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LA IGLESIA PUEBLO DE DIOS E INSTITUCION SALVIFICA
65. La Iglesia instituida por Cristo, nació de su muerte y Resurrección. Ella es el nuevo Pueblo de Dios, preparado en la Historia de Israel, pueblo que Cristo vivifica y hace crecer con la efusión de su espíritu y que continuamente renueva y dirige con sus dones jerárquicos y carismáticos; "pueblo reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (LG. 4).
Por eso la Iglesia en cuanto Pueblo de Dios, sociedad de los Pueblos, comunión de los hombres en Cristo, es obra del amor salvífico de Dios en Cristo.
Los principios que generan y forman los fieles, constituyéndolos en comunidad es decir el depósito de la fe, los sacramentos, los ministerios apostólicos, pertenecen a la Iglesia Católica. A ella le han sido encomendados y dan origen a las actividades eclesiales. En otras palabras, la Iglesia posee todos los medios necesarios para reunirse y llevar a plena madurez 1a comunión de los hombres en Cristo.
Esta obra no es fruto solamente de la acción trascendente de Dios, del trabajo invisible de Cristo y de su Espíritu, sino también de instituciones, de poderes y de acciones salvíficas propias de la Iglesia. Por eso ella además de sociedad de los fieles es también su madre, en virtud de su acción ministerial y salvífica.
La Iglesia es el pueblo santo de Dios que participa de la misión profética de Cristo (Cfr. LG 12) y congregado por la palabra de Dios, la acoge y la proclama a todo el mundo. Es un pueblo sacerdotal: "Cristo Señor, Pontífice, tomado de entre los hombres, hizo un pueblo nuevo un reino y sacerdotes para Dios su Padre. (Ap 1,6). Los bautizados en efecto, son consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo para que, por toda obra del hombre cristiano ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien el poder de Aquél que los llamó de las tinieblas a su admirable luz" (LG. 10).
Pero la Iglesia es una sociedad especialmente jerárquica; es un pueblo conducido por sus pastores unidos al sumo Pontífice, Vicario de Cristo y sujetos a El (Cfr. LG. 22). A estos pastores miran los fieles con amor y obsequiosa obediencia. Es un pueblo que peregrina hacia la plenitud del misterio de Cristo.
La presencia del Espíritu Santo en la Iglesia, mientras por una parte asegura indefectiblemente las condiciones objetivas necesarias a su encuentro santificante con Cristo, por la otra hace que ella en sus miembros y a causa de sus miembros y en sus estructuras contingentes tienda continuamente a la purificación y renovación. -