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Pontificio Consejo para la Familia
Vademecum para confesores sobre moral conyugal

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INTRODUCCIÓN

1. Finalidad del documento

La familia, que el Concilio Ecuménico Vaticano II ha definido como el santuario doméstico de la Iglesia, y como « célula primera y vital de la sociedad »,1 constituye un objeto privilegiado de la atención pastoral de la Iglesia. « En un momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión de proclamar a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia ».2

En estos últimos años, la Iglesia, a través de la palabra del Santo Padre y mediante una vasta movilización espiritual de pastores y laicos, ha multiplicado sus esfuerzos para ayudar a todo el pueblo creyente a considerar con gratitud y plenitud de fe los dones que Dios dispensa al hombre y a la mujer unidos en el sacramento del matrimonio, para que ellos puedan llevar a término un auténtico camino de santidad y ofrecer un verdadero testimonio evangélico en las situaciones concretas en las cuales viven.

En el camino hacia la santidad conyugal y familiar los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia cumplen un papel fundamental. El primero fortifica la unión con Cristo, fuente de gracia y de vida, y el segundo reconstruye, en caso que haya sido destruida, o hace crecer y perfecciona la comunión conyugal y familiar, 3 amenazada y desgarrada por el pecado.

Para ayudar a los cónyuges a conocer el camino de su santidad y a cumplir su misión, es fundamental la formación de sus conciencias y el cumplimiento de la voluntad de Dios en el ámbito específico de la vida matrimonial, o sea en su vida de comunión conyugal y de servicio a la vida. La luz del Evangelio y la gracia del sacramento representan el binomio indispensable para la elevación y la plenitud del amor conyugal que tiene su fuente en Dios Creador. En efecto, « el Señor se ha dignado sanar, perfeccionar y elevar este amor con un don especial de la gracia y de la caridad ».4

En orden a la acogida de estas exigencias del amor auténtico y del plan de Dios en la vida cotidiana de los cónyuges, el momento en el cual ellos solicitan y reciben el sacramento de la Reconciliación, representa un acontecimiento salvífico de máxima importancia, una ocasión de luminosa profundización de fe y una ayuda precisa para realizar el plan de Dios en la propia vida.

« Es el sacramento de la Penitencia o Reconciliación el que allana el camino a cada uno, incluso cuando se siente bajo el peso de grandes culpas. En este sacramento cada hombre puede experimentar de manera singular la misericordia, es decir, el amor que es más fuerte que el pecado ».5

Puesto que la administración del sacramento de la Reconciliación está confiada al ministerio de los sacerdotes, el presente documento se dirige específicamente a los confesores y tiene como finalidad ofrecer algunas disposiciones prácticas para la confesión y absolución de los fieles en materia de castidad conyugal. Más concretamente, con este vademecum para el uso de los confesores se quiere ofrecer un punto de referencia a los penitentes casados para que puedan obtener un mayor provecho de la práctica del sacramento de la Reconciliación y vivir su vocación a la paternidadmaternidad responsable en armonía con la ley divina enseñada por la Iglesia con autoridad. Servirá también para ayudar a quienes se preparan al matrimonio.

El problema de la procreación responsable representa un punto particularmente delicado en la enseñanza de la moral católica en ámbito conyugal, pero aun más en el ámbito de la administración del sacramento de la Reconciliación, en el cual la doctrina es confrontada con las situaciones concretas y con el camino espiritual de cada fiel. Resulta en efecto necesario recordar los puntos claves que permitan afrontar en modo pastoralmente adecuado las nuevas modalidades de la contracepción y el agravarse del fenómeno. 6 Con el presente documento no se pretende repetir toda la enseñanza de la Encíclica Humanae Vitae, de la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio o de otras intervenciones del Magisterio ordinario del Sumo Pontífice, sino solamente ofrecer algunas sugerencias y orientaciones para el bien espiritual de los fieles que se acercan al sacramento de la Reconciliación y para superar eventuales divergencias e incertidumbres en la praxis de los confesores.




1) Conc. Ecum. Vaticano II, Decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam Actuositatem, 18 de noviembre de 1965, n. 11.



2) Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris Consortio, 22 de noviembre de 1981, n. 3.



3) Cf. Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris Consortio, 22 de noviembre de 1981, n. 58.



4) Conc. Ecum. Vaticano II, Const. Past. sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo Gaudium et Spes, 7 de diciembre de 1965, n. 49.



5) Juan Pablo II, Enc. Dives in Misericordia, 30 de noviembre de 1980, n. 13.



6) Ha de tenerse en cuenta el efecto abortivo de los nuevos fármacos. Cf. Juan Pablo II, Enc. Evangelium Vitae, 25 de marzo de 1995, n. 13.






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