Capitulo
1 I | era digna pasión de una mujer que ponía todos sus conatos
2 I | frío, pedantesca vanidad de mujer extraviada por lecturas
3 I | del abuelo. En cuanto su mujer dio por terminada la luna
4 I | ni gastar dinero de su mujer, puesto que propio no lo
5 I | sino de la vanidad de su mujer; a él le agradaba parecer
6 II | parientes de la enfermucha mujer, nerviosa, irascible. De
7 II | humillado gracias a que su mujer le entregaba indefenso,
8 III | constante. Del mal parto de su mujer nacían ambas. La tristeza
9 III | provenía de los achaques de su mujer. Emma había perdido el estómago,
10 III | decidió a ser de por vida una mujer insoportable, el tormento
11 III | tan lejos como quería su mujer. Él no pasaba de confesar
12 III | no tuviese hijos, ni su mujer las necesarias condiciones
13 III | ignorancia del caso.~ -Mujer, yo no puedo decirte...
14 III | pesar de todo quería a su mujer más que todos los tíos y
15 III | correr a la alcoba de su mujer a cuidarla, a preparárselo
16 III | bilioso-nerviosas de su mujer, era el ruido.~ «Si
17 IV | lamentable, el marido de su mujer? Todas aquellas ideas tristes
18 IV | mezclados de improperios, de su mujer, y pensando en la frente
19 IV | le preparaba, de fijo, su mujer, a la vuelta. Se había escapado
20 IV | donde habían nacido él y su mujer, constituía una ventaja;
21 V | del apuntador, había una mujer, una señora, con capota
22 V | claro y fino; y aquella mujer, aquella señora que había
23 V | en aquel momento aquella mujer le proponía escaparse juntos
24 V | el infeliz esclavo de su mujer? ¡Ay! ¡Con qué amargura
25 V | administrador de los bienes de mi mujer!~ Una ola de dignidad
26 V | y no hace falta que mi mujer sepa nada; yo se los devolveré
27 V | dejaba tras de sí aquella mujer! Era un perfume espiritual,
28 V | además, se acordó de su mujer y del mal trato que le daba;
29 V | de la vida que semejante mujer le daba; y aun aturdido
30 V | cuarto más al tío de su mujer. Pero como había prometido
31 V | efecto, el trato de esta mujer y de este hombre es el filial,
32 V | de fregar en casa de su mujer; el último ciudadano del
33 VI | par en par.~ Como su mujer dormía a tales horas, Bonifacio
34 VI | hecho de la fortuna de tu mujer?». En vano la razón decía: «
35 VI | presente, ni la fortuna de tu mujer está comprometida por ese
36 VI | abusando del crédito de su mujer. Esto era inicuo... y lo
37 VI | aquel dinero al caudal de su mujer sin que nadie se enterase?
38 VI | provecho, ¿no era robar a su mujer? Sí y no. No, porque con
39 VI | en pagar con dinero de su mujer, aunque le asustaba pensar
40 VI | casa, a los parientes de su mujer, algo de productos químicos,
41 VI | Emma? Al acordarse de su mujer experimentó aquella ausencia
42 VII | mejor dicho, todos los de su mujer.~ Sí, era preciso armarse
43 VII | El Sr. Reyes sabe que una mujer de estas es muy cara, y
44 VII | arruinarse y arruinar a su mujer por una cómica. Y sin regalos,
45 VII | desinteresada que puede ser la mujer ideal (el bello ideal),
46 VII | de exigir que pagase la mujer. No, tendría que pagar él.
47 VII | De todo, de todos; de su mujer, de Nepomuceno, de la moral
48 VII | aquel mísero esclavo de su mujer. Caricias como las de la
49 VII | que gustarle a ella, a la mujer soñada, a la que él amaba
50 VII | mediana, y era además una mujer muy hermosa, y, más que
51 VII | la lujuria exaltada de la mujer de teatro, por el interés:
