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Paulus PP. VI
Seraphicus patriarcha

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CAPITULO II
LA FORMA DE VIDA

    La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesuscristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, que hizo de Cristo el inspirador y centro de su vida con Dios y con los hombres*).
    *) I Cel. 18,115.
    Cristo don del amor del Padre, es el Camino hacia El, es la Verdad en la cual nos introduce el Espíritu Santo, es la Vida que El ha venido a traer abundantemente*).
    *) Jn 3,16; 14,6
    Los Franciscanos seglares dedíquense asiduamente a la lectura del Evangelio, y pasen del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio*).
    *) Apost. Act.(AA)30,h. Por tanto, los Franciscanos seglares, busquen la persona de Cristo viviente y operante en los hermanos, en la Segrada Escritura, en la Iglesia y en las acciones litúrgicas. La fe de San Francisco al dictar estas palabras: "Nada veo corporalmente en este mundo respecto del Altísimo Hijo de Dios, sino su santísimo cuerpo y sangre", sea para ellos la inspiración y camino de su vida eucarística. Sepultados y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de la Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados por la Profesión, háganse testigo e instrumentos de su misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la palabra.
    Inspirados en San Francisco y con él llamados a reconstruir la Iglesia, empé¤ense en vivir en plena comunión con el Papa, los obispos y los sacerdotes, en abierto y confiado diálogo de creatividad apostólica*)
    *) Pablo VI: Discurso a los Terciarios, III, 19.5.1971. Como "hermanos y hermanas de penitencia"*), en fuerza de su vocación, impulsados por la dinámica del Evangelio, conformen su modo de pensar y de obrar al de Cristo, mendiante un radical cambio interior, que el mismo Evangelio denomina con el nombre de "conversión"; la cual debido a la fragilidad humana, debe actualizarse cada día
    *) I Reg. TOF
    En este camino de renovación, el Sacramento de la Reconciliación es signo privilegiado de la misericordia del Padre, y fuente de gracia*).
    *) Presb. Ord., 18,b. Como Jesucristo fue el verdadero adorador del Padre, del mismo modo los Franciscanos seglares hagan del la oración y de la contemplación el alma del propio ser y del propio obrar*).
    *) Apost. Act., 4, a b c.
    Participen de la vida sacramental de la Iglesia, especialmente de la Ecuaristía, y asóciense a la oración litúrgica en alguna de las formas propuestas por la misma Iglesia, revivan así los misterios de la vida de Cristo. La Virgen María, humilde sierva del Señor, siempre atenta a su palabra y a todas sus mociones, fue para San Francisco centro de indecible amor, y por él declarada Protectora y Abogada de su familia*).
    *) II Cel. 198.
    Los Franciscanos seglares den testimonio de su ardiente amor hacia Ella, por la imitación de su disponibilidad incondicional, y en la efusión de una confiada y consciente oración*).
    *) Lum. Gent., 67; Apost. Act., 4. Asociándose a la obediencia redentora de Jesús, que sometió su voluntad a la del Padre, cumplan fielmente las obligaciones propias de la condición de cada uno, en las diversas circunstancias de la vida*), y sigan a Cristo, pobre y crucificado, confesándolo aun en las dificultades y persecuciones.
    *) Lum. Gent., 41. Cristo, confiado en el Padre, aún apreciando atenta y amorosamente las realidades creadas, eligió para Sí y para su Madre una vida pobre y humilde*); del mismo modo, los Franciscanos seglares han de buscar en el desapego y en el uso, una justa relación con los bienes terrenos, simplificando las propias exigencias materiales; sean consientes, en conformidad con el Evangelio, de ser administradores de los bienes recibidos, en favor de los hijos de Dios.
    *) I Carta San Francisco, 5.
    Así, en el espíritu de las "Bienaventuranzas", esfuërcense en purificar el corazón de toda tendencia y deseo de posesión y de dominio, como "peregrinos y forasteros" en el camino hacia la casa del Padre*).
    *) Rom 8, 17; Lum. Gent., 7,4. Testigos de los bienes futuros y compremetidos a adquirir, según la vocación que han abrazado, la pureza de corazón, se harán libres, de este modo para el amor de Dios y de los hermanos*).
    *) Adm. S. Franc. XVI; Carta, 70. De la misma manera que el Padre ve en cada uno de los hombres los rasgos de su Hijo, Primogénito de muchos hermanos*), los Franciscanos seglares acojan a todos los hombres con ánimo humilde y cortés, como don del Señor e imagen de Cristo.
    *) Rom 8,29.
    El sentido de la fraternidad los hará felices y dispuestos a identivicarse con todos los hombres, especialmente con los más humildes, para los cuales se esforzarán en crear condiciones de vida dignas de criaturas redimidas por Cristo*).
    *) I Reg., 9,3; Mt 25,40. Llamados, juntamente con todos los hombres de buena voluntad, a construir un mundo más fraterno y evangélico para edificar el Reino de Dios, conscientes de que "quien sigue a Cristo, Hombre perfecto, se hace a sí mismo más hombre", cumplan de modo competente sus propios deberes con espíritu cristiano de servicio*).
    *) Lum. Gent., 31; G. et Sp., 93. Estén presentes con el testimonio de su vida humana y también con iniciativas eficaces, tanto individuales como comunitarias, en la promoción de la justicia, particularmente en el ámbito de la vida pública; empé¤ense en opciones concretas y coherentes con su fe*).
    *) Apost. Act., 14. Consideren el trabajo como don de Dios y como participación en la creación, redención y servicio de la comunidad humana*).
    *) G. et Sp., 67,2;I Reg., 7,4;II Reg., 5,1. Vivan en la propia familia el espíritu franciscano de paz, fidelidad y respeto a la vida, y esfuércense en convertirlo en el signo de un mundo ya renovado en Cristo*).
    *) Reg. de León XIII, II, 9;3 Comp., 14,58.
    Los casados particularmente, al vivir la gracia del matrimonio, den testimonio en el mundo del amor de Cristo a su Iglesia. Con educación cristiana, sencilla abierta, atentos a la vocación de cada uno, recorran gozasamente con sus hijos su itinerario espiritual y humano*).
    *) Lum. Gent., 41, e; Apost. Act., 30, b c. Sientan, además, respeto por las otras criaturas, animadas e inanimadas, que "son portadores de la significación del Altísimo"*) y procuren con ahínco superar la tentación de explotación, con el concepto franciscano de la fraternidad universal.
    *) I Cel., 80. Como portadores de paz y conscientes de que la paz ha de construirse incensantemente, indaguen los caminos de la unidad y del entendimiento fraterno mediante el diálogo, confiando en la presencia del germen divino, que hay en el hombre y en la fuerza transformadora del amor y del perdón*).
    *) Reg. de León XIII, II, 9; 3 Comp., 14,58.
    Mensajeros de la perfecta alegría, esfuércense permanentemente en llevar a los demás el gozo y la esperanza.*)
    *) Adm. XXI: I Reg., 7,15.
    Injertados en la resurrección de Jesucristo, que da su verdadero sentido a la Hermana Muerte, tiendan con sernidad el encuentro definitivo con el Padre*).
    *) G. et Sp., 78, 1-2.




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