Cap.,  Párrafo

 1  I,  21 |        pliegues del alma y del espíritu43, suscita heroísmos de
 2 II,  29 |         sí, aquella unción del Espíritu Santo que da tan admirable
 3 II,  31 |    rutina; faltará en ellos el espíritu, la unción, la vida; pero
 4 II,  33 |      Siendo verdad que Dios es espíritu73, bien se ve cuánto conviene
 5 II,  35 |       razón llamado cítara del Espíritu Santo83. Dirigiéndose en
 6 II,  35 |    tuya; sean prole tuya en el espíritu, la descendencia prometida
 7 II,  36 |       es posible, como un puro espíritu? Quien debe todo emplearse
 8 II,  39 |     maldad precisamente por el espíritu de codicia de los bienes
 9 II,  39 |   comprende bien que ese mismo espíritu haya podido acarrear a la
10 II,  39 |        codicia, llamada por el Espíritu Santo raíz de todos los
11 II,  43 |       procede la necesidad del espíritu de disciplina, y, por decirlo
12 II,  44 |       aprender la ley, dice el Espíritu Santo por Malaquías115.
13 III,  49|     muy verdadero el dicho del Espíritu Santo: «La senda que uno
14 III,  49| Iglesia, guiada por ese divino Espíritu, ha querido que en todas
15 III,  50|     doctrina sepan infundir un espíritu sólido, varonil, apostólico;
16 III,  52|        transfundir él mismo su espíritu apostólico, y alejados también
17 III,  54|        humano, sin vocación ni espíritu sacerdotal.~
18 III,  62|   industrias, sugeridas por el Espíritu Santo, atienden a conservar,
19 III,  64|    pero aun conformarse con el espíritu de la mortificación cristiana
20 CON,  71|        las almas, un soplo del Espíritu Santo que se extiende sobre
21 CON,  71|      tierra166. Llenos de este Espíritu Santo, comunicaréis este