Capítulo,Párrafo

 1 III,6 |      obra de la creación; ambos son seres humanos en el mismo
 2 III,6 |         Ambos desde el comienzo son personas, a diferencia de
 3 III,7 |     cual ambos —hombre y mujer— son semejantes a Dios. En efecto,
 4 III,7 |       dos» el hombre y la mujer son llamados desde su origen
 5 III,7 |  simplemente «juntos», sino que son llamados también a existir
 6 III,8 |       unidad de los dos»: ambos son «progenitores», tanto el
 7 IV,9  |      Gén 3, 19).~Estas palabras son confirmadas generación tras
 8 IV,10 |  personales de la femineidad no son ciertamente menores que
 9 IV,10 |    recursos de la masculinidad; son sólo diferentes. Por consiguiente,
10  V,16 |       resurrección. Las mujeres son las primeras en llegar al
11  V,16 | primeras en llegar al sepulcro. Son las primeras que lo encuentran
12  V,16 |        que lo encuentran vacío. Son las primeras que oyen: «
13  V,16 |    había anunciado» (Mt 28, 6). Son las primeras en abrazarle
14  V,16 |        los pies (cf. Mt 28, 9). Son igualmente las primeras
15  V,16 |        semejanza de Dios, ambos son, en la misma medida, susceptibles
16 VI,19 |       cf. Jn 6, 68). En efecto, son precisamente los nacidos
17 VI,19 |        y los de las mujeres que son víctimas de injusticias
18 VI,19 |   humana o materna de la mujer; son heridas de la conciencia
19 VI,20 |         a la virginidad, aunque son cosas distintas. A este
20 VI,20 |       entienda». Estas palabras son reiteración de lo que había
21 VI,20 | temporal.~Las palabras de Jesús son la respuesta a la pregunta
22 VII,27|    santidad.~Las mujeres santas son una encarnación del ideal
23 VII,27|        del ideal femenino, pero son también un modelo para todos