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Hermann Schalück, OFM “Todo es posible, nada es cierto”… IntraText CT - Texto |
2. Ser creativos y no sólo reproductivos
En la teología de la vc se recomienda, pues, no solamente por motivo de seriedad teológica, un enfoque trinitario y pneumatológico: el seguimiento cristiano se orienta naturalmente y encuentra su norma en Jesús Pobre y Crucificado, en su íntima relación con el Padre y en el don de sí para con todos, sobre todo para las pobres, en el servicio y en la muerte, para que todos tengan vida, dignidad y futuro. Pero nuestro seguimiento cristiano, personal y en comunión con nuestra Iglesia y en los diversos Institutos no se limita a ser una mera reproducción: nuestra vida no está orientada hacia el pasado, sino que es una "vida en el Espíritu", y una "vida espiritual" que convierte el seguimiento en algo fecundo para el hoy y ayuda a preparar el "mañana", es decir: es siempre creativa. Es auténtica sólo cuando vive desde la memoria, y si esa memoria no se limita a ser un proceso intelectual, sino que se convierte en cultura de vida, celebrada sacramentalmente y en el encuentro cotidiano con el fundamento de mi vida que experimento en el amor de Dios. Sólo una tal "memoria" de la que el Espíritu de Dios es el garante, posibilita una lectura atenta e inteligente de los signos de nuestro tiempo, los nuevos inicios creativos necesarios, las nuevas orientaciones y la lectura evangélica. En esta perspectiva, no es el "seguimiento" la última meta de la vida cristiana, sino el ser transidos y plasmados por el Espíritu que es siempre también el Espíritu del Padre, es decir creación permanente del mundo y del cosmos. Deseo subrayar que no se trata aquí de una forma de "exuberancia espiritual", sino que es un conocimiento común de la teología occidental el que nuestra Iglesia romana adolezca todavía de una pneumatología y de un verdadero "abandono en el Espíritu". Un mayor acento sobre el "Espíritu" en una teología trinitaria y eclesiológica renovadas puede ser útil también a la teología de la vc y a su misión en el mundo de hoy. La visión a-trinitaria y "cristomonística" de la Iglesia la considera exclusivamente como obra de Cristo, como Su dominio estático y como un sistema cerrado en el que prevalece el principio monístico de unidad. Los religiosos, sobre todo, han experimentado en su proprio ser cómo, por este acento, los principios jurídicos prevalecen sobre la vida, la letra sobre el espíritu, un modelo abstracto de "perfección" sobre el proceso dinámico de la conversión cotidiana hacia las Bienaventuranzas, la "autoridad" sobre el servicio, el color gris de la uniformidad sobre la variopinta complejidad de la inculturación, el estancamiento dictado por el miedo sobre la misión audaz hasta los confines del mundo y de la Iglesia visible. No obstante todas las incertidumbres y las dudas tengo una certeza: las transformaciones y las crisis que tan dolorosamente vivimos ofrecen también la posibilidad de renovación; la crisis, que el mundo postmoderno atribuye a la vc, puede ser un "momento propicio" (kairós) para un nuevo inicio; no necesariamente se nos acerca un destino obscuro, sino la invitación a la conversión y, quizá, a una nueva era de la vc.
En mi opinión, pues, es muy importante que el documento "Vita Consecrata" hable desde el primer capítulo de las fuentes cristológicas y trinitarias de la vida consagrada. En medio de los avances agitados y de los fenómenos del tiempo, para algunos sólo negativos, y de las últimas décadas y frente a tantos interrogantes que oscurecen nuestro presente y futuro, este enfoque permite no olvidar una cosa: el Espíritu ha sido prometido a todos los tiempos, también al nuestro. Es un espíritu de vida y no de muerte. Lo nuevo nace ya, el futuro ha comenzado ya, más aun, está ya dentro de nosotros. Lamentablemente, a menudo, no lo reconocemos (cf Is 43, 18-19) y tenemos dificultad en abrirle camino desde dentro. La vida espiritual no es otra cosa sino una gran sensibilidad por la presencia de Dios en nosotros y en toda la creación, pero también el compromiso a ayudarla a que se abra camino en contra de algún espíritu perverso y en contra de todos los falsos ídolos. En este momento difícil para muchos Institutos quizá pueda ayudar lo dicho por Erich Fromm: "Ser creativos significa comprender todo el proceso de la vida como un nacimiento continuo y no considerar como definitivo nunca ningún periodo de la vida". La era moderna y postmoderna han librado a muchos Institutos de algunas ilusiones: del mito de los grandes números, siempre en aumento, de la eficiencia y del brillo del prestigio social. Los tiempos nuevos nos obligan a usar criterios nuevos.