I. TRES PUNTOS FUNDAMENTALES PARA LOGRAR "CAMINAR DESDE CRISTO CON MARÍA" COMO PERSONAS CONSAGRADAS

1. La luz suprema de los Evangelios

Debe quedar claro este primer punto fundamental: la fuente más genuina y más importante para establecer los contenidos del programa "caminar desde Cristo con María" es la Sagrada Escritura, especialmente los libros del Nuevo Testamento y, de manera especial, los Evangelios.

El Cristo que hay que contemplar y el Cristo desde el que hay que partir al comienzo del nuevo milenio es el diseñado sobre todo en los Evangelios, que son el verdadero corazón de toda la Escritura. Todo cristiano está llamado a meditar sobre los contenidos cristológicos y marianos del Evangelio y a encontrar en ellos el alimento espiritual para vivir cada día más coherentemente con el programa de la santidad bautismal, que es ser y actuar siempre "en Cristo" como nueva criatura.

Toda persona consagrada está llamada a hacer objeto de una asidua meditación los textos evangélicos y los otros textos neotestamentarios que ilustran la forma de vida de Cristo y de la Virgen María, para encontrar allí la razón de ser de su propia forma de vida.

El personaje central de los Evangelios es Cristo. Al lado de Él, en  profundísima comunión con Él, la figura de María, Virgen y Madre, ocupa un puesto muy particular. Lucas es el evangelista que mejor describe la importancia de la figura de María.

Como ya es conocido, los Evangelios deben ser interpretados en la línea de la viva Tradición y según las Orientaciones Doctrinales del Magisterio de la Iglesia. Queriendo subrayar el prioritario sentido evangélico del programa "Caminar desde Cristo", el Papa ha puesto en primer plano esta afirmación: "El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva” (NMI 29). Ha indicado también que no se puede "caminar desde Cristo" (título del capítulo tercero) sin haber contemplado su rostro en el Evangelio: "Un rostro que hay que contemplar" (título del capítulo segundo).