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Leopoldo Alas alias Clarín
Su único hijo

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reyes

    Capitulo
1 I | escribiente, llamado Bonifacio Reyes, pertenecía a una honrada 2 I | ocurrió despedir al pobre Reyes, porque «en suma no sabía 3 I | fugitivo, al pobre Bonifacio Reyes. Pareció en Méjico, en Puebla. 4 I | Emma, rival algún día de Reyes. A la semana siguiente Emma 5 I | el carácter de Bonifacio Reyes; hasta la inclinación de 6 I | el tañer, inclinación que Reyes exageraba, contribuía a 7 I | parecido con un bienaventurado. Reyes, tocando la flauta, recordaba 8 I | pared de enfrente, porque Reyes tenía la cabeza gacha como 9 I | afán de la mirada, creía Reyes que expresarían la intensidad 10 II | por los de su raza.~     Reyes comprendía bien que, sin 11 II | despreciando a Bonifacio Reyes sin ningún género de disimulo. 12 III | inútil que Emma y el mismo Reyes quisiesen excusar esta ceremonia. - 13 III | se pudiera, no la vería Reyes, que ni siquiera miraba. 14 III | su Bonis, como llamaba a Reyes; y al verle ir y venir por 15 IV | silencios que tanto agradaban a Reyes, estaban consagrados a los 16 IV | en pocos minutos. Llegó Reyes, dio las friegas con gran 17 IV | habían sido el encanto de Reyes. No se explicaba él bien 18 IV | dentro, era el del ensayo; a Reyes no le gustaba la ficción 19 IV | eran, a verlos pintados de reyes o de sacerdotisas respectivamente. 20 IV | había nadie en el palco. Reyes abrió la puerta, procurando 21 IV | derecha del actor (así pensaba Reyes), alrededor de una mesa 22 IV | las circunstancias.~     Reyes había leído la Odisea en 23 IV | del hachís 6 y del opio... Reyes había hecho a su modo un 24 IV | la miseria, le parecían a Reyes motivos de poética piedad 25 IV | director que se reía siempre, y Reyes, que no entendía a Mochi, 26 IV | ya le consagraba a él, a Reyes, todos sus concetti. Tanto 27 IV | de cabeza. Miró Mochi a Reyes... y Reyes, poniéndose muy 28 IV | Miró Mochi a Reyes... y Reyes, poniéndose muy colorado, 29 V | un asiento en lo oscuro. Reyes se sentó en primera fila, 30 V | había notado el saludo de Reyes, tocó familiarmente con 31 V | rapidísimo gesto, vio a Reyes y se deshizo en cortesías...~      32 V | advertido su distracción.~     Reyes encontró en sus ojos la 33 V | gloria para el corazón de Reyes, que estuvo viendo candelillas 34 V | el lenguaje que entendía Reyes. Pidió el italiano con tal 35 V | entre las manos; saludó a Reyes con solemnidad, y se puso 36 V | ruinas de un templo griego, Reyes pensaba:~     -Esas columnas 37 V | entre los dedos al pasmado Reyes, sin decir más que:~     - 38 V | Con la generosidad de Reyes coincidió (pura coincidencia) 39 V | pocos que fueran, veía a Reyes que batía palmas entusiasmado; 40 V | bastidores arrastrados, y Reyes se vio entre un corro de 41 V | caballero!~     -¡Ah, el Sr. Reyes!...~     -¡Reyes herido!...~     -¡ 42 V | el Sr. Reyes!...~     -¡Reyes herido!...~     -¡Una desgracia!...~      43 V | en primera fila; y como Reyes, con el susto que le habían 44 V | el tocador de la tiple. Reyes se dejó compadecer, cuidar, 45 V | próximo al del paciente. Reyes, en efecto, allá entre sueños, 46 V | volviera a pedir dinero a Reyes. Durante una semana se juzgó 47 V | vuelto a acordarse Mochi, ni Reyes se atrevió a pedírselos; 48 V | sido». Las cavilaciones de Reyes en este punto no pasaron 49 V | hijo. «Esa sonrisa -pensaba Reyes -, equivale a una hipoteca... 50 V | sucediera, él, Bonifacio Reyes, no pediría ni un cuarto 51 V | Media hora después, Reyes recibía trescientos duros 52 V | algos, del pito que tocaba Reyes en su casa; pero lo que 53 V | su cuarto con su carísimo Reyes, y en mangas de camisa y 54 V | Bonifacio. Julio juraba que Reyes tenía el alma de artista, 55 VI | Una liebre -dijo Reyes maquinalmente.~     -Va, 56 VI | acercó a su amigo el Sr. Reyes y le frotó las orejas con 57 VI | palmadita en el vientre a Reyes; y de pronto se quedó muy 58 VI | sin duda al gaznate 11de Reyes, porque el infeliz se atragantó 59 VI | era la historia!, pensó Reyes desde el abismo de su postración. 