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| Ioannes Paulus PP. II Mulieris dignitatem IntraText - Concordancias (Hapax Legomena) |
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503 IX,30 | el Año Mariano la Iglesia desea dar gracias a la Santísima
504 VII,26 | pensar que de este modo deseaba expresar la relación entre
505 VII,24 | como esposo de la Iglesia, deseando que ella sea «resplandeciente,
506 V,14 | el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con
507 V,13 | tu fe; que te suceda como deseas» (Mt 15, 28). La mujer cananea
508 VI,20 | Jesucristo mismo. Quien desee seguirlo de modo radical
509 IX,30 | venida de Cristo.~Con estos deseos imparto a todos los fieles
510 III,6 | general, las lenguas modernas, desgraciadamente, no logran expresar. «Esta
511 V,13 | la opinión común señalaba despectivamente como pecadoras: pecadoras
512 VI,19 | misterio desconcertante del «despojo» del propio Hijo. «Esta
513 VI,20 | Lc 1, 34). Aunque «estaba desposada con un hombre llamado José» (
514 VII,23 | celos de Dios. Pues os tengo desposados con un solo esposo para
515 V,14 | del don. Esta medida está destinada a los dos —hombre y mujer—
516 IV,9 | mujer como hombre, haya sido destruída por el pecado; significa,
517 IV,11 | Ciertamente es múltiple. Conviene detenernos particularmente en el significado
518 VI,20 | que llama a una persona determinada a vivir el celibato. Si
519 II,3 | momentos principales que determinan de modo esencial el cumplimiento
520 V,14 | opinión pública, mientras detrás de este pecado «suyo» se
521 VI,18 | en común, él contrae una deuda especial con la mujer. Ningún
522 VIII,29| serpiente antigua» quiere devorar «al niño». Si vemos en este
523 V,13 | viuda de Naim a la que Jesús devuelve a la vida a su hijo único,
524 IV,9 | una cierta característica «diabólica»,(29) como lo pone claramente
525 VII,27 | sus nombres, como Febe, «diaconisa de Cencreas» (cf. Rom 16,
526 V,15 | pecadora y de ello le habla— dialoga con ella sobre los más profundos
527 V,16 | quiere decir: "Maestro"—. Dícele Jesús: "No me toques, que
528 V,13 | a estas mujeres. ¿Tú que dices?». Jesús responde: «Aquel
529 VI,19 | maternidad de su Madre: «Dichoso el seno que te llevó y los
530 VI,19 | criaron»? Jesús respondió: «Dichosos más bien los que oyen la
531 II,5 | que le ha sido revelado diciendo: «He aquí la esclava del
532 V,13 | Jesús hizo volver a la vida diciéndole con ternura: «Muchacha,
533 VI,21 | de esta manera al Esposo, diferente y único en todos y en cada
534 VII,27 | pesar de las persecuciones, dificultades o discriminaciones, han
535 VII,26 | siguiendo la mentalidad difundida en su tiempo, no refleja
536 V,16 | vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro
537 IV,11 | del mundo presupone que Dios-Hijo ha asumido ya la humanidad
538 VII,23 | contemporáneamente en dos direcciones que constituyen la totalidad
539 V,15 | encuentra la expresión más directa en el mismo Cristo. Estando
540 VI,19 | llamada y un desafío especial dirigidos al hombre y a su paternidad.~
541 V,13 | los pies de Jesús. Este, dirigiéndose al huésped que se escandalizaba
542 II,3 | procedemos y hacia el cual nos dirigimos?».(13) «Ya desde la antigüedad
543 VI,18 | más capaz que el hombre de dirigir su atención hacia la persona
544 VI,20 | del Pueblo de Dios debe dirigirse al Reino escatológico que
545 V,15 | mujer-pecadora»— se convierte en «discípula» de Cristo; es más, una
546 IV,10 | encuentra en desventaja o discriminada por el hecho de ser mujer.
547 V,14 | aquellas costumbres que discriminan a la mujer en favor del
548 V,15 | tiempos no se acostumbraba a discutir con una mujer. Un ejemplo,
549 II,5 | no se la puede privar ni disminuir de su sentido profundo,
550 IX,30 | femineidad y, de esta manera, disponerse al «don sincero de sí misma»
551 VI,21 | mujer-esposa virginal, también está dispuesto a abrirse a todos y a cada
552 VII,23 | gran analogía, hemos de distinguir lo que en él expresa la
553 VI,20 | virginidad, aunque son cosas distintas. A este propósito, es fundamental
554 II,3 | días se encuentra en los distintos pueblos una cierta percepción
555 IV,9 | independientemente de esta «distribución de los papeles» en la descripción
556 IV,9 | Génesis (c. 3) en cierto modo «distribuye los papeles» que en él han
557 VIII,28| En este contexto amplio y diversificado la mujer representa un valor
558 V,12 | Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla»(Mt 19, 7).
559 VI,18 | debería abarcar en sí la doble aportación de los padres:
560 III,8 | la Carta a los Efesios: «Doblo mis rodillas ante el Padre,
561 I,1 | atribuyendo el título de Doctoras de la Iglesia a Santa Teresa