52 VII | experimentó el despecho de la mujer coqueta que, sin querer
53 VII | extrañaba a veces que su mujer no conociese que la otra
54 VII | que ella misma.~ «¡Qué mujer! -pensaba el infeliz a cualquier
55 VII | el éxtasis amoroso: esta mujer, toda fuego, que asustaba
56 VII | extremosos de la pasión; esta mujer, diablo de amor, cuando
57 VII | diabla se convertía en la mujer de la voz de madre, y las
58 VII | acostarse, y en el cuarto de su mujer, mientras velaba; y veía
59 VII | con las medicinas de su mujer. Pulgada a pulgada creía
60 VII | asendereado cuerpo de su mujer, donde él daba friegas con
61 VII | froto, y la pinto; esta mujer mía hace agua por todas
62 VII | lenguaje, en los achaques de su mujer. Emma, que había estado
63 VII | la tremenda ironía de la mujer que, viéndose mustia y enfermiza,
64 VII | menos, en las garras de su mujer y en un corte de cuentas
65 VII | bordadas y pantalones de mujer con el jaretón por aquí
66 VIII| el miedo que le daba su mujer.~ -Sí, estoy tranquilo,
67 VIII| en las habitaciones de su mujer. Una triste lamparilla,
68 VIII| Al acercarse a su mujer se le ocurrió recordar al
69 VIII| sí, él era Otello y su mujer Desdémona... sólo que al
70 VIII| Serafina, que la actitud de su mujer soñolienta y caprichosa;
71 VIII| huéspedes, o veía visiones, o su mujer no estaba tan en los últimos
72 VIII| misma noche, Bonis oyó a su mujer en el delirio del amor,
73 VIII| contagio; le había pegado a su mujer, a su esposa ante Dios y
74 VIII| mil veces a Bonis que su mujer hubiera sido un magnífico
75 IX | imaginación las carnes de su mujer tales como de soslayo y
76 IX | probablemente marchitos de su mujer. Sí, él mismo, a pesar de
77 IX | dar en el quid de que su mujer, dándose por medio difunta,
78 IX | arte de las picardías, la mujer de Bonis se reservaba vagamente
79 IX | adelante (para cuando su mujer, la alemana, por ejemplo,
80 X | punto; ya suponía él que su mujer no estaba enferma; pero
81 X | matutina diablura de su mujer. Qué tiene? ¿Qué pide? -
82 X | acercaba al lecho de su mujer, arrastrando las babuchas
83 X | recriminaciones, singularmente de su mujer. ¿Qué sabía? ¿Qué no sabía? ¿
84 X | casero y de las mañas de su mujer. ¿Qué papel representaba
85 X | matriz estropeada de su mujer, para hacerse filósofo cuando
86 X | lo había aprendido de su mujer, que por gota de más o de
87 X | oculta, al favorito de su mujer, al homeópata y al partero
88 X | ser en la forma, pues su mujer se había pasado la vida
89 X | podía ver a Serafina, y su mujer no le necesitaba, y, sobre
90 X | y de las entrañas de su mujer.~ Como Emma, que nada
91 X | ropa nueva a Bonis, pues su mujer sólo en este punto tenía
92 X | nada de las señas de su mujer ni les atribuyó gravedad
93 X | ahora.~ -Pero habla, mujer, no entiendo eso... del
94 X | de la Norma, que era su mujer; y de Adalgisa, que era
95 X | zapatero para tentar a su mujer; pero ¿cómo siendo Fuejos
96 X | saberlo, ¿iba a decirle a su mujer, a la de Bonifacio, que?... ¡
97 X | dirigida, en efecto, por su mujer, que le hizo afeitarse en
98 X | visto, oído y sentido su mujer en aquella noche de la escapatoria,
99 X | que años atrás aquella mujer, vestida con tanto lujo,
100 X | que podía experimentar una mujer de su calaña. Sobre todo,
101 X | a la de Valcárcel era la mujer del americano Sariegos,
102 X | estaba presente, detrás de su mujer, también se puso a aborrecer
