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Leopoldo Alas alias Clarín
Su único hijo

IntraText - Concordancias

mujer

    Capitulo
1 I | era digna pasión de una mujer que ponía todos sus conatos 2 I | frío, pedantesca vanidad de mujer extraviada por lecturas 3 I | del abuelo. En cuanto su mujer dio por terminada la luna 4 I | ni gastar dinero de su mujer, puesto que propio no lo 5 I | sino de la vanidad de su mujer; a él le agradaba parecer 6 II | parientes de la enfermucha mujer, nerviosa, irascible. De 7 II | humillado gracias a que su mujer le entregaba indefenso, 8 III | constante. Del mal parto de su mujer nacían ambas. La tristeza 9 III | provenía de los achaques de su mujer. Emma había perdido el estómago, 10 III | decidió a ser de por vida una mujer insoportable, el tormento 11 III | tan lejos como quería su mujer. Él no pasaba de confesar 12 III | no tuviese hijos, ni su mujer las necesarias condiciones 13 III | ignorancia del caso.~     -Mujer, yo no puedo decirte... 14 III | pesar de todo quería a su mujer más que todos los tíos y 15 III | correr a la alcoba de su mujer a cuidarla, a preparárselo 16 III | bilioso-nerviosas de su mujer, era el ruido.~     «Si 17 IV | lamentable, el marido de su mujer? Todas aquellas ideas tristes 18 IV | mezclados de improperios, de su mujer, y pensando en la frente 19 IV | le preparaba, de fijo, su mujer, a la vuelta. Se había escapado 20 IV | donde habían nacido él y su mujer, constituía una ventaja; 21 V | del apuntador, había una mujer, una señora, con capota 22 V | claro y fino; y aquella mujer, aquella señora que había 23 V | en aquel momento aquella mujer le proponía escaparse juntos 24 V | el infeliz esclavo de su mujer? ¡Ay! ¡Con qué amargura 25 V | administrador de los bienes de mi mujer!~     Una ola de dignidad 26 V | y no hace falta que mi mujer sepa nada; yo se los devolveré 27 V | dejaba tras de sí aquella mujer! Era un perfume espiritual, 28 V | además, se acordó de su mujer y del mal trato que le daba; 29 V | de la vida que semejante mujer le daba; y aun aturdido 30 V | cuarto más al tío de su mujer. Pero como había prometido 31 V | efecto, el trato de esta mujer y de este hombre es el filial, 32 V | de fregar en casa de su mujer; el último ciudadano del 33 VI | par en par.~     Como su mujer dormía a tales horas, Bonifacio 34 VI | hecho de la fortuna de tu mujer?». En vano la razón decía: « 35 VI | presente, ni la fortuna de tu mujer está comprometida por ese 36 VI | abusando del crédito de su mujer. Esto era inicuo... y lo 37 VI | aquel dinero al caudal de su mujer sin que nadie se enterase? 38 VI | provecho, ¿no era robar a su mujer? Sí y no. No, porque con 39 VI | en pagar con dinero de su mujer, aunque le asustaba pensar 40 VI | casa, a los parientes de su mujer, algo de productos químicos, 41 VI | Emma? Al acordarse de su mujer experimentó aquella ausencia 42 VII | mejor dicho, todos los de su mujer.~     Sí, era preciso armarse 43 VII | El Sr. Reyes sabe que una mujer de estas es muy cara, y 44 VII | arruinarse y arruinar a su mujer por una cómica. Y sin regalos, 45 VII | desinteresada que puede ser la mujer ideal (el bello ideal), 46 VII | de exigir que pagase la mujer. No, tendría que pagar él. 47 VII | De todo, de todos; de su mujer, de Nepomuceno, de la moral 48 VII | aquel mísero esclavo de su mujer. Caricias como las de la 49 VII | que gustarle a ella, a la mujer soñada, a la que él amaba 50 VII | mediana, y era además una mujer muy hermosa, y, más que 51 VII | la lujuria exaltada de la mujer de teatro, por el interés: 52 VII | experimentó el despecho de la mujer coqueta que, sin querer 53 VII | extrañaba a veces que su mujer no conociese que la otra 54 VII | que ella misma.