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EL MINISTERIO DE LA PALABRA O PREDICACION DE LA PALABRA DE DIOS: ACTO DE LA TRADICION VIVA

 

13. "Por eso los Apóstoles, al trasmitir lo que escribieron, avisan a los fieles que conserven las tradiciones aprendidas de palabra o por carta. Lo que los apóstoles trasmitieron comprende todo lo necesario para una vida santa y para una fe creciente del pueblo de Dios; así la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y ‘trasmite a todas las edades lo que es y lo que cree" (DV. 8),

 

Esta tradición está vinculada a formulaciones, pero es más vasta y más profunda que estas formulaciones. Es una tradición viva, porque en ella Dios continúa su diálogo con nosotros: "Así Dios que habló en otros tiempos, sigue conversando siempre con la Esposa de su Hijo amado; así el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la Palabra de Cristo" (DV. 8).

 

De aquí que el ministerio de la Palabra puede considerar.se como el portavoz de esta tradición viva, en el ámbito de toda la tradición. "Esta tradición apostólica va creciendo en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo; es decir, crece la comprensión de las palabras e instituciones trasmitidas cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón, cuando comprenden internamente los misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad" (DV. 8).

 

Por una parte es necesario distinguir claramente la revelación divina que constituye el objeto de la fe católica y que se cerró con el tiempo de los apóstoles, de la gracia del Espíritu Santo, sin cuya inspiración e iluminación nadie puede creer. Por otra parte Dios, que un tiempo había hablado a los hombres revelándose a sí mismo a través de los acontecimientos salvíf1co y el mensaje de los profetas, de Cristo y de los Apóstoles, todavía hoy guía misteriosamente la Iglesia, su esposa, y habla con ella, mediante el Espíritu Santo, en la sagrada tradición, con la luz y el sentido de la fe, para que el pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio, adquiera una comprensión siempre más profunda de la revelación. -

 

Los pastores de la Iglesia tienen la obligación, no sólo de proclamar y explicar directamente al Pueblo de Dios el depósito de la fe que les ha sido confiado, sino también de discernir con autenticidad las formulaciones y las explicaciones propuestas por los fieles, de suerte que "en el conservar, practicar y profesar la fe trasmitida haya concordia entre pastores y fieles". (D/V. 10). .

De aquí se sigue que el ministerio de la Palabra debe presentar la revelación divina como la enseña el Magisterio y como la expresa en su conciencia y en su fe el Pueblo de Dios bajo la vigilancia del Magisterio. De esta. manera el ministerio, de la Palabra no es la pura y simple repetición de una antigua doctrina, sino una reproducción fiel de ésta, adaptada a los nuevos problemas y comprendida cada vez más profundamente.

 




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