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Juan Pablo II Ecclesia in Asia IntraText CT - Texto |
Realidades económicas y sociales
7. En el ámbito del desarrollo económico, las situaciones en el continente asiático son muy diversas y no pueden reducirse a clasificaciones simplificadoras. Algunos países están muy desarrollados; otros se están desarrollando mediante políticas económicas eficaces; y otros se encuentran aún en una gran pobreza, y ciertamente entre las naciones más pobres de la tierra. En el proceso de desarrollo, se están infiltrando el materialismo y el secularismo, especialmente en las áreas urbanas. Estas ideologías, que minan los valores tradicionales, sociales y religiosos, pueden producir incalculables daños a las culturas de Asia.
Los padres sinodales han hablado de los rápidos cambios que se están produciendo en el interior de las sociedades asiáticas y de los aspectos positivos y negativos de dichos cambios. Entre estos últimos se pueden citar el fenómeno del urbanismo y el formarse de enormes ciudades, a menudo con grandes áreas de miseria, donde prosperan el crimen organizado, el terrorismo, la prostitución y la explotación de los sectores más débiles de la sociedad. Otro de los fenómenos sociales más notables es la emigración, que expone a millones de personas a situaciones económica, cultural y moralmente difíciles. Las personas emigran dentro de Asia y desde Asia a otros continentes por muchas razones, entre las que se hallan la pobreza, la guerra y los conflictos étnicos, así como la negación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. La construcción de gigantescos complejos industriales es otra causa de la emigración interna o hacia el extranjero, con efectos destructores sobre la vida familiar y sobre los valores que la componen. También se mencionó la instalación de centrales nucleares, prestando mucha atención a los costes y a la eficiencia, pero muy poca a la seguridad de las personas y a la integridad del medio ambiente.
La realidad del turismo exige una atención particular. Aun tratándose de una industria legítima, con sus propios valores culturales y educativos, el turismo tiene en algunos casos un influjo devastador sobre la fisonomía moral y física de numerosos países asiáticos, que se manifiesta bajo forma de degradación de mujeres jóvenes y también de niños mediante la prostitución13 . La atención pastoral a los emigrantes y a los turistas es difícil y compleja especialmente en Asia, donde faltan estructuras adecuadas para ese fin. La planificación pastoral en todos los niveles debe tener en cuenta estas realidades. Tampoco se debe descuidar a los emigrantes de las Iglesias católicas orientales, que necesitan atención pastoral según sus propias tradiciones14 .
Varios países de Asia afrontan actualmente dificultades vinculadas con el crecimiento de la población, que «no es un simple problema demográfico o económico, sino sobre todo un problema moral»15 . Es evidente que la cuestión de la población está íntimamente vinculada a la de la promoción humana, pero abundan falsas soluciones, que amenazan la dignidad y la inviolabilidad de la vida y constituyen un desafío especial para la Iglesia en Asia. En este punto, tal vez conviene recordar la contribución de la Iglesia a la defensa y la promoción de la vida a través de su compromiso en el campo de la salud, en el ámbito del desarrollo social y en la educación, con especial atención a los pobres. Fue muy oportuno el homenaje que se rindió a la madre Teresa de Calcuta, «conocida en el mundo entero por su amor y su solicitud desinteresada por los más pobres de entre los pobres»16 . La madre Teresa es un icono del servicio a la vida que la Iglesia presta en Asia, en valiente contraste con las múltiples fuerzas oscuras que actúan en la sociedad.
Muchos padres sinodales subrayaron los influjos que desde el exterior se ejercen sobre las culturas asiáticas. Están apareciendo nuevas formas de conducta, que son resultado de una excesiva exposición a los medios de comunicación social y al estilo de literatura, música y películas que prolifera en el continente. Sin negar que los medios de comunicación social pueden ser un gran recurso para el bien17 , no podemos por menos de considerar el impacto negativo que a menudo producen. A veces, los efectos benéficos pueden quedar anulados por el modo como controlan y usan dichos medios personas que actúan movidas por intereses políticos, económicos e ideológicos discutibles. Eso tiene como consecuencia que los aspectos negativos de las industrias de los medios de comunicación y de entretenimiento ponen en peligro los valores tradicionales, y en especial la sacralidad del matrimonio y la estabilidad de la familia. El efecto de imágenes de violencia, hedonismo, individualismo desenfrenado y materialismo «hiere, en su mismo corazón, las culturas asiáticas y el carácter religioso de las personas, de las familias y de sociedades enteras»18 . Se trata de una situación que plantea un gran desafío a la Iglesia y al anuncio de su mensaje.
La persistente realidad de la pobreza y de la explotación de las personas es un dato urgente y preocupante. En Asia hay millones de personas oprimidas, que durante siglos han sido mantenidas económica, cultural y políticamente marginadas de la sociedad19 . Reflexionando sobre la situación de la mujer en las sociedades asiáticas, los padres sinodales han notado que «aunque el despertar de la toma de conciencia de la mujer con respecto a su dignidad y derechos es uno de los signos más significativos de nuestro tiempo; su pobreza y su explotación siguen siendo un problema serio en toda Asia»20 . El analfabetismo femenino es muy superior al masculino; y las niñas corren mayor peligro de ser abortadas o incluso de ser matadas inmediatamente después del nacimiento. Además, existen en toda Asia millones de personas indígenas o pertenecientes a tribus que viven en aislamiento social, cultural y político con respecto a la población dominante21 . Fue motivo de consuelo escuchar de labios de los obispos presentes en el Sínodo que, en algunos casos, se presta cada vez mayor atención a estos problemas a nivel nacional, regional e internacional, y que la Iglesia se esfuerza activamente por afrontar esta seria situación.
Los padres sinodales afirmaron que la reflexión, necesariamente breve, sobre los aspectos de las realidades económicas y sociales de Asia no sería completa si no se reconociera también el enorme crecimiento económico de muchas sociedades asiáticas en los últimos decenios: está creciendo día a día una nueva generación de trabajadores especializados, de científicos y técnicos, y su elevado número hace presagiar un gran futuro para el desarrollo de Asia. Sin embargo, no todo es estable y sólido en este proceso: se ha demostrado con claridad en las recientes y amplias crisis financieras, que han afectado a muchos países del continente. El futuro de Asia sigue radicando en la cooperación, tanto en su interior como en relación con las naciones de otros continentes, pero siempre construyendo sobre lo que los mismos pueblos de Asia hacen en favor de su propio desarrollo.