562 I,1 | Iglesia, reflejadas en varios documentos del Concilio Vaticano II,
563 V,15 | la vía dolorosa, «que se dolían y se lamentaban por él» (
564 VII,27 | comenzando por la «iglesia doméstica»; es aquí, en efecto, donde
565 V,15 | de Marta por las tareas domésticas (cf. Lc 10, 38-42). En otra
566 V,12 | esta tradición el varón «dominaba», sin tener en cuenta suficientemente
567 VII,26 | mujer, sin amoldarse al uso dominante y a la tradición avalada
568 V,13 | respecto a las costumbres dominantes entonces.~Todo esto resulta
569 III,6 | hombre y la mujer pueden «dominar» a las demás criaturas del
570 V,13 | ricos (...) echaban sus donativos en el arca del tesoro (...)
571 | Dónde
572 V,15 | ha hecho. Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena
573 VI,22 | igualdad respecto a los dones del Espíritu Santo y las «
574 IV,9 | profunda de todas las criaturas dotadas de inteligencia y, en particular,
575 III,6 | seres vivientes, incluso los dotados de sentidos (animalia)—
576 V,13 | vemos en la parábola de la dracma perdida (cf. Lc 15, 8-10),
577 VIII,29| 12, 4) se pone «el gran dragón, la serpiente antigua» (
578 VIII,28| Antiguo Testamento (cf. Dt 6, 5; Lev 19, 18) y puesto
579 IV,9 | 14). Sin embargo, no cabe duda de que —independientemente
580 VIII | conduciría a resultados dudosos, por no decir erróneos y
581 VI,18 | hombre de convertirse en «dueño» de su esposa («él te dominará»)
582 V,15 | ésta que fue la prueba más dura de la fe y de la fidelidad
583 VII,23 | Dios es un «compromiso» duradero; Él permanece fiel a su
584 V,12 | Moisés teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón os permitió
585 V,13 | tesoro (...) una viuda pobre echaba allí dos moneditas». En
586 V,13 | Mientras «los ricos (...) echaban sus donativos en el arca
587 IV,11 | Padres, por los escritores eclesiásticos y por los teólogos.(35)
588 VII,27 | Iglesia primitiva, en la edificación de la primera comunidad
589 VI,19 | como madre y como primera educadora del hombre (la educación
590 VII,27 | testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos en el
591 V,14 | la mujer «sorprendida en edulterio» (cf. Jn 8, 3-11) se presenta
592 II,4 | solemne en el Concilio de Efeso (a. 431).(18) En contraposición
593 VII,25 | encuentra realizado de modo ejemplar lo que el texto de la Carta
594 VI,20 | la virginidad libremente elegida la mujer se reafirma a sí
595 IV,10 | Dios Creador, comporta un elemento de desventaja para la mujer,
596 II,4 | consiste, por una parte, en la elevación sobrenatural a la unión
597 III,7 | encontrarán su expresión más elevada en el cumplimiento de la «
598 IV,9 | hombre, el cual ha sido elevado desde el principio entre
599 V,13 | a cada una de ellas, la elige y la ama en Cristo (cf.
600 IV,9 | mundo (...) en el amor, eligiéndonos de antemano para ser sus
601 VII,27 | Juana de Arco, Rosa de Lima, Elizabeth Seton y Mary Ward.~El testimonio
602 VI,18 | maternidad. Una imagen así «empequeñecida» estaría a la misma altura
603 I,2 | Año Mariano, mientras nos encaminamos hacia el final del segundo
604 IV,10 | exclamación de admiración y de encanto, que abarca toda la historia
605 VI,21 | niños, los jóvenes, los encarcelados y, en general, los marginados.
606 I,2 | misterio que sólo en el «Verbo encarnado encuentra verdadera luz (...).
607 III,6 | profundo la verdad fundamental, encerrada en el mismo, sobre el ser
608 II,5 | 52, 13), en la cual se encierra el contenido esencial de
609 III,7 | divina. Estas dos dimensiones encontrarán su expresión más elevada
610 V,14 | del tiempo, las mujeres encontrasen en su enseñanza y en su
611 V,13 | no podía en modo alguno enderezarse» (Lc 13, 11), o como la
612 VIII,29| demás, que perciben la gran energía de su espíritu. A estas «
613 V,13 | un espíritu que la tenía enferma; estaba encorvada y no podía
614 V,13 | con mujeres aquejadas de enfermedades o de sufrimientos físicos,
615 IV,9 | Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer» (
616 VI,22 | virgen como de la madre (...) Engendró en la tierra al mismo Hijo
617 II,3 | religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición
618 VI,20 | Esta tradición ciertamente enlazaba de alguna manera con la
619 II,5 | bien la perfecciona y la ennoblece. Por lo tanto, aquella «
620 IV,10 | Se trata de una riqueza enorme. En la descripción bíblica
621 V,14 | favor del hombre, y que está enraizada también en ella. Desde este
622 VII,24 | es decir, lo que está enraizado en la tradición religiosa
623 V,15 | trataban a las mujeres los que enseñaban en Israel; pero, en el modo
624 VII,26 | sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza...,