60 VI | negocios.~     En cuanto a Reyes, al llegar al portal, donde 61 VI | auxilio. Cuando volvió en sí Reyes, sintió, como la noche anterior, 62 VII | instrumento, limpió la mesa de Reyes y le preguntó si quería 63 VII | el pueblo.~     Servido Reyes, el mozo volvió a su guitarra, 64 VII | ya flojas, le hicieron a Reyes ponerse en el caso del rey 65 VII | entiende con la tiple, Sr. Reyes; pero yo defiendo la virtud 66 VII | argumento es este: «El Sr. Reyes sabe que una mujer de estas 67 VII | de la italiana-inglesa, Reyes ni las había soñado. «¡Nunca 68 VII | los brazos de Bonifacio Reyes, ya estaba ella un poco 69 VII | multiplicar los trabajos de Reyes, su responsabilidad y alarde 70 VII | que, tiempo atrás, vivía Reyes olvidado por el mundo entero, 71 VII | cantidades» no quería pensar Reyes; se figuraba que toda la 72 VII | se figuraba su situación Reyes, fecundo siempre en alegorías 73 VII | techo; el sol que vio allí Reyes era un sol moral (quería 74 VIII| tenía medio aturdido, se vio Reyes al lado de su ídolo, Serafina, 75 VIII| cesar a beber de todo. Bebió Reyes ponche, champaña, benedictino 76 VIII| arrepiento, yo, Bonifacio Reyes, pago todo el gasto... eso 77 VIII| cuánto me halaga que al pobre Reyes abandonado, despreciado, 78 VIII| trópicos y muy usado, abraza a Reyes, que le besa entre lágrimas.)~      79 VIII| más seguro que el del Sr. Reyes. Si no ha pagado ahora mismo, 80 VIII| cerca sobre el cuello de Reyes, y este llegó a creer que 81 VIII| había en él, en Bonifacio Reyes. «Esto es manchar el tálamo 82 VIII| del cráneo. «¡Bonifacio! ¡Reyes! ¡Bonifacio!» le decían 83 VIII| limpia. No tuvo más remedio Reyes que vestirse provisionalmente 84 IX | el orden, como el haber reyes, y contribución, y Guardia 85 X | Eufemia entró en la alcoba de Reyes, y le despertó diciendo:~     - 86 X | casi seguro, que a él, a Reyes, le había de caer encima 87 X | decía. La verdad era que Reyes no tenía nada que explicar 88 X | reinante.~     No le cogía a Reyes tan de nuevas la cuestión 89 X | una preposición. Bonifacio Reyes había cursado en el Instituto 90 X | eso... del pie... -repitió Reyes.~     Emma tragó el buche 91 X | fuerzas, nunca supo de dónde, Reyes dijo al fin, hablando como 92 X | murmuraba en el pueblo si él, Reyes, tenía o no tenía que ver 93 X | tal extremo el terror de Reyes respecto a lo que debía 94 X | inglés, por supuesto. A Reyes a ratos se le figuraba que 95 X | grupos para ver a la de Reyes, y los de la faltriquera 96 X | esa? -preguntó la mujer de Reyes.~     Bonifacio, viendo 97 X | volvía a la escena, la de Reyes ensayaba la repetición del 98 X | Valcárcel, o si se quiere los Reyes, aunque más propio es decir 99 X | exento de peligros. Y cuando Reyes iba a pedir permiso a su 100 XI | XI -~     Bonifacio Reyes era admirador del arte en 101 XI | En cosas así pensaba Reyes una tarde, cerca del crepúsculo, 102 XI | café del mismo nombre.~     Reyes aquella tarde velaba el 103 XI | febril, no desagradable.~     Reyes velaba. Había ido allí a 104 XI | cada día. Se le figuraba a Reyes tener dos casas, la de su 105 XI | otro tiempo. «Así, pensaba Reyes, debieran ser las caricias 106 XI | acostumbrado a su inocente Reyes y a la vida provinciana 107 XI | adhesión a los proyectos de Reyes. En cuanto a disculpar las 108 XII | señora... esta señora de Reyes... yo... la he visto, la 109 XII | Minghetti y Nepomuceno, sintió Reyes una especie de repugnancia; 110 XIII| Minghetti.~     En la cabeza de Reyes se mezclaban ambas empresas, 111 XIII| llegaban a defender a los de Reyes y a sus amigos, porque algunas 112 XIII| de Silva iban con la de Reyes a ver las óperas entre bastidores, 113 XIII| entusiasmo de agradecimiento, que Reyes estimaba en lo que valía.