Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
Alfabética    [«  »]
bona 1
bonachón 1
bondad 3
bonifacio 152
bonifasio 1
bonis 356
bonita 1
Frecuencia    [«  »]
186 porque
181 aquel
174 reyes
152 bonifacio
149 usted
144 esto
141 todos
Leopoldo Alas alias Clarín
Su único hijo

IntraText - Concordancias

bonifacio

    Capitulo
1 I | El escribiente, llamado Bonifacio Reyes, pertenecía a una 2 I | generