Fomentar un respeto adecuado hacia la persona del religioso y de la religiosa y valorarla nos parece que, en nuestro contexto, significa: Crecimiento personal hacia la autonomía

·         Partiendo de que las personas tenemos una identidad dinámica, no dada de una vez para siempre, hay que favorecer procesos que conduzcan a un conocimiento personal más grande, y también a la madurez y a la autonomía propias de las personas adultas.

·         Ante la tentación de producir vocaciones clónicas, imponiendo modelos estereotipados, se trata de fomentar el desarrollo de todas las potencialidades de la persona en el seno del marco comunitario y al servicio del Reino, sin permitir que la institución ahogue a la persona.

·         La publicidad tiende a identificar vida feliz con ausencia de problemas, o con evasión, cuando estos se presentan. El evangelio nos enseña a convivir con el conflicto, y por ello nos educamos para afrontar los problemas y asumir las frustraciones.