7. Resumen y conclusión

7.1. El tiempo en el que vivimos es para la vc quizá más un tiempo para sembrar y esperar con paciencia que tiempo de gran cosecha. Se trata de preparar el terreno para el Evangelio en nosotros mismos, mediante el diálogo crítico con el mundo moderno y postmoderno, y no en la confrontación total con el mismo.

7.2. La era moderna estaba determinada por "el dominio sobre la naturaleza y el espacio vital", por la sumisión y la explotación de la naturaleza, por el primado de la economía, por el pensamiento mecánico, por las estructuras patriarcales, por el nacionalismo y por el pensamiento en categorías militares. La era "postmoderna" quiere revisar la era moderna e introducir temas y paradigmas de ecología, el movimiento por la paz, el feminismo y otros procesos de emancipación.

7.3. No es justo entonar lamentaciones y pintar escenarios catastróficos. La época postmoderna ofrece muchos puntos de contacto para la inculturación del Evangelio y la vida consagrada (el deseo de significado, de relaciones significativas, de comunión, de integridad).

7.4. Contra los fenómenos ambivalentes del tiempo moderno, - por ejemplo el individualismo, el pluralismo desmedido, el evitar preguntas sobre la verdad, la "crisis del sujeto y la crisis de la verdad" (Juan Pablo II), - la vc tiene que hacer de contrapunto con signos proféticos de comunión fraterna, de casa acogedora, de perfil cristiano claro (pero no fundamentalista) y de diálogo.

7.5. Un criterio importante para la evaluación de los candidatos y de las candidatas a la vc es la capacidad de una espiritualidad integral: los candidatos deberían intentar conjugar la pasión por Dios, la contemplación, la espiritualidad y la oración por un lado, y el compromiso apasionado por los pobres y por la afirmación de los derechos humanos por otra. Contra el pensamiento esotérico y otras "espiritualidades" la vc tiene que mostrar claramente su espiritualidad no puramente interior, sino espiritualidad que libera y transforma.

Volvamos al tema de mi aportación: realmente ¿es todo posible? ¿realmente no hay nada cierto? Por lo contrario, no existe ningún motivo para ser tan escépticos y pesimistas como la formulación lo hace pensar. Porque la vc tiene la certeza fundamental y la convicción de que la creación de parte de Dios, la encarnación de Su Hijo y la efusión del Espíritu no son eventos aislados, sino procesos que siguen más allá del año 2000 en la historia y en cada individuo. La Iglesia y la comunidad cristiana que saca de fuentes profundas puede dar al mundo una certeza profunda que nadie tiene por sí sólo, es decir que la historia no ha llegado a su fin, que Dios sigue creando y llamando de una manera nueva a los hombres y que el futuro de la vc – a pesar de lo que de ella dicen algunos profetas de desgracia – puede ser bueno y lo será.