras e informas el entendimiento con talf luz de la que en ti encierras, ¿qué será, bien y alegría de los ángeles, cuando, fortificado el entendimiento con aquel lumbre sobrenatural, te vea y goce? Si tanto estorbo me hace esta carne y estar esta alma entrapada en este cuerpo que, lo que es más claro que el sol sin ningún género de comparación, me lo vuelve y hace dificultoso y aun quiere poner duda, y con todo eso, engolosinado de este bien, me torno al puesto una y otra vez para que millares de ellas me enseñes a hacer tu voluntad, ¿qué será, Señor, cuando, desnudo de este cuerpo y el alma libre, enpleada en ti y hecha presa, no te deje un punto, gozando esos soberanos y eternos bienes sin dudas, cuestiones ni dificultades?

 

            4.         ¡Oh buen Señor, lumbre de lumbres!, pues yo soy obscuridad de tinieblas que tan presto desdigo, olvido, dudo y dificulto merced tan soberana como tú me haces cuando alumbras mi entendimiento, alúmbralo muchas veces, pues es verdad que, para cada paso que doy adelante ha menester nueva luz, pues nueva tierra es la que descubro, digo nueva grandeza de tu bondad. Tú, Señor, tienes dicho que eres


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luz verdadera3, y san Juan afirma que eres "luz que alumbra a todo hombre que viene al mundo"4. Hombre soy y en el mundo vivo. Las luces de la tierra y las que tú pusiste en los entendimientos de los hombres son luces que seg ofuscan, scurecen y apagan conh las tinieblas que hay en el mundo, pero a ti, que eres luz verdadera, no la pueden comprehender las tinieblas, porque de ti está dichoi: Et lux in tenebris lucet, et tenebrae eam non comprehenderunt5. Y David dice: Quia tenebrae non obscurabuntur a te, et nox sicut dies illuminabitur; sicut tenebrae eius, ita et lumen eius6; que es decir que, en ti y a quien tú alumbras, lo propio es la noche que el día, y que no hay luz que se escurezca.

 

            Por eso estimaba en tanto Salamón esta soberana luz y sabiduría que de ti tenía que, por muchos capítulos en los libros de la Sabiduría, no se harta y cansa de decir cuánto vale y cuánto la estima, antepuniéndola [18v] a todos los tesoros, piedras preciosas y grandezas del mundo. Lo más precioso de la tierra en su comparación es -dice- una exigua y pequeña arena de la mar y como el lodo de la tierra; améla sobre la salud y hermosura, determiné de tenerla por mi luz, quia inextinguibile est lumen illius7. Y luego va contando las ganancias, riquezas y grandezas que le vinieron juntamente con esta luz y sabiduría, diciendo el alegría y contento que tenía porque en todas sus cosas iba delante dél, como si fuera paje de hacha, siendo madre de todas las cosas que hacía.

 

            5.         No es mi intento tratar aquí de los provechos, ganancias y efectos que hace en un alma; sólo haber apuntado lo que Salamón dice, lo cual no se le encubre a un alma devota cuando Dios gusta y quiere, aunque sea por breve rato, alumbrarle su entendimiento. Pues considerar en esta luz encerrados tantos tesoros y bienes que decirlos no se pueden ni alcanzan, y Salamón con toda su luz hizo harto en despreciar todas las cosas en su comparación, y se quedó corto en decir sus efectos y provechos y que seaj madre de tantas cosas; y que esto lo conozca un alma en el instante que Dios por su bondad le informa su entendimiento; y que vea que, para gozar de tanto bien y perseverar en él sin mezclar esa luz con tinieblas y esta certidumbre sin duda y esta claridad sin dificultad, le estorban e impiden las cosas de la tierra y este hombre exterior, ¿quién duda que, en pasando por un alma ese relámpago, esa vislumbre, no desee con encendidas ansias desnudarse de lo uno y de lo otro, de sí propio juntamente con todas las cosas de la tierrak, para gozarlo al seguro?

 

            Dice Salamón en este propio lugar (Sapientiae, 7)l que todas las cosas de la tierra, el oro y las piedras preciosas y todo lo que es de estima, en comparación de esta luz dice que es arena y lodo. ¿Por qué conparó a estas dos cosas las grandezas de la tierra más que a otras cosas, pues


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las hay más bajas? Digo, digo que la sabiduría y luz que en él había le enseñó dos cosas dem grandezas de la tierra: lo uno, su bajeza en comparación de esta luz que de Dios tenía; lo segundo, el estorbo que eran para alcanzarla, porque, demás de ser cosas bajas y sin precio, el lodo y el arena son cosas que estorban el caminar y andar, como se ve claron en los que andan y caminan por arena y lodo. Pues conociendo con esta luz que todo es lodo y arena lo de acá y que estorba, inpide y escurece lo que Dios [19r] con tanta claridad enseña, es necesario engendre un menosprecio particular de todas las cosas que le pueden servir de estorbo e inpedimento para no gozar con claridad y fidelidad tanto bien como Dios, cuando quiere, sabe comunicar a las almaso.




a  sobre lín.



b Capítulo-entender al marg.



c  ms. dificultas



1 Flp 1,23.



2 Sal 119,5.



d sobre lín.



e  sigue is tach.



f  con tal corr. de que la



3 Cf. Jn 8,12; 9,5; 12,46.



4 Jn 1,9.



g  sobre lín.



h  sobre lín.



i   sigue sicut tenebre eius ita et lumen eius tach.



5 Jn 1,5.



6 Sal 138,12.



7 Sab 7,9-10.



j  sobre lín., en lín siendo tach.



k de sí-tierra sobre lín.



l   Sapientiae 7 al marg.



m sigue cábalas tach.



n  sigue la tach.



o sigue ea tach.; sigue aquí se divide capítulo subr.






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