~     «¡Qué mujer! -pensaba el infeliz a cualquier 55 VII | el éxtasis amoroso: esta mujer, toda fuego, que asustaba 56 VII | extremosos de la pasión; esta mujer, diablo de amor, cuando 57 VII | diabla se convertía en la mujer de la voz de madre, y las 58 VII | acostarse, y en el cuarto de su mujer, mientras velaba; y veía 59 VII | con las medicinas de su mujer. Pulgada a pulgada creía 60 VII | asendereado cuerpo de su mujer, donde él daba friegas con 61 VII | froto, y la pinto; esta mujer mía hace agua por todas 62 VII | lenguaje, en los achaques de su mujer. Emma, que había estado 63 VII | la tremenda ironía de la mujer que, viéndose mustia y enfermiza, 64 VII | menos, en las garras de su mujer y en un corte de cuentas 65 VII | bordadas y pantalones de mujer con el jaretón por aquí 66 VIII| el miedo que le daba su mujer.~     -Sí, estoy tranquilo, 67 VIII| en las habitaciones de su mujer. Una triste lamparilla, 68 VIII| Al acercarse a su mujer se le ocurrió recordar al 69 VIII| sí, él era Otello y su mujer Desdémona... sólo que al 70 VIII| Serafina, que la actitud de su mujer soñolienta y caprichosa; 71 VIII| huéspedes, o veía visiones, o su mujer no estaba tan en los últimos 72 VIII| misma noche, Bonis oyó a su mujer en el delirio del amor, 73 VIII| contagio; le había pegado a su mujer, a su esposa ante Dios y 74 VIII| mil veces a Bonis que su mujer hubiera sido un magnífico 75 IX | imaginación las carnes de su mujer tales como de soslayo y 76 IX | probablemente marchitos de su mujer. Sí, él mismo, a pesar de 77 IX | dar en el quid de que su mujer, dándose por medio difunta, 78 IX | arte de las picardías, la mujer de Bonis se reservaba vagamente 79 IX | adelante (para cuando su mujer, la alemana, por ejemplo, 80 X | punto; ya suponía él que su mujer no estaba enferma; pero 81 X | matutina diablura de su mujer. Qué tiene? ¿Qué pide? - 82 X | acercaba al lecho de su mujer, arrastrando las babuchas 83 X | recriminaciones, singularmente de su mujer. ¿Qué sabía? ¿Qué no sabía? ¿ 84 X | casero y de las mañas de su mujer. ¿Qué papel representaba 85 X | matriz estropeada de su mujer, para hacerse filósofo cuando 86 X | lo había aprendido de su mujer, que por gota de más o de 87 X | oculta, al favorito de su mujer, al homeópata y al partero 88 X | ser en la forma, pues su mujer se había pasado la vida 89 X | podía ver a Serafina, y su mujer no le necesitaba, y, sobre 90 X | y de las entrañas de su mujer.~     Como Emma, que nada 91 X | ropa nueva a Bonis, pues su mujer sólo en este punto tenía 92 X | nada de las señas de su mujer ni les atribuyó gravedad 93 X | ahora.~     -Pero habla, mujer, no entiendo eso... del 94 X | de la Norma, que era su mujer; y de Adalgisa, que era 95 X | zapatero para tentar a su mujer; pero ¿cómo siendo Fuejos 96 X | saberlo, ¿iba a decirle a su mujer, a la de Bonifacio, que?... ¡ 97 X | dirigida, en efecto, por su mujer, que le hizo afeitarse en 98 X | visto, oído y sentido su mujer en aquella noche de la escapatoria, 99 X | que años atrás aquella mujer, vestida con tanto lujo, 100 X | que podía experimentar una mujer de su calaña. Sobre todo, 101 X | a la de Valcárcel era la mujer del americano Sariegos, 102 X | estaba presente, detrás de su mujer, también se puso a aborrecer 103 X | Quién es esa? -preguntó la mujer de Reyes.