Capítulo,Párrafo

 1  0,1 |          78), Jesucristo, nuestro Señor, a quien todos los cristianos
 2  0,2 |           como primer testigo del Señor(4). En esa ciudad las culturas
 3  0,3 |  irreversible como el llamado del Señor a la unidad. «Amadísimos
 4  0,4 | tradiciones. Aprendemos del mismo Señor quien, a lo largo del camino,
 5  0,4 |         presentarnos ante Cristo, Señor de la historia tan divididos
 6  I,5 |    comprender y vivir la fe en el Señor Jesús. En este sentido,
 7  I,8 |          siempre don gratuito. El Señor Jesús vino a morir por nosotros
 8  I,8 |         cfr. Rm 8, 22); ese mismo Señor volverá para entregar el
 9  I,8 |       invocación de la vuelta del Señor. Y si la Tradición enseña
10  I,8 |          son en plenitud y que el Señor quiere que lleguen a ser,
11  I,9 |        medida de los dones que el Señor ha ofrecido a cada uno,
12  I,11|     experiencia litúrgica, Cristo Señor es la luz que ilumina el
13  I,11|          otorgado Cristo. Así, el Señor, inmerso en el Jordán, transmite
14  I,11|      Espíritu y llega a unirse al Señor Jesús, hecho también él
15  I,11|          recapitulación en Cristo Señor. En esta concepción se manifiesta
16  I,11|      asumido en la Eucaristía del Señor, en su Pascua presente en
17  I,12|        pecado y de la lejanía del Señor, que se transforma en compunción
18  I,14|         lograr la comunión con su Señor, el monje considera el mundo
19  I,15|      abstractas, sabe que sólo su Señor es Verdad y Vida, pero sabe
20  I,15|     persona santísima de Jesús el Señor, donde lo humano y lo divino
21  I,16|       Dios-Amor, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en el gozo del
22 II,17|          en camino hacia el único Señor, todos sostenidos y apoyados
23 II,17|       menudo orar juntos al único Señor y también los unos por los
24 II,17|          cristianos de quienes el Señor nos ha hecho pastores. A
25 II,18|          y de la resurrección del Señor Jesús, el Evangelio se difundió
26 II,19|         nuevas divisiones. Que el Señor abra nuestros corazones,
27 II,19|         primado del amor. Pido al Señor que inspire, ante todo a
28 II,19|         participación en el mismo Señor que debemos anunciar al
29 II,20|       unidad se realizará como el Señor quiera y cuando él quiera,
30 II,23|        fundamental el llamado del Señor a esforzarnos, con sumo
31 II,23|          intensamente para que el Señor conmueva nuestras mentes
32 II,28|           para nosotros signo del Señor que vuelve. No podemos olvidarlos,
33 II,28|            redimidos por el mismo Señor, sino también porque la
34 II,28| caminábamos juntos hacia el único Señor y, por tanto, los unos hacia