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Congregación para el Clero Directorio catequístico general IntraText CT - Texto |
LA COMUNION FINAL CON DIOS
69. En Jesucristo y por su misterio, los creyentes esperan con esperanza ya desde esta vida terrena "al Señor nuestro Jesucristo, que transfigurará nuestro cuerpo humilde para conformarlo a su cuerpo glorioso" (Fil. 3,21; 1 Cor. 15). -
Pero las últimas realidades de la Historia de la salvación se evidenciarán y perfeccionarán solamente cuando Cristo venga con poder, juez de vivos y muertos, a culminar la Historia y entregar su pueblo al Padre, de manera que "Dios sea todo en todos" (1 Cor. 15,24-28).
"Hasta que el Señor no venga revestido de majestad y acompañado de sus ángeles, y, destruida la muerte, le sean sometidas todas las cosas, de sus discípulos unos peregrinan en la tierra, otros ya difuntos se purifican; otros finalmente, gozan de la gloria, contemplando claramente a Dios uno y trino, tal como es" (LG. 49).
Toda la Iglesia el día de la venida del Señor llegará a su perfección y entrará en la plenitud de Dios: este es el objeto fundamental de la esperanza y de la oración cristiana ("venga tu reino").
La catequesis sobre los novísimos, mientras por una parte debe darse bajo el signo de la consolación, de la esperanza y de un saludable temor (1 Tes. 4,18), de todo 1-o cual sienten una gran necesidad los hombres de nuestro tiempo, por la otra debe ser completamente fiel a la verdad. Porque no es lícito disminuir la grave responsabilidad de cada uno con respecto a su suerte futura.
La catequesis no puede callar ni el juicio particular después de la muerte, ni las penas expiatorias del purgatorio, ni la triste y luctuosa realidad de- la muerte eterna, ni el juicio final. Ese día todos los hombres alcanzarán plenamente su suerte, pues todos comparecerán "ante el tribunal de Cristo para recibir cada uno la retribución de sus obras buenas o malas" (2 Cor. 5,10) e "irán los que hicieron el bien -a la resurrección de la vida y los que hicieron el mal a la resurrección de condena". (Jn. 5, 29 LO. 48).