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Ángel Pardilla, CMF "Caminar desde Cristo con María"… IntraText CT - Texto |
III. "CAMINAR DESDE CRISTO CON MARÍA": UN PROGRAMA QUE REQUIERE UNA FIDELIDAD SUPREMA A CRISTO Y UNA FIDELIDAD FUNDAMENTAL A MARÍA
1. Aclaraciones sobre el cuadro de las "cuatro grandes fidelidades" del religioso
El 12 de agosto de 1980 la Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares publicó el documento Religiosos y Promoción humana, fruto de los trabajos de la Plenaria celebrada durante los días 25-28 de abril de 1978.
El documento presenta un introducción y tres partes: 1) Cuatro problemas principales (números 1-12); 2) Criterios generales de discernimiento (números 13-31); 3) Exigencias formativas (números 32-25). Como guía o criterios generales de discernimiento, se proponen "cuatro grandes fidelidades": "fidelidad al hombre de nuestro tiempo, fidelidad a Cristo y al Evangelio, fidelidad a la Iglesia y a su misión en el mundo, fidelidad a la vida religiosa y al carisma del propio instituto" (nº 13).
El documento llevaba el signo de su contexto histórico, y por tanto en algún punto fue, posteriormente, revisado y mejorado. En concreto, el cuadro de las "cuatro grandes fidelidades" fue posteriormente reordenado y clarificado.
En su mensaje del 11 de julio de 1986, Juan Pablo II quiso llamar la atención de los Superiores y de las Superioras Mayores de Brasil, reunidos en la XIV Asamblea General, "sobre algunos puntos fundamentales respecto a la formación" (nº 2). En este mensaje el Papa subrayó algunos puntos determinantes: la identidad de la vida religiosa debe estar claramente concentrada en la vida de Cristo; la consagración y la misión deben ser explicadas como formas peculiares de participación en la consagración y en la misión de Cristo; los criterios del ser y del actuar de los religiosos deben expresar claramente la supremacía de la figura evangélica de Cristo.
El Papa sabía que algunos religiosos habían recurrido al criterio de la "fidelidad al hombre y a nuestro tiempo", criterio que había sido colocado físicamente en el primer puesto dentro de la lista de las "cuatro grandes fidelidades", para tratar de justificar su teoría y su praxis de discutible compromiso antropológico, social y político, que no hacía justicia a la importancia de los demás criterios de fidelidad del religioso. Necesitaba, pues, insistir en el hecho de que la clave de la armonía de vida y de la justa promoción apostólica se encontraban en la conformación y en la fidelidad a Cristo. El cuadro, pues, es reordenado de este modo: "Fidelidad dinámica a Cristo y a la Iglesia, al carisma del fundador y al hombre de nuestro tiempo" (nº 4).
La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica publicó el 2 de febrero de 1990 la Instrucción Potissimum Institutioni, conocida también como Directrices sobre la formación de los institutos religiosos. Según este documento, el factor más decisivo de la formación, el punto más importante de la dimensión espiritual, el centro de la armonía y de la unidad de vida, el punto focal de la identidad, debe ser buscado y encontrado "en Cristo".
En armonía con está impostación y con la orientación del mensaje del Papa de 1986, la Instrucción presenta el cuadro de las "cuatro grandes fidelidades" poniendo claramente en primer lugar la "fidelidad a Cristo" (PI 18).
Los elementos positivos de los aspectos de la fidelidad examinados anteriormente se encuentran también en el texto de la Exhortación Vita Consecrata de 1996: "Estad siempre preparados, sed siempre fieles a Cristo, a la Iglesia, a vuestro Instituto y al hombre de vuestro tiempo" (VC 110).