Cap.,  Párrafo

 1  I,  14 |         quien la ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, el mismo
 2  I,  16 |     indignidad y de lo sublime de su ministerio, ha puesto sobre nuestra
 3  I,  17 |      responsabilidades inherentes al ministerio sacerdotal, que hicieron
 4  I,  18 |            con la palabra, con aquel ministerio de la palabra37 que es un
 5  I,  19 |               la Iglesia ejercita su ministerio de la palabra por medio
 6  I,  20 |            los deberes de su sagrado ministerio, y se pondera la fuerza
 7 II,  26 |             la alteza y santidad del ministerio sacerdotal. Por él, como
 8 II,  29 |             por buenas que sean, del ministerio sacerdotal. Procediendo
 9 II,  31 | principalmente para el ejercicio del ministerio sacerdotal. Sin ella, los
10 II,  31 |             más augustos del sagrado ministerio, se desarrollarán mecánicamente
11 II,  33 |      conexión entre esta virtud y el ministerio sacerdotal. Siendo verdad
12 II,  35 |         afirma que quien ejercita el ministerio sacerdotal debe ser tan
13 II,  36 |            altar. Quien desempeña un ministerio en cierto modo superior
14 II,  45 |              agobiadoras de su santo ministerio, y con la mira puesta en
15 II,  45 |               además, por decoro del ministerio que desempeña, y para granjearse,
16 III,  53|             digna y decorosamente el ministerio sacerdotal. Y aunque lo
17 CON,  70|         aspiraciones, y sea santo tu ministerio; y de este modo, si no hubo