3. Los contenidos de la segunda parte

El Ángel reacciona ante la actitud de María, confirmando y aclarando el contenido del saludo (cfr. Lc 1, 30-33). Él explica que María ha sido seleccionada y preparada por Dios para ser la Madre de Jesús e insiste en la grandeza de la figura de Jesús.

Ante el mensaje del Ángel, María reacciona con una pregunta-objeción: "¿Cómo sucederá esto pues no conozco varón?" (Lc 1, 34). Este versículo es muy importante para trazar el justo perfil de María. El valor mariológico del texto no está fundamentado en sencillas consideraciones psicológicas; su fuerza deriva, ante todo, de un análisis sereno y serio de la estructura literaria del texto.

Se sabe que en el pasado existieron personas y grupos que negaron la autenticidad de la concepción virginal de Jesús. Se sabe también que este error no ha turbado solamente el pasado. Para algunos, Jesús es el fruto de una relación adúltera; para otros, la consecuencia de una violencia; para otros, incluso, es el resultado de una normal relación sexual entre María y José. Negar la realidad de la concepción virginal de Jesús es estar por debajo del nivel de la fe de la Iglesia católica y hasta por debajo del nivel de la doctrina del Corán (XIX, 20-22).

La concepción de Jesús fue, según la narración de Lucas, una concepción virginal. El hecho es innegable, no sólo si se considera la fuerza del versículo 34 y de los demás versículos del segundo cuadro, sino también por fuerza del resultado del análisis comparativo entre la afirmación de las dos tablas del díptico. Es evidente, en primer lugar, que Lucas usa la estructura del díptico para resaltar más la superioridad del personaje Jesús respecto al personaje Juan Bautista. Es evidente, también, que, en la parte del díptico, Lucas atribuye a Juan Bautista una concepción extraordinaria. Es, pues, absolutamente ilógico pensar que en la segunda parte él atribuya a Jesús una concepción del todo ordinaria y por tanto inferior a la de Juan Bautista.

Pero la temática del versículo 34 no se limita a este punto, sino que deja abierta otra cuestión: ¿El versículo 34, examinado a la luz del contexto, ofrece un sólido fundamento para hablar de un programa de perpetua virginidad por parte de María? Muchos Padres y Doctores de la iglesia han respondido afirmativamente. La respuesta afirmativa ha sido la más frecuente entre los católicos. Veamos las razones por las cuales está respuesta puede ser dada y sostenida todavía hoy como la más cierta.

La auténtica lógica de la reacción-objeción de María nos obliga a pensar que, en el momento de la Anunciación, María era virgen con la firme resolución de permanecer tal. "No conozco varón" era para María un hecho, y también un modo de ser y un programa de vida. "No conozco varón" era algo que se refería no sólo al pasado sino al presente, y a todo el porvenir de María. La lógica de la objeción demuestra la firmeza de la decisión de María. Su opción vital era muy enérgica. María creía firmemente en el valor de su proyecto de vida. El contexto indica también que ya había hecho esta opción por motivos religiosos: por amor de Dios. María se había comprometido por un futuro de virginidad porque quería agradar a Dios. El contexto autoriza a pensar que el inspirador de este plan era Dios, el Dios que había elegido a María y que, con especial Providencia, la guiaba hacia la obra grandísima de la maternidad virginal de Jesús. Esta interpretación puede ser mantenida y sostenida también sin recurrir al uso del vocabulario del "voto".