~     Bonifacio, 104 X | pregunto eso -interrumpió su mujer, volviéndose a mirar a Bonis, 105 X | Ahora lo comprendía todo; su mujer se estaba burlando de él. 106 X | que sentarse, detrás de su mujer, porque las piernas le temblaban, 107 X | Adónde iba a parar su mujer?~     -¿Sabes tú si tiene 108 X | no se contentaría con su mujer. En cuanto a las mujeres, 109 X | parecía feo y porque la mujer es otra cosa; pero en caso 110 X | iba a pedir permiso a su mujer para retirarse también a 111 X | momento; no le parecía una mujer bella y fresca, no había 112 X | que canta el rostro de una mujer nerviosa y apasionada que 113 X | inglés en el gabinete de su mujer; se quedó sin levita ni 114 X | leyó en el rostro de su mujer una debilidad periódica, 115 X | de rodillas delante de su mujer, se le abrazó a las almidonadas 116 XI | satánica, de Valpurgis, que su mujer, Emma Valcárcel, había decretado 117 XI | Gorgheggi dormida:~     -Esa mujer adorada no sabe que yo la 118 XI | filosofías... negras...~     Esta mujer no sabe que yo me dejo besar... 119 XI | horas tengo lástima de mi mujer, de quien soy esclavo; sus 120 XI | mañoso que cuidaba a su mujer, a su tirano, como las manecitas 121 XI | tener dos casas, la de su mujer y la de su querida; y así 122 XI | no lo había querido. Su mujer era su tirano, y en sus 123 XI | hacer Bonifacio por aquella mujer, a quien no podía dar ya 124 XI | Bonifacio ocultaba a su mujer que andaba en aquellos tratos, 125 XI | Bonifacio miraba a su mujer con los ojos fijos, combatido 126 XI | enternecimiento. ¿Si su mujer sería capaz de comprenderle, 127 XII | sólo podría confiar a otra mujer en que encontrase simpatías 128 XII | Qué cosas supo por aquella mujer! Había en el mundo, sin 129 XII | espiritual, y el privilegio de la mujer ideal, superior, consistía 130 XII | del arte para el amor. La mujer hermosa, sentimental, poética 131 XII | modelo de su teoría a la mujer del Celoso extremeño, que 132 XII | Carrizales, lo que debía hacer la mujer superior era sacarle el 133 XII | preferís?, etc., etc. A una mujer que sabía, por ejemplo, 134 XII | que habría gozado aquella mujer! ¿Qué les diría a sus queridos?». 135 XII | Estado. Si quería ser una mujer superior, y sí quería, porque 136 XII | que iba haciéndose una mujer superior? Sí, y bien superior: 137 XII | si había sido siempre una mujer especial, superior!~      138 XII | estrellas!». «Mi Serafina, mi mujer según el espíritu, recuerdo 139 XII | nuevo; porque la voz de esa mujer, de mi querida, me anuncia 140 XII | perdonase, pero eso no; de la mujer, de la mujer... pero de 141 XII | eso no; de la mujer, de la mujer... pero de cierta manera, 142 XII | unidas por las manos a su mujer y a su querida, volvió a 143 XII | Indudablemente el tigre era su mujer. La cual estaba radiante. 144 XII | gente, saludada por una mujer tan guapa y tan elegante, 145 XII | ella, era en Serafina la mujer de vida irregular, la mujer 146 XII | mujer de vida irregular, la mujer perdida... pero perdida 147 XII | placeres y aventuras de la mujer galante y artista. De repente 148 XII | Emma se parecía a alguna mujer ilustre...~     Pero la 149 XII | de Sara la estéril... su mujer... «¡Isaac!», le dijo una 150 XII | volver a mirar el grupo de su mujer y la cómica, a las cuales 151 XII | vivísimo deseo de apartar a su mujer de toda aquella gente; y 152 XII | y Bonis muy cerca de su mujer, que respiraba con fuerza, 153 XIII| natural despedía aquella mujerpensaba don Juan, aplicando 154 XIII| o sea al tonto.