625 III,7 | contexto bíblico permite entenderlo también en el sentido de
626 VI,21 | virginidad hacia el matrimonio, entendido como forma de vocación de
627 I,2 | fundamental de la humanidad entera, unida al misterio del principio
628 III,7 | su propia humanidad. Se entiende fácilmente que —desde esta
629 II,5 | realidad mujer-Madre de Dios, entramos del modo más oportuno en
630 III,8 | compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen
631 VII,26 | el Esposo, porque «se ha entregado a sí mismo»: su cuerpo ha
632 VI,21 | tanto, muchas razones para entrever en estos dos caminos diversos —
633 VII,25 | hombre y del mundo.~Cristo entró en esta historia y permanece
634 VI,19 | que el hombre. Es difícil enumerar y llamar por su nombre cada
635 II,3 | plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de
636 II,3 | Hijo» (cf. Heb 1, 1-2). El envío de este Hijo, consubstancial
637 II,3 | e inefable misterio que envuelve nuestra existencia, del
638 V,14 | Desde este punto de vista el episodio de la mujer «sorprendida
639 V,13 | cf. Jn 8, 3-11).~Estos episodios representan un cuadro de
640 IV,11 | mismo. Las palabras de la epístola paulina constatan que el
641 VIII,29| tiempo de Cristo, y de las épocas posteriores hasta nuestros
642 IV,9 | historia abusó de su libertad, erigiéndose contra Dios y anhelando
643 VI,20 | ocasión de aquella opinión errónea para instruirles sobre el
644 VIII | resultados dudosos, por no decir erróneos y falaces.~
645 | esa
646 III,8 | sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no
647 III,7 | permite captar, como un primer esbozo, este carácter esponsal
648 VI,20 | cambio tan profundo en la escala de valores, es indispensable
649 V,13 | dirigiéndose al huésped que se escandalizaba de este hecho, dirá de la
650 V,12 | llegaba hasta el límite del escándalo. «Se sorprendían de que
651 V,14 | Y sin embargo, su pecado escapa a la atención, pasa en silencio;
652 VII,24 | no han desaparecido de la escena de la historia?~Pero el
653 V,12 | conocedores de la ley, «los escribas», hiciera referencia al «
654 VII,24 | siempre de nuevo. El Apóstol escribió no solamente que: «En Jesucristo (...)
655 IV,11 | por los Padres, por los escritores eclesiásticos y por los
656 V,15 | cf. Jn 11, 5). María, «escuchaba la palabra» de Jesús; cuando
657 V,12 | debían causar en quienes escuchaban, satisfechos de sí mismos,
658 VI,19 | esta Madre, a la que «una espada ha atravesado el corazón» (
659 VIII,28| nos permite pensar en una especie de «profetismo» particular
660 VI,21 | también un acercamiento específico entre la virginidad de la
661 II,3 | basándose en la promesa, podían esperar que una de ellas llegaría
662 VIII,28| y de sus características espirituales, psíquicas y corporales,
663 VI,21 | sacramento del matrimonio como, espiritualmente, mediante las nupcias con
664 IX,30 | madres, las hermanas, las esposas; por las mujeres consagradas
665 IV,10 | alteración y la pérdida de la estabilidad de aquella igualdad fundamental,
666 II,3 | la llama «mujer», lo cual establece una concordancia con las
667 VI,19 | con la Alianza que Dios ha establecido con el género humano mediante
668 VI,19 | Cristo: «También vosotros estáis tristes ahora» (estas palabras
669 V,15 | a Israel (cf. Jn 4, 26).~Estamos ante un acontecimiento sin
670 VI,18 | imagen así «empequeñecida» estaría a la misma altura de la
671 I,1 | tiene desde los orígenes un estatuto especial de dignidad, del
672 V,13 | Aquel de vosotros que esté sin pecado que le arroje
673 VII,24 | constatación de que «las mujeres (estén sumisas) a sus maridos,
674 IX,30 | coloquios que muestran la gran estima que Cristo tiene por la
675 IV,11 | Samuel y de Sansón; pero para estipular su Alianza con la humanidad
676 | éstos
677 VII,23 | a los Corintios: «Celoso estoy de vosotros con celos de
678 VIII,29| pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12,
679 VIII,28| interpersonales, que de modo diverso estructuran la convivencia y la colaboración
680 I,1 | especial cuya finalidad era el estudio de los problemas contemporáneos
681 VI,18 | que es objeto de profundos estudios. El análisis científico
682 V,12 | A veces esto provocaba estupor, sorpresa, incluso llegaba
683 VI,18 | incluso cuando se trata de las etapas sucesivas al nacimiento
684 II,4 | sobre la tierra como en la eternidad. Desde este punto de vista,
685 VI,20 | cielos». Cristo dice: «Hay eunucos que se hicieron tales a
686 VIII,29| precisamente en la «mujer», Eva-María, la historia constata una
687 VI,20 | en virtud de los consejos evangélicos, en particular los de castidad,
688 IV,11 | particular, las palabras que el evangelista pone en labios de María
