Capítulo,Párrafo

 1 II,3   |      el cual nos dirigimos?».(13) «Ya desde la antigüedad
 2 II,5   |      cf. 42, 1; 49, 3. 6; 52, 13), en la cual se encierra
 3 III,8  |   seréis consolados)» (Is 66, 13). También en los Salmos
 4 IV,9   |      sino la mujer» (1 Tim 2, 13-14). Sin embargo, no cabe
 5  V,13  |     Las mujeres del Evangelio~13. Recorriendo las páginas
 6  V,13  |       alguno enderezarse» (Lc 13, 11), o como la suegra de
 7  V,13  |     dijo: "No llores"» (Lc 7, 13). Finalmente vemos a la
 8  V,13  |        de la levadura (cf. Mt 13, 33), de las vírgenes prudentes
 9  V,13  | vírgenes necias (cf. Mt 25, 1-13). Particularmente elocuente
10  V,13  | llamada «hija de Abraham» (Lc 13, 16), mientras en toda la
11  V,15  |       memoria suya» (Mt 26, 6-13).~En realidad los Evangelios
12 VII,25 |     tiene mayor amor» (Jn 15, 13). En esta concepción, por
13 VII,25 |     Amó hasta el extremo» (Jn 13, 1). El Esposo —el Hijo
14 VII,25 |     hijas de Abraham» (cf. Lc 13, 16), la dignidad que la
15 VII,26 |     amó hasta el extremo» (Jn 13, 1). El «don sincero», contenido
16 VIII,28|     es la caridad» (cf. 1 Cor 13, 13).~Si no recurrimos a
17 VIII,28|       caridad» (cf. 1 Cor 13, 13).~Si no recurrimos a este
18 VIII,29|     de la infancia (cf. Mt 2, 13. 16) podemos pensar que
19 VIII,29|   mayor es la caridad» (1 Cor 13, 13).~Así pues, una atenta
20 VIII,29|     es la caridad» (1 Cor 13, 13).~Así pues, una atenta lectura
21 VIII,29|   mayor es la caridad» (1 Cor 13, 13).~
22 VIII,29|     es la caridad» (1 Cor 13, 13).~