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Ioannes Paulus PP. II
Orientale lumen

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Experiencias de unidad

20. Algunos aniversarios de especial significado nos impulsan a dirigir nuestro pensamiento, con afecto y reverencia, a las Iglesias orientales. Ante todo, como ya hemos dicho, el centenario de la Carta apostólica «Orientalium Dignitas». Desde entonces comenzó un camino que ha llevado, entre otras cosas, en 1917, a la creación de la Congregación para las Iglesias Orientales(49) y a la institución del Pontificio Instituto Oriental(50) por obra del Papa Benedicto XV. Más tarde, el 5 de junio de 1960, Juan XXIII instituyó el Secretariado para la Unión de los Cristianos(51). En tiempos recientes, el 18 de octubre de 1990, promulgué el Código de Cánones de las Iglesias Orientales(52), para que fuera conservada y promovida la especificidad del patrimonio oriental.

Estos son los signos de una actitud que la Iglesia de Roma ha sentido siempre como parte integrante del mandato que confió Jesucristo al apóstol Pedro: confirmar a sus hermanos en la fe y en la unidad (cfr. Lc 22, 32). Los intentos del pasado tenían sus límites, a causa de la mentalidad de los tiempos y de la misma comprensión de las verdades sobre la Iglesia. Pero quisiera aquí reafirmar que este compromiso lleva en su raíz la convicción de que Pedro (cfr. Mt 16, 17-19) desea ponerse al servicio de una Iglesia unida en la caridad. «La tarea de Pedro es la de buscar constantemente las vías que sirvan al mantenimiento de la unidad. No debe crear obstáculos, sino buscar soluciones. Lo cual no está en contradicción con la tarea que le ha confiado Cristo de "confirmar a los hermanos en la fe" (cfr. Lc 22, 32). Por otra parte, es significativo que Cristo haya pronunciado estas palabras cuando el Apóstol iba a renegar de él. Era como si el Maestro mismo hubiese querido decirle: "Acuérdate de que eres débil, de que también tú tienes necesidad de una incesante conversión. Podrás confirmar a los otros en la medida en que tengas conciencia de tu debilidad. Te doy como tarea la verdad, la gran verdad de Dios, destinada a la salvación del hombre; pero esta verdad no puede ser predicada y realizada de ningún otro modo más que amando". Es necesario, siempre, "veritatem facere in caritate" -hacer la verdad en la caridad- (cfr. Ef 4, 15)»(53). Hoy sabemos que la unidad puede ser realizada por el amor de Dios sólo si las Iglesias lo quieren juntas, dentro del pleno respeto de sus propias tradiciones y de la necesaria autonomía. Sabemos que esto sólo puede llevarse a cabo a partir del amor de Iglesias que se sienten llamadas a manifestar cada vez más la única Iglesia de Cristo, nacida de un solo bautismo y de una sola Eucaristía, y que quieren ser hermanas(54). Como dije en otra ocasión, «la Iglesia de Cristo es una sola. Si existen divisiones, se deben superar, pero la Iglesia es una sola. La Iglesia de Cristo de Oriente y de Occidente no puede menos de ser una; una y unida»(55).

Desde luego, a una persona de nuestro tiempo le da la impresión de que una verdadera unión era posible sólo en el pleno respeto de la dignidad de los demás, sin tener presente que el conjunto de los usos y costumbres de la Iglesia latina fuese más completo o más adecuado para mostrar la plenitud de la recta doctrina; y también que esa unión debía ir precedida por una conciencia de comunión que implicara a toda la Iglesia y no se limitara a un acuerdo entre los líderes. Hoy, como se ha afirmado en repetidas ocasiones, somos conscientes de que la unidad se realizará como el Señor quiera y cuando él quiera, y de que exigirá la aportación de la sensibilidad y la creatividad del amor, tal vez incluso yendo más allá de las formas ya experimentadas en el pasado(56).




49) Cfr. Motu proprio Dei providentis (1 de mayo de 1917): AAS 9 (1917), 529-531.



50) Cfr. Motu proprio Orientis catholici (15 de octubre de 1917), l.c., 531-533.



51) Cfr. Motu proprio Superno Dei nutu (5 de junio de 1960), 9: AAS 52 (1960), 435-436.



52) Cfr. Const. ap. Sacri canones (18 de octubre de 1990): AAS 82 (1990), 1.033-1.044.



53) JUAN PABLO II, Cruzando el umbral de la esperanza, Barcelona 1994, p. 161.



54) Cfr. CONC. ECUM. VAT. II, Decr. sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio, 14.



55) Palabras a los profesores del Pontificio Instituto Oriental (12 de diciembre de 1993): L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 17 de diciembre de 1993, p. 6.



56) Cfr. CONC. ECUM. VAT. II, Decr. sobre las Iglesias Orientales Católicas Orientalium Ecclesiarum, 30.






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