689 VII,24 | a lo «antiguo», esto es evidentemente «nuevo»: es la novedad evangélica.
690 VII,27 | Iglesia misma en su esencia, evitando trasladar a la Iglesia —
691 IV,9 | enseñanza del último concilio evoca la doctrina revelada sobre
692 VII,27 | Aquila (cf. 2 Tim 4, 19), Evodia y Síntique (cf. Fil 4, 2),
693 | excepto
694 VI,17 | de manera que una no ha excluido la otra, sino que la ha
695 VI,17 | maternidad coexisten en ella, sin excluirse recíprocamente ni ponerse
696 VI,20 | es decir, su dedicación exclusiva a Dios en virtud de los
697 VI,20 | y del cuerpo de un modo exclusivo, durante la vida temporal.~
698 IV,10 | persona. La unión matrimonial exige el respeto y el perfeccionamiento
699 II,3 | cual vivimos, nos movemos y existimos» (cf. Act 17, 28). Este
700 VIII,29| Naciones.~En nuestros días los éxitos de la ciencia y de la técnica
701 V,16 | Espíritu Santo. Los dos experimentan igualmente sus «visitas»
702 V,13 | las que Jesús de Nazaret explicaba a sus oyentes las verdades
703 IV,10 | Dios. De esta manera se explicita el «ethos» bíblico en toda
704 VII,26 | unido de una manera tan explícita al servicio sacerdotal de
705 V,13 | Todo esto resulta aún más explícito referido a aquellas mujeres
706 III,8 | que la Biblia haya usado expresiones que le atribuyen cualidades
707 VII,27 | Esposo adquiría plena fuerza expresiva. En primer lugar, vemos
708 I,1 | mi predecesor Pablo VI expresó también el alcance de este «
709 VI,17 | el poder del Altísimo» extenderá su «sombra» sobre el misterio
710 II,3 | del Espíritu Santo, que «extendió su sombra» sobre ella, María
711 IV,9 | en relación con el mundo exterior, con la naturaleza.~La descripción
712 VI,21 | sino también de formas extracomunitarias. En definitiva la virginidad,
713 IV,9 | porque de ella ha sido extraído»: «eres polvo y en polvo
714 V,12 | precisamente por esto, extraordinario si se considera el ambiente
715 IV,10 | hombre. Tocamos aquí un punto extremadamente delicado de la dimensión
716 VII,23 | profetas Oseas, Jeremías, Ezequiel e Isaías.(48) Cada uno de
717 VIII | por no decir erróneos y falaces.~
718 VIII,29| perfectas» deben mucho sus familias y, a veces, también las
719 IV,9 | muestra la perspectiva de la «fatiga» con la que el hombre habrá
720 VIII,29| bienestar material que, mientras favorece a algunos, conduce a otros
721 VII,27 | anotan sus nombres, como Febe, «diaconisa de Cencreas» (
722 VI,18 | maternidad, como hecho y fenómeno humano, tiene su explicación
723 V,13 | que estaba «en cama con la fiebre» (Mc 1, 30), o como la mujer «
724 VI,22 | su caridad y cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, se
725 V,13 | 37-47).~Y, finalmente, fijémonos en una situación que es
726 VII,27 | Evodia y Síntique (cf. Fil 4, 2), María, Trifena, Pérside,
727 II,4 | concedida a todos los hombres («filii in Filio»)— es pura gracia
728 II,4 | todos los hombres («filii in Filio»)— es pura gracia y, como
729 III,8 | masculinos» en sentido físico, sin embargo se debe buscar
730 V,13 | enfermedades o de sufrimientos físicos, como aquella mujer poseída
731 VI,21 | Comunidades de consagrados que florecen dentro de los Movimientos,
732 V,13 | como la mujer «que padecía flujo de sangre» (cf. Mc 5, 25-
733 VI,19 | pasividad: el proceso de formación de una nueva vida «tiene
734 VI,18 | nuevo hombre que se está formando crea a su vez una actitud
735 I,1 | la mujer está llamada a formar parte de la estructura viva
736 II,4 | la fe cristiana, tuvo una formulación solemne en el Concilio de
737 VII,24 | contradicción entre una exhortación formulada de esta manera y la constatación
738 VII,27 | actuado «con libertad», fortalecidas por su unión con Cristo.
739 VII,26 | enseñas el camino de Dios con franqueza..., porque no miras la condición
740 VII,23 | Alianza, presentada con frecuencia como una alianza matrimonial
741 IV,10 | justa oposición de la mujer frente a lo que expresan las palabras
742 IX,30 | su gratitud por todos los frutos de santidad femenina.~La
743 IV,11 | Protoevangelio ponen tan fuertemente en evidencia a la «mujer»
744 V,15 | mujeres se mostraron más fuertes que los apóstoles; en los
745 V,14 | hombre y en la mujer unas fuerzas contrapuestas a causa de
746 | fuese
747 IV,9 | nos ha elegido antes de la fundación del mundo (...) en el amor,
748 IV,10 | originalidad» femenina. Existe el fundado temor de que por este camino
749 V,12 | aquel designio divino que se fundamenta en el hecho de que ambos
750 VII,23 | recogeré. En un arranque de furor te oculté mi rostro por
751 V,15 | habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle» (Mt 27, 55).
