Capítulo,Párrafo

 1  I,1  |     decía entre otras cosas: «En efecto, en el cristianismo, más
 2 II,4  |     unión entre madre e hijo. En efecto, la Virgen de Nazaret se
 3 II,5  |  dignidad y de esta vocación. En efecto, cada hombre —varón o mujer—
 4 III,6 |        es persona igualmente; en efecto, ambos, han sido creados
 5 III,7 |        son semejantes a Dios. En efecto, cada hombre es imagen de
 6 III,8 |     límites de la «analogía». En efecto, la revelación bíblica afirma
 7 IV,9  |          sentido, «rebajada». En efecto, el pecado «rebaja» al hombre,
 8 IV,10 |          grave para la mujer. En efecto, al ser un don sincero y,
 9 IV,10 |      tanto mujer como hombre. En efecto, en todos los casos en los
10 IV,11 |   naturaleza del primer Adán. En efecto, la esencia de la nueva
11  V,15 |       Siquem. Jesús —que sabe en efecto que es pecadora y de ello
12 VI,18 |       engendrar. Los esposos, en efecto, participan del poder creador
13 VI,19 |       eterna» (cf. Jn 6, 68). En efecto, son precisamente los nacidos
14 VI,19 |          el misterio pascual. En efecto, en dicho misterio está
15 VI,20 |         estirpe de la mujer». En efecto, el ideal del celibato y
16 VI,20 | introducir «al nuevo Israel». En efecto, para realizar un cambio
17 VI,20 |    recurrir al amor esponsal; en efecto, en tal amor la persona
18 VI,21 |     espíritu» (cf. Rom 8, 4). En efecto, la virginidad no priva
19 VI,21 |       sentido de las nupcias. En efecto, una mujer «se casa» tanto
20 VI,22 |         a realizarse. Existe, en efecto, una total igualdad respecto
21 VI,22 |          física y espiritual. En efecto, para ilustrar la misión
22 VII,25|          igual». La analogía, en efecto, implica una semejanza,
23 VII,25|        persona singularmente. En efecto, Cristo ha redimido a todos
24 VII,27|          doméstica»; es aquí, en efecto, donde la «fe sencilla»
25 VII,27|       historia de la Iglesia. En efecto, la Iglesia defendiendo