~     « 114 XIV | acontecimientos vinieron a sacar a Reyes de estas intermitentes veleidades 115 XIV | intrincada madeja de sofismas, Reyes reconoció que los afectos 116 XIV | de cosas, como le llamaba Reyes. La empresa había perdido 117 XIV | sospechaba que el tonto de Reyes podía cansarse de ella y 118 XIV | trajeron una temporada a Reyes; después, siguiendo la pista 119 XIV | ya será tarde para los de Reyes; nuestro esfuerzo, el que 120 XIV | bailan sobre las ruinas! ¡Los Reyes se arruinan; la casa Valcárcel 121 XIV | molestos que los gritos.~     Reyes notó el olor de un antiespasmódico; 122 XIV | Alma mía! -exclamó Reyes comprendiendo de repente, 123 XIV | De todas suertes, Reyes tenía que contenerse para 124 XIV | destempladas. Desapareció Reyes, y los convidados quedaron 125 XIV | Nepomuceno.~     Pero ¿y Reyes?, preguntaban los amigos 126 XIV | cautividad doméstica. Los Reyes se sublevaban en él contra 127 XIV | Ella lo había visto: los Reyes eran de muy buena familia, 128 XIV | tío... Su padre, D. Pedro Reyes, procurador de la Audiencia, 129 XIV | esposa, de la familia de los Reyes; era un hombre sencillo, 130 XIV | al decaído linaje de los Reyes. Y la madre, a quien esto 131 XIV | Y ahora venía otro Reyes. Es decir, algo del espíritu 132 XIV | de mi padre. Y ahora los Reyes nacen ricos; vuelven al 133 XIV | Oh! ¿Sería sino de los Reyes? ¡Nacía uno más... y... 134 XIV | de todo; se vería si un Reyes podía ni debía ser esclavo 135 XV | consejos de Aguado, los de Reyes fueron a baños.~     Bonis 136 XV | del médico, que el infeliz Reyes continuó aplazando su resolución 137 XV | la curiosidad inútil de Reyes, se quedó pensativo.~      138 XV | naciese el hijo». Más hubo. Reyes se hizo supersticioso a 139 XV | encima de un momento a otro, Reyes se encontró en el portal 140 XV | que había hecho junto a Reyes; de una señora con unas 141 XV | todavía mucho, Bonifacio Reyes, te quiere, SERAFINA».~      142 XV | imperaban siempre en el alma de Reyes. Desde que llegó la carta 143 XV | ocasión de verse solos.~     Reyes estaba satisfecho de su 144 XV | separándose de Emma, y Reyes avanzó resuelto, con ademán 145 XV | saludó a nadie; separó a Reyes de un empujón del lado de 146 XVI | gran remordimiento notaba Reyes que su corazón tomaba en 147 XVI | horas era el parecido con Reyes abuelo, con don Pedro Reyes, 148 XVI | Reyes abuelo, con don Pedro Reyes, sobre todo en una arruga 149 XVI | tipo Valcárcel, ni el tipo Reyes. Parece extranjero. Chica, 150 XVI | Nadie se acordaba de los Reyes pretéritos para nada.~      151 XVI | primer momento. Empezaba Reyes a desorientarse. Además, 152 XVI | lo inaudito. Comprendía Reyes que estaba allí solo, que 153 XVI | arrogancia. Antes que contestara Reyes, don Nepo miró satisfecho 154 XVI | Lo que yo digo, señor Reyes -y el señor don Juan Nepomuceno 155 XVI | fábrica, la ruina de Antonio Reyes, de su único hijo. En el 156 XVI | alguna parte de su carrera, Reyes salió de casa, con sus papeles 157 XVI | de que nadie hizo caso, Reyes decidió a media tarde montar 158 XVI | Nepo y Sebastián, en los Reyes que habían sido, y en los 159 XVI | De aquí salieron los Reyes -pensó Bonifacio, que desde 160 XVI | El Ulises de Raíces, el Reyes que había emigrado, no había 161 XVI | donde eran oriundos los Reyes. Era aquella, por fortuna, 162 XVI | honor de criar a Antonio Reyes, estarían en la capital 163 XVI | que bramaban a lo lejos. Reyes, volviendo grupas, seguro 164 XVI | en qué siglo salieron los Reyes de aquí, ni lo que eran 165 XVI | carácter de mi padre. Los Reyes... no debieron salir de 166 XVI | bueno, la gloria de los Reyes... Y acaso, acaso, cuando 167 XVI | en Raíces la casa de los Reyes...; y él, Bonis, vendría 168 XVI | y a restaurar la de los Reyes. Y ¡adiós, Raíces, hasta 169 XVI | su padre, al procurador Reyes, sí; el gesto de pena, la 170 XVI | Doña Celestina -dijo Reyes con voz melosa, humilde, 171 XVI | otra... Hasta que por fin Reyes notó que el organista estaba 172 XVI | mientes en la ausencia de Reyes. Tan insignificante era 173 XVI | esto que te digo: Bonifacio Reyes cree firmemente que Antonio 174 XVI | cree firmemente que Antonio Reyes y Valcárcel es hijo suyo.


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