752 IV,11 | Génesis 3, 15, llamadas generalmente «Protoevangelio»: «Enemistad
753 VI,19 | sangre de Cristo ilumina el generar humano, convirtiéndolo en
754 VIII | fuerza» que el Espíritu da generosamente al hombre, también al hombre
755 IX,30 | 4 ss.), que con grande generosidad han sido dadas a las «hijas»
756 V,13 | manto de Jesús «entre la gente» (Mc 5, 27), mereció la
757 I,2 | Constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia. Dicho
758 VI,21 | para responder a la verdad global sobre el hombre que es unidad
759 VI,18 | educación del hijo —entendida globalmente— debería abarcar en sí la
760 V,13 | la vía dolorosa hacia el Gólgota, Jesús dirá a las mujeres: «
761 IV,9 | unidad originaria, de la que gozaba el hombre en el estado de
762 VIII,29| puede llevar también a una gradual pérdida de la sensibilidad
763 VII,24 | marido, ha de abrirse camino gradualmente en los corazones, en las
764 IV,9 | 3, 17-19), así como los grandes «dolores» con que la mujer
765 IV,10 | Pero esta amenaza es más grave para la mujer. En efecto,
766 VII,27 | la sociedad. También ante graves discriminaciones sociales
767 V,16 | el hecho de ser judío o griego, esclavo o libre, según
768 VI,19 | misma respuesta de Jesús al grito de aquella mujer en medio
769 VI,21 | dentro de los Movimientos, Grupos o Asociaciones; en todas
770 VI,22 | es igualmente virgen, que guarda pura e íntegramente la fe
771 VI,19 | la Palabra de Dios y la guardan» (Lc 11, 27-28 ). Jesús
772 V,16 | principio lo confunde con el guardián del jardín; lo reconoce
773 V,15 | Guardianas del mensaje evangélico~15.
774 VI,18 | la mujer. Y si la mujer, guiada por el amor hacia su marido,
775 III,8 | mismo Dios es aquél «que habita en una luz inaccesible» (
776 V,15 | anuncia a Cristo a los habitantes de Samaria, de modo que
777 V,13 | encuentra nada que refleje la habitual descriminación de la mujer,
778 VIII,29| esta vocación fundamental hablan a la mujer de la dignidad
779 III,8 | de Dios sobre sí mismo. Hablando de sí, ya sea «por medio
780 V,15 | en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha
781 IV,9 | fatiga» con la que el hombre habrá de procurarse los medios
782 VII,26 | el mandato sacramental: «Haced esto en memoria mía» (Lc
783 III,7 | Génesis 2, 18-25: «Voy a hacerle una ayuda adecuada». El
784 VII,24 | de modo análogo, debería hacerlo el hombre, en cualquier
785 VI,17 | vocación de la mujer~17. Hagamos ahora objeto de nuestra
786 VI,21 | volcarse sobre cuantos se hallan en el radio de su acción.
787 IV,10 | misma» por parte de la mujer halle respuesta y complemento
788 I,1 | Exhortación postsinodal, que se hará pública después de éste,
789 I,1 | prominente que acaso no se hayan todavía puesto en evidencia
790 V,16 | Ella se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuní" —que quiere decir: "
791 II,3 | por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu
792 V,14 | Su conocimiento de los hechos, tanto aquí como en el coloquio
793 V,13 | curadas, y la última, la hemorroisa, que tocó el manto de Jesús «
794 IV,10 | cargados con la pecaminosidad hereditaria, llevan consigo el constante «
795 IV,9 | ello se debe su carácter hereditario. En este sentido lo llamamos «
796 VI,19 | materna de la mujer; son heridas de la conciencia que difícilmente
797 VI,22 | puede lograr una auténtica hermenéutica del hombre, es decir, de
798 V,13 | mujer del administrador de Herodes, Susana y «otras muchas» (
799 V,12 | la ley, «los escribas», hiciera referencia al «principio»!
800 VIII,28| el Espíritu Santo es la hipóstasis personal del amor. Mediante
801 VII,26 | tiempo. Por lo tanto, la hipótesis de que haya llamado como
802 II,5 | realidad determina también el horizonte esencial de la reflexión
803 V,15 | y de la fe.~— «Señor si hubieras estado aquí no habría muerto
804 VI,21 | minusválidos, los abandonados, los huérfanos, los ancianos, los niños,
805 III,6 | como «carne de su carne y hueso de sus huesos» (cf. Gén
806 III,6 | su carne y hueso de sus huesos» (cf. Gén 2, 25) y por eso
807 V,13 | Jesús. Este, dirigiéndose al huésped que se escandalizaba de
808 VII,25 | es decir, de lo que es humanamente personal, la «masculinidad»
809 V,13 | especial aprecio por su fe, su humildad y por aquella grandeza de
810 I | I~INTRODUCCIÓN~Venerables
811 V,15 | el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (Jn 11,
812 V,13 | respuesta fue tan grande que «se iban retirando uno tras otro
813 III,6 | bíblico este nombre indica la identidad esencial con el hombre: '
814 VII,24 | generaciones que se han ido sucediendo, una llamada
815 I,1 | hombres— provenientes de las Iglesias particulares de todos los
