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Ioannes Paulus PP. II Orientale lumen IntraText CT - Texto |
Evangelio, Iglesias y culturas
7. Ya en otras ocasiones he puesto de relieve que un primer gran valor que se vive de forma particular en el Oriente cristiano consiste en la atención a los pueblos y a sus culturas, para que la Palabra de Dios y su alabanza resuenen en toda lengua. De este tema he tratado ya en la Carta encíclica «Slavorum Apostoli», en la que destacaba que Cirilo y Metodio «quisieron hacerse semejantes en todo a los que llevaban el Evangelio; quisieron ser parte de aquellos pueblos y compartir en todo su suerte»(20); «Se trataba de un nuevo método de catequesis»(21). Al hacer esto tomaron una actitud muy común en el Oriente cristiano: «Al encarnarse el Evangelio en la peculiar cultura de los pueblos que evangelizaban, los santos Cirilo y Metodio tuvieron un mérito particular en la formación y desarrollo de aquella misma cultura, o mejor, de muchas culturas»(22). El respeto y el aprecio a las culturas particulares se unen en ellos al amor por la universalidad de la Iglesia, que incansablemente se esfuerzan por realizar. La actitud de los dos hermanos de Salónica representaba, en la antigüedad cristiana, un estilo típico de muchas Iglesias: la revelación se anuncia de modo adecuado y se hace plenamente comprensible cuando Cristo habla el idioma de los diversos pueblos, y éstos pueden leer la Escritura y cantar la Liturgia en la lengua y con las expresiones que les son propias, casi renovando los prodigios de Pentecostés.
En un tiempo en que se admite cada vez más que es fundamental el derecho de todo pueblo a expresarse de acuerdo con su patrimonio de cultura y de pensamiento, la experiencia de las diversas Iglesias de Oriente se nos presenta como un ejemplo autorizado de inculturación bien realizada.
De este modelo aprendemos que, si queremos evitar el resurgimiento de particularismos y también de nacionalismos exacerbados, debemos comprender que el anuncio del Evangelio debe estar profundamente arraigado en la especificidad de las culturas y, a la vez, abierto a confluir en una universalidad que es intercambio con vistas a un enriquecimiento común.