~     La mujer de Bonis escuchaba encantada 155 XIII| además podía observar que su mujer pasaba algunas horas cada 156 XIII| que este no quitase a su mujer de la cabeza las fantásticas 157 XIII| muy mal; su casa, la de su mujer, antes era aburrida, inaguantable, 158 XIII| alemanes, los cómicos, y su mujer, era algo parecida a la 159 XIII| querida entrase en casa de su mujer, y fueran amigas y comieran 160 XIII| considerarse... Amar a la mujer... siempre era amar a la 161 XIII| siempre era amar a la mujer. No, otra cosa... Amor de 162 XIII| su único hijo.~     Una mujer... no podía continuarle 163 XIII| ni siquiera a dejar a su mujer... ni aun a su querida. 164 XIV | después de la boda) -; es una mujer que no tiene idea clara 165 XIV | acercó el rostro al de su mujer.~     -Duerme -dijo Körner.~     -¡ 166 XIV | Cuando volvió al cuarto de su mujer, vio en la sala al tío, 167 XIV | Pues, nada; que su mujer de usted... está nerviosísima, 168 XIV | disparatadamente que el estar su mujer embarazada o no dependía 169 XIV | procurado quedarse con su mujer mientras los demás, despedido 170 XIV | Poco le falta.~     -No, mujer, no exageres. Lo que era 171 XIV | en su alcoba, ya que su mujer rechazaba enérgicamente 172 XIV | Basilio. A falta de su mujer, Bonis se contentó con su 173 XIV | nupcial, el del cuarto de su mujer, no; aquellas pobres tablas 174 XIV | siempre a la esterilidad de su mujer; no era un milagro que Emma 175 XIV | porque en la cama de su mujer no se atrevió a hacerlo.~     -¡ 176 XIV | secreto descubierto: su mujer le insultó, como en los 177 XV | casa y ser el marido de su mujer para después del parto.~     « 178 XV | dicho en casa?~     -Pero, mujer, ¿no te advertimos Aguado 179 XV | extraña sonrisa: «Pero si tu mujer vive a lo gran señora, despreocupada, 180 XV | tolerancia perversa de su mujer sublevaba los sentimientos 181 XV | admitía la hipótesis. «No; su mujer no podía despreciarle ni 182 XV | próximo alumbramiento de su mujer, y se aludía con misteriosas 183 XV | esposos menos fieles a su mujer. Y tampoco les niegan un 184 XV | todavía sí. Yo no soy tu mujer; pero tú eres mi marido. 185 XV | es decir, en casa de su mujer. Ella no se quejaba de esta 186 XV | con el instinto de toda mujer en trances tales, sino como 187 XV | los afilados dientes de su mujer en la carne del cuello.~      188 XV | falsamente a la esterilidad de su mujer. Aquel era el falso profeta 189 XVI | andaban alrededor de su mujer. Doña Celestina, la matrona 190 XVI | llame ahora a su lado. ¡Mujer más rara! Y ahora que yo 191 XVI | Si hubiese sido mi mujer Serafina, y este hijo suyo, 192 XVI | lejano, hacia el cuarto de su mujer; una cosa así como el lamento 193 XVI | idea de la muerte de su mujer se le pasó por la imaginación 194 XVI | ahora. Lo primero es mi mujer, y si ella se entera de 195 XVI | no le faltase valor ni su mujer tuviera tiempo de torcer 196 XVI | un ingrato. Amará a una mujer más que a mí ciertamente. 197 XVI | sumida en la sombra, vio una mujer sentada sobre la tarima, 198 XVI | de insultarme como a una mujer perdida...; me amenazó con 199 XVI | aquella noche canto... como tu mujer. No salgo de la fonda... 200 XVI | volvió a asustarle. Aquella mujer tan hermosa, que era la 201 XVI | palabras pausadas de la mujer que le había hecho feliz


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