816 III | III~IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS~
817 VI,19 | Alianza en la sangre de Cristo ilumina el generar humano, convirtiéndolo
818 IV,10 | derechos de la persona humana. Iluminando este programa, declarado
819 VI,22 | espiritual. En efecto, para ilustrar la misión fundamental de
820 III,8 | humano, usa conceptos e imágenes humanas. Si este modo de
821 II,3 | Esto era algo difícilmente imaginable según la fe monoteísta veterotestamentaria.
822 VI,22 | Iglesia, por consiguiente, «a imitación de la Madre de su Señor,
823 VI,22 | contemplando su profunda santidad e imitando su caridad y cumpliendo
824 IX,30 | Cristo.~Con estos deseos imparto a todos los fieles y, de
825 VI,19 | en ella, en su organismo, implicándolo profundamente. Al mismo
826 V,15 | como ejemplo esta fe viva impregnada de amor; él enseña, por
827 I,2 | verdad que está también impresa de modo inmutable en la
828 VI,20 | la respuesta totalmente imprevisible a la esperanza humana de
829 VI,19 | depende del hombre, ella imprime un «signo» esencial sobre
830 I,2 | cual ofrece un particular impulso para afrontar este tema,
831 V,13 | contacto hacía al hombre «impuro». Todas ellas fueron curadas,
832 III,8 | aquél «que habita en una luz inaccesible» (1 Tim 6, 16): Él es el «
833 VII,27 | de mujeres cristianas han incidido significativamente tanto
834 V,14 | presiones de dicho tipo, incluidas las del hombre culpable, «
835 VIII,28| Mediante el Espíritu, Don increado, el amor se convierte en
836 V,13 | eran unos seres totalmente indefensos (cf. también Lc 18, 1-7).~
837 III,8 | de la oración cristiana, indicaba la paternidad en este sentido
838 VII,23 | Iglesia como esposa de Cristo, indicando además que esta verdad se
839 IV,11 | Nazaret. Se trata de un signo indicativo de que «en Jesucristo» «
840 V,12 | turbación e incluso «santa indignación» debían causar en quienes
841 III,8 | podemos ver la confirmación indirecta de la verdad de que ambos,
842 III,7 | solamente que cada uno de ellos individualmente es semejante a Dios como
843 VI,20 | amor de un modo total e indiviso.~
844 VII,24 | un hecho; constituye el inequivocable contenido del mensaje evangélico
845 IX,30 | mismo tiempo, que estas inestimables «manifestaciones del Espíritu» (
846 III,7 | existen como personas por las inexcrutables relaciones divinas. Solamente
847 VIII,29| reflejo del evangelio de la infancia (cf. Mt 2, 13. 16) podemos
848 VII,23 | aunque la esposa le haya sido infiel repetidamente.~Esta imagen
849 V,15 | de Dios. Le habla del don infinito del amor de Dios, que es
850 I,1 | adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás
851 V,12 | pecado, de aquel «misterio de iniquidad» que actúa en los corazones
852 IV,10 | objetivamente dañinas, es decir injustas, contienen y expresan la
853 V,14 | transgresiones, de vuestra injusticia «masculina», de vuestros
854 VI,19 | mujeres que son víctimas de injusticias o de explotación. Finalmente
855 VI,22 | engendra a una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por
856 VIII | verdades y aquellos valores «inmutables» de los que él mismo es «
857 VI,20 | virginidad, es una novedad innegable vinculada a la Encarnación
858 V,14 | cada época histórica, en innumerables situaciones análogas. Una
859 II,3 | sale al encuentro de las inquietudes del corazón del hombre?(
860 V,14 | disponibilidad a acoger la vida, inscrita en su «ethos» desde el «
861 IV,10 | dimensión de aquel «ethos», inscrito originariamente por el Creador
862 V,12 | desde el comienzo ha sido inserto en la realidad de la creación,
863 VII,27 | compuesta por hombres y mujeres insertos en la historia— criterios
864 VII,26 | de la Declaración Inter insigniores, publicada por disposición
865 V,15 | Es éste un acontecimiento insólito si se tiene en cuenta el
866 VI,18 | la mujer en sus propios instintos («hacia tu marido irá tu
867 VII,26 | la mujer.~Si Cristo, al instituir la Eucaristía, la ha unido
868 I,1 | Catalina de Siena,(6) y además instituyendo, a petición de la Asamblea
869 VIII,28| por ejemplo, la edad, la instrucción, la salud, el trabajo, la
870 V,15 | Cristo; es más, una vez instruída, anuncia a Cristo a los
871 VI,20 | aquella opinión errónea para instruirles sobre el valor del celibato;
872 VI,22 | conserva virginalmente una fe íntegra, una esperanza sólida y
873 III,7 | desarrolla en esta historia la integración en la humanidad misma, querida
874 III,7 | confirmar siempre el sentido integral de su propia humanidad.
875 VI,22 | virgen, que guarda pura e íntegramente la fe prometida al Esposo».(
876 IV,9 | las criaturas dotadas de inteligencia y, en particular, del hombre,