103 X | Quién es esa? -preguntó la mujer de Reyes.~ Bonifacio,
104 X | pregunto eso -interrumpió su mujer, volviéndose a mirar a Bonis,
105 X | Ahora lo comprendía todo; su mujer se estaba burlando de él.
106 X | que sentarse, detrás de su mujer, porque las piernas le temblaban,
107 X | Adónde iba a parar su mujer?~ -¿Sabes tú si tiene
108 X | no se contentaría con su mujer. En cuanto a las mujeres,
109 X | parecía feo y porque la mujer es otra cosa; pero en caso
110 X | iba a pedir permiso a su mujer para retirarse también a
111 X | momento; no le parecía una mujer bella y fresca, no había
112 X | que canta el rostro de una mujer nerviosa y apasionada que
113 X | inglés en el gabinete de su mujer; se quedó sin levita ni
114 X | leyó en el rostro de su mujer una debilidad periódica,
115 X | de rodillas delante de su mujer, se le abrazó a las almidonadas
116 XI | satánica, de Valpurgis, que su mujer, Emma Valcárcel, había decretado
117 XI | Gorgheggi dormida:~ -Esa mujer adorada no sabe que yo la
118 XI | filosofías... negras...~ Esta mujer no sabe que yo me dejo besar...
119 XI | horas tengo lástima de mi mujer, de quien soy esclavo; sus
120 XI | mañoso que cuidaba a su mujer, a su tirano, como las manecitas
121 XI | tener dos casas, la de su mujer y la de su querida; y así
122 XI | no lo había querido. Su mujer era su tirano, y en sus
123 XI | hacer Bonifacio por aquella mujer, a quien no podía dar ya
124 XI | Bonifacio ocultaba a su mujer que andaba en aquellos tratos,
125 XI | Bonifacio miraba a su mujer con los ojos fijos, combatido
126 XI | enternecimiento. ¿Si su mujer sería capaz de comprenderle,
127 XII | sólo podría confiar a otra mujer en que encontrase simpatías
128 XII | Qué cosas supo por aquella mujer! Había en el mundo, sin
129 XII | espiritual, y el privilegio de la mujer ideal, superior, consistía
130 XII | del arte para el amor. La mujer hermosa, sentimental, poética
131 XII | modelo de su teoría a la mujer del Celoso extremeño, que
132 XII | Carrizales, lo que debía hacer la mujer superior era sacarle el
133 XII | preferís?, etc., etc. A una mujer que sabía, por ejemplo,
134 XII | que habría gozado aquella mujer! ¿Qué les diría a sus queridos?».
135 XII | Estado. Si quería ser una mujer superior, y sí quería, porque
136 XII | que iba haciéndose una mujer superior? Sí, y bien superior:
137 XII | si había sido siempre una mujer especial, superior!~
138 XII | estrellas!». «Mi Serafina, mi mujer según el espíritu, recuerdo
139 XII | nuevo; porque la voz de esa mujer, de mi querida, me anuncia
140 XII | perdonase, pero eso no; de la mujer, de la mujer... pero de
141 XII | eso no; de la mujer, de la mujer... pero de cierta manera,
142 XII | unidas por las manos a su mujer y a su querida, volvió a
143 XII | Indudablemente el tigre era su mujer. La cual estaba radiante.
144 XII | gente, saludada por una mujer tan guapa y tan elegante,
145 XII | ella, era en Serafina la mujer de vida irregular, la mujer
146 XII | mujer de vida irregular, la mujer perdida... pero perdida
147 XII | placeres y aventuras de la mujer galante y artista. De repente
148 XII | Emma se parecía a alguna mujer ilustre...~ Pero la
149 XII | de Sara la estéril... su mujer... «¡Isaac!», le dijo una
150 XII | volver a mirar el grupo de su mujer y la cómica, a las cuales
151 XII | vivísimo deseo de apartar a su mujer de toda aquella gente; y
152 XII | y Bonis muy cerca de su mujer, que respiraba con fuerza,
153 XIII| natural despedía aquella mujer!» pensaba don Juan, aplicando
154 XIII| o sea al tonto.~ La mujer de Bonis escuchaba encantada
155 XIII| además podía observar que su mujer pasaba algunas horas cada
156 XIII| que este no quitase a su mujer de la cabeza las fantásticas
157 XIII| muy mal; su casa, la de su mujer, antes era aburrida, inaguantable,
158 XIII| alemanes, los cómicos, y su mujer, era algo parecida a la
159 XIII| querida entrase en casa de su mujer, y fueran amigas y comieran
160 XIII| considerarse... Amar a la mujer... siempre era amar a la
161 XIII| siempre era amar a la mujer. No, otra cosa... Amor de
162 XIII| su único hijo.~ Una mujer... no podía continuarle
163 XIII| ni siquiera a dejar a su mujer... ni aun a su querida.
164 XIV | después de la boda) -; es una mujer que no tiene idea clara
165 XIV | acercó el rostro al de su mujer.~ -Duerme -dijo Körner.~ -¡
166 XIV | Cuando volvió al cuarto de su mujer, vio en la sala al tío,
167 XIV | Pues, nada; que su mujer de usted... está nerviosísima,
168 XIV | disparatadamente que el estar su mujer embarazada o no dependía
169 XIV | procurado quedarse con su mujer mientras los demás, despedido
170 XIV | Poco le falta.~ -No, mujer, no exageres. Lo que era
171 XIV | en su alcoba, ya que su mujer rechazaba enérgicamente
172 XIV | Basilio. A falta de su mujer, Bonis se contentó con su
173 XIV | nupcial, el del cuarto de su mujer, no; aquellas pobres tablas
174 XIV | siempre a la esterilidad de su mujer; no era un milagro que Emma
175 XIV | porque en la cama de su mujer no se atrevió a hacerlo.~ -¡
176 XIV | secreto descubierto: su mujer le insultó, como en los
177 XV | casa y ser el marido de su mujer para después del parto.~ «
178 XV | dicho en casa?~ -Pero, mujer, ¿no te advertimos Aguado
179 XV | extraña sonrisa: «Pero si tu mujer vive a lo gran señora, despreocupada,
180 XV | tolerancia perversa de su mujer sublevaba los sentimientos
181 XV | admitía la hipótesis. «No; su mujer no podía despreciarle ni
182 XV | próximo alumbramiento de su mujer, y se aludía con misteriosas
183 XV | esposos menos fieles a su mujer. Y tampoco les niegan un
184 XV | todavía sí. Yo no soy tu mujer; pero tú eres mi marido.
185 XV | es decir, en casa de su mujer. Ella no se quejaba de esta
186 XV | con el instinto de toda mujer en trances tales, sino como
187 XV | los afilados dientes de su mujer en la carne del cuello.~
188 XV | falsamente a la esterilidad de su mujer. Aquel era el falso profeta
189 XVI | andaban alrededor de su mujer. Doña Celestina, la matrona
190 XVI | llame ahora a su lado. ¡Mujer más rara! Y ahora que yo
191 XVI | Si hubiese sido mi mujer Serafina, y este hijo suyo,
192 XVI | lejano, hacia el cuarto de su mujer; una cosa así como el lamento
193 XVI | idea de la muerte de su mujer se le pasó por la imaginación
194 XVI | ahora. Lo primero es mi mujer, y si ella se entera de
195 XVI | no le faltase valor ni su mujer tuviera tiempo de torcer
196 XVI | un ingrato. Amará a una mujer más que a mí ciertamente.
197 XVI | sumida en la sombra, vio una mujer sentada sobre la tarima,
198 XVI | de insultarme como a una mujer perdida...; me amenazó con
199 XVI | aquella noche canto... como tu mujer. No salgo de la fonda...
200 XVI | volvió a asustarle. Aquella mujer tan hermosa, que era la
201 XVI | palabras pausadas de la mujer que le había hecho feliz
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