Cap.,  Párrafo

 1 INT,  2 |         y las necesidades de la Iglesia, nuestra atención se fija,
 2 INT,  7 |          Aun los enemigos de la Iglesia conocen bien la importancia
 3 INT,  7 |        y nunca conseguida de la Iglesia misma.~
 4  I,  13 |      dejar a su amada Esposa la Iglesia un sacrificio visible, como
 5  I,  15 |       hace hijo de Dios y de la Iglesia; para darle fuerzas con
 6  I,  18 |      cosas os he mandado»38. La Iglesia de Cristo, depositaria y
 7  I,  19 |    yergue cual faro luminoso la Iglesia, que condena toda desviación —
 8  I,  19 |        el mundo. Ahora bien: la Iglesia ejercita su ministerio de
 9  I,  22 |    divina virtud está dotada la Iglesia, la promueven y la realizan
10  I,  23 |   ofrecer a El, en nombre de la Iglesia, no sólo el sacrificio propiamente
11  I,  23 |       de oficio en nombre de la Iglesia, amada Esposa del Redentor?
12  I,  24 |       Los mismos enemigos de la Iglesia, como indicábamos al principio,
13  I,  24 |       la unión que hay entre la Iglesia y sus sacerdotes. Unos mismos
14 II,  28 |   traéis entre manos58, dice la Iglesia por boca del obispo a los
15 II,  30 |       Por esta razón inculca la Iglesia severamente a todos los
16 II,  32 |       tienen los clérigos de la Iglesia latina, constituidos en
17 II,  34 |        eclesiástica, en toda la Iglesia latina. Pues, a fines del
18 II,  35 |        trata de tener hijos, la Iglesia no le admite a las órdenes
19 II,  35 |         de Edesa y doctor de la Iglesia universal, San Efrén Sirio,
20 II,  35 |    manos te hizo el elegido; la Iglesia te escogió para sí, y te
21 II,  37 |      con tanta frecuencia en la Iglesia católica, el de los jóvenes
22 II,  38 |    legítimamente admitida en la Iglesia oriental; lo decimos tan
23 II,  39 |       al Apóstol, y con él a la Iglesia, aquel lamento: Todos buscan
24 II,  39 |       haya podido acarrear a la Iglesia tantos males en el curso
25 II,  39 |        enemigos de Dios y de la Iglesia y coopera a la realización
26 II,  42 |      voz del Supremo Jefe de la Iglesia para correr a todos los
27 II,  43 |       los ordenandos, la «santa Iglesia aparece rodeada, adornada
28 II,  43 |    suprema cabeza visible de la Iglesia, al sucesor de San Pedro,
29 II,  43 |    jerarquía, haciendo así a la Iglesia militante de verdad terrible
30 II,  43 |        la obra magnífica que la Iglesia desarrolla en el mundo.
31 II,  44 | requisito importantísimo que la Iglesia exige de él: la ciencia.
32 II,  44 |         leyes y del culto de la Iglesia, cuyo ministro es; debe
33 II,  45 |       de la palabra, como es la Iglesia, que se extiende a todos
34 II,  45 |       era sinónimo de docto. La Iglesia misma, después de haber
35 II,  46 |         bajo la dirección de la Iglesia, redundan en honra de la
36 II,  46 |   redundan en honra de la misma Iglesia y en gloria de su divina
37 III,  49|         adecuada. Consciente la Iglesia de esta necesidad, por ninguna
38 III,  49|        de viejo»122. Por eso la Iglesia, guiada por ese divino Espíritu,
39 III,  50|         peso del gobierno de la Iglesia; es y debe ser el objeto
40 III,  52|        más útiles al bien de la Iglesia.~
41 III,  53|    crueldad no sólo para con la Iglesia, a quien se daría un ministro
42 III,  55|      para con Dios, para con la Iglesia y para con los mismos jóvenes,
43 III,  56|    según la gravísima ley de la Iglesia, no debe conferir las sagradas
44 III,  58|  ahorrarán muchas lágrimas a la Iglesia, y al pueblo fiel muchos
45 III,  60|     abandona de tal manera a su Iglesia que no se hallen ministros
46 III,  60|       cuales no puede contar la Iglesia, si es que no tiene más
47 III,  61|        duda, los concederá a su Iglesia, como siempre los ha concedido
48 III,  62|       Dios, más honorífico a la Iglesia, de más provecho a las almas,
49 III,  63|     apostolado jerárquico de la Iglesia, no puede desinteresarse
50 III,  64|      cuyas alabanzas pregona la Iglesia149, han debido el principio
51 III,  64|      obedecer a las leyes de la Iglesia sobre ayunos y abstinencias,
52 CON,  69|         providencialmente en su Iglesia, así ahora, a vosotros,
53 CON,  70|  indisolublemente a Dios y a la Iglesia, no le queda sino seguir
54 CON,  72|         sois la esperanza de la Iglesia y de los pueblos, que mucho
55 CON,  72|        Portaos de manera que la Iglesia, en el día de vuestra ordenación
56 CON,  72|       vuestra vida deleite a la Iglesia de Jesucristo, y con la