877 VII,26 | enseñanza de la Declaración Inter insigniores, publicada por
878 III,6 | yo», es decir, como un interlocutor junto al hombre, el cual
879 V,15 | Lázaro— se convierte en interlocutora de Cristo y habla acerca
880 IV,9 | pertenece a la «lógica» interna del misterio mismo de la
881 VII,26 | VI, para responder a la interpelación sobre la cuestión de la
882 III,7 | del Génesis 2, 18-25, e interpretándola a la luz de la verdad sobre
883 VII,24 | en el matrimonio se deben interpretar en el sentido de una sumisión
884 I,1 | entre otras cosas, las intervenciones del Magisterio de la Iglesia,
885 V,15 | 27). Y antes aun había intervenido también la mujer de Pilatos,
886 IV,11 | Testamento otras veces Dios, para intervenir en la historia de su pueblo,
887 V,12 | 2, 25), es decir, en su intimidad, en su «corazón». Era además
888 I | I~INTRODUCCIÓN~Venerables Hermanos,~amadísimos
889 VII,26 | Cristo y de la Iglesia se introduce la perenne «unidad de los
890 VI,19 | hombre en Jesucristo ha sido introducida la maternidad de la mujer.
891 III,7 | Dios, el Nuevo Testamento introducirá la revelación del inescrutable
892 VI,18 | admira este misterio y con intuición singular «comprende» lo
893 VIII,28| los Efesios— nos permite intuir una verdad que parece decidir
894 III,7 | hombre, terreno sólido e inviolable en medio de tantos cambios
895 VIII,29| lo ha cancelado de modo irreversible; lo prueban las palabras
896 IV,11 | Alianza, que debe ser eterna e irrevocable, está la mujer: la Virgen
897 IV,11 | redención, esta conciencia irrumpe con toda su fuerza en las
898 V,12 | comportamiento era diverso del de los israelitas de su tiempo. Es más, «se
899 IV | IV~EVA - MARÍA~
900 IX | IX~CONCLUSIÓN~
901 V,13 | Encontramos también a la hija de Jairo a la que Jesús hizo volver
902 V,16 | confunde con el guardián del jardín; lo reconoce solamente cuando
903 III,8 | y padre (cf. Os 11, 1-4; Jer 3, 4-19), pero a veces también
904 VII,27 | ha recordado que en la jerarquía de la santidad precisamente
905 VII,27 | Iglesia posee una estructura «jerárquica»,(53) sin embargo esta estructura
906 VII,23 | particular en los profetas Oseas, Jeremías, Ezequiel e Isaías.(48)
907 II,4 | exclusivamente como madre de Jesús-hombre, este Concilio puso de relieve
908 V,16 | vuestras hijas profetizarán» (Jl 3, 1). Al cumplirse los
909 VII,27 | así el anuncio del profeta Joel (cf. Act 2, 17). Aquellas
910 VI,20 | desposada con un hombre llamado José» (cf. Lc 1, 27), ella estaba
911 VI,21 | ancianos, los niños, los jóvenes, los encarcelados y, en
912 V,15 | discípulos y, en particular, de Judas, a la mujer y su acción: «¿
913 V,16 | el hombre el hecho de ser judío o griego, esclavo o libre,
914 VI,20 | ajeno en ciertos ambientes judíos, sobre todo en los tiempos
915 V,15 | marido: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho
916 VII,23 | llama (...). La mujer de la juventud ¿es repudiada? dice tu Dios.
917 VI,19 | Hijo. «Esta es, quizás, la "kénosis" más profunda de la fe en
918 VII,27 | Agustín, Macrina, Olga de Kiev, Matilde de Toscana, Eduvigis
919 IV,11 | que el evangelista pone en labios de María después de la Anunciación,
920 IX,30 | transforma en «un valle de lágrimas». Tal como asumen, juntamente
921 I,1 | vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo
922 V,15 | dolorosa, «que se dolían y se lamentaban por él» (Lc 23, 27). Y antes
923 V,14 | que la acusan para poder lapidarla, manifestando de esta manera
924 VIII,29| 13).~Así pues, una atenta lectura del paradigma bíblico de
925 III,6 | al mismo tiempo, si se leen juntos, nos ayudan a comprender
926 VIII,28| vez.~El texto del Génesis —leído a la luz del símbolo esponsal
927 V,15 | muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido
928 III,6 | que, por lo general, las lenguas modernas, desgraciadamente,
929 V,15 | Betania, en casa de Simón el leproso, sino que, además, ponen
930 VIII,28| Testamento (cf. Dt 6, 5; Lev 19, 18) y puesto por Cristo
931 V,13 | cf. Lc 15, 8-10), de la levadura (cf. Mt 13, 33), de las
932 V,13 | Muchacha, a ti te lo digo, levántate» (Mc 5, 41). En otra ocasión
933 VII,23 | esposos, hombre y mujer. Leyendo este pasaje rico y complejo,
934 IV,10 | La mujer —en nombre de la liberación del «dominio» del hombre—
935 V,15 | verdad ellas se sienten «liberadas», reintegradas en su propio
936 IV,10 | decir, purificarse del mal y librarse del pecado: de cuanto ofende
937 VI,20 | cristiana. En la virginidad libremente elegida la mujer se reafirma
938 VII,26 | sacerdotal de los apóstoles, es lícito pensar que de este modo
939 VII,27 | Juana de Arco, Rosa de Lima, Elizabeth Seton y Mary
940 V,16 | no comporta aquí ninguna limitación, así como no limita absolutamente
941 VI,18 | a condición de que no se limiten a una interpretación exclusivamente
942 V,16 | se manifiesta de modo tan límpido en las obras y en las palabras
943 II,3 | está contenida, en sus líneas fundamentales, en la anunciación
944 VII,25 | Desde el punto de vista lingüístico se puede decir que la analogía
945 VI,18 | común engendrar, que absorbe literalmente las energías de su cuerpo
946 IV,9 | hereditario. En este sentido lo llamamos «pecado original».~Este
947 VII,26 | llamada de los «Doce». Cristo, llamando como apóstoles suyos sólo
948 III,8 | Jesucristo, que se dirigía a Dios llamándole «Abba-Padre» (Mc 14, 36) —
949 V,12 | estupor, sorpresa, incluso llegaba hasta el límite del escándalo. «
950 IV,11 | cf. Gén 3, 1-5). Con la llegada de «la plenitud de los tiempos» (
951 VII,24 | cual el hombre y la mujer llegan a ser «una sola carne» en
952 IV,10 | este camino la mujer no llegará a «realizarse» y podría,
953 III,8 | entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido» (
954 I,1 | tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio
955 VII,23 | creación de la mujer y es llevada a cabo por el Creador en
956 III,8 | como una madre Dios ha llevado a la humanidad, y en particular
957 VII,24 | humanidad, este principio se llevara a la práctica con la abolición
958 IV,11 | Y si la redención debe llevarse a cabo mediante la lucha
959 VI,19 | Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron»?
960 V,13 | Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí» Lc 23, 28). Este
961 V,13 | compasión de ella y le dijo: "No llores"» (Lc 7, 13). Finalmente
962 V,14 | propio hijo, porque ella no logra cancelar su disponibilidad
963 VI,22 | hecho de que no se puede lograr una auténtica hermenéutica
964 VI,17 | Anunciación en el Evangelio de San Lucas indica claramente que esto
965 VI,19 | sufrimientos de las mujeres que luchan solas para sobrevivir y
966 III,8 | también cuando, en diversos lugares de la Sagrada Escritura (
967 I,2 | la Constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia.
968 VIII,29| vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona
969 VII,27 | Mónica, madre de Agustín, Macrina, Olga de Kiev, Matilde de
970 III,7 | de la «mujer» de Nazaret: Madre-Virgen.~
971 VI,18 | misterio de la vida que madura en el seno de la mujer.
972 VII,23 | misterio» («sacramentum magnum»). La alianza propia de
973 IV,10 | superación de esta herencia mala es, generación tras generación,
974 VI,20 | que se distinguen de los mandamientos e indican al cristiano el
975 VII,26 | sólo ellos recibieron el mandato sacramental: «Haced esto
976 V,13 | provocativa: «Moisés nos mandó en la ley apedrear a estas
977 V,14 | acusan para poder lapidarla, manifestando de esta manera su profunda
978 II,5 | Cristo, «Siervo del Señor», manifestará a todos los hombres la dignidad
979 VII,25 | anterior se pone fácilmente de manifiesto si consideramos la figura
980 III,8 | una madre solícita: «No, mantengo mi alma en paz y silencio
981 VI,17 | María, por consiguiente, ha mantenido su virginal «no conozco
982 V,13 | hemorroisa, que tocó el manto de Jesús «entre la gente» (
983 IV,9 | Todo esto, además, está marcado por la necesidad de la muerte,
984 II,3 | se halla presente en la marcha de las cosas y en los acontecimientos
985 VII,25 | semejanza, pero deja un margen adecuado de no-semejanza.~
986 VIII,29| algunos, conduce a otros a la marginación. De ese modo, este progreso
987 VI,21 | encarcelados y, en general, los marginados. Una mujer consagrada encuentra
988 VII,27 | la Iglesia es, a la vez, «mariana» y «apostólico-petrina».(
989 VII,24 | Iglesia, en la relación marido-mujer la «sumisión» no es unilateral,
990 VII,27 | Dios. Se trata de santas mártires, de vírgenes, de madres
991 VII,27 | Lima, Elizabeth Seton y Mary Ward.~El testimonio y las
992 | mas
993 IV,10 | ninguna manera conducir a la «masculinización» de las mujeres. La mujer —
994 III,8 | divina tiene elementos «masculinos» en sentido físico, sin
995 VI,22 | leemos en el evangelio de San Mateo (19, 10-12)—, pero sin ofuscar
996 I,2 | la Encíclica Redemptoris Mater.(9) Esta Encíclica desarrolla
997 VI,18 | ciencia dicen sobre esta materia es importante y útil, a
998 VIII,29| desconocido un grado de bienestar material que, mientras favorece a
999 VI,18 | altura de la concepción materialista del hombre y del mundo.
1000 VII,27 | Macrina, Olga de Kiev, Matilde de Toscana, Eduvigis de
1001 VIII | que pueda responder a su máxima vocación».(56) Estas palabras
1002 VI,18 | esto forma parte del normal mecanismo humano de ser padres, incluso