Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
Clemens PP. V
Exivi de paradiso

IntraText CT - Texto

Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

Introducción

Saldré del paraíso y regaré las plantas de mi huerta, dijo aquél celestial agricultor, que es verdadera fuente de la sabiduría, el Verbo de Dios, nacido eternamente del Padre, y quien, permaneciendo en el Padre, en los últimos tiempos, por obra del Santo Espíritu se ha hecho carne en el útero de la Virgen. Fue el hombre que salió a realizar el arduo trabajo de la redención del género humano, proponiéndose como ejemplo de vida celestial y entregándose a si mismo a los hombres.

Pero el hombre, cargado por las muchas solicitudes de esta vida mortal, apartó la mirada de su mente de la contemplación del ejemplar. Por eso nuestro verdadero Salomón hizo un huerto de delicias a las puertas de la iglesia militante, alejado de los turbulentos vaivenes del siglo. Lo puso en medio de este mundo, irrigándole con fecundas aguas de gracia y de doctrina, para que en el se pudiera alguien dedicar de modo más seguro a la contemplación y a la observancia de las obras del ejemplar.

Este huerto es la santa religión de los hermanos Menores, que se ve adornada de hermosas murallas y del renuevo de las muchas plantas de sus hijos. A él se allegó el querido Hijo de Dios, y para hacerlo atrayente, mezcló la mirra de la mortificante penitencia con el suave olor de los perfumes de la santidad.

Esta es aquella forma de vida y regla celestial que escribió el eximio confesor de Cristo san Francisco, instruyendo a sus hijos en su observancia, tanto con su palabra como con su ejemplo.

Pero, estos hijos de tan gran Padre, devotos cultores y seguidores de esta santa Regla, quieren observarla con visible fervor, pura y firmemente. Pero, viendo algunos que el sentido de lo que está contenido realmente en dicha regla podría ser en muchos casos dudoso, recurrieron prudentemente a la suprema dignidad apostólica para obtener una declaración. De modo que asegurados por ella , a cuyos pies están sujetos en virtud la misma regla, puedan servir al Señor con pleno fervor de caridad y alejada toda suerte de dudas.

Habiendo prestado atención a los piadosos y justos pedidos de los Hermanos, varios Pontífices romanos, nuestros predecesores, han explicado ya varios de sus puntos dudosos, promulgando algunas prescripciones y acordando algunas concesiones, según lo que juzgaron conveniente para conformar tanto la conciencia de los Hermanos como la pura observancia de la Regla.




Anterior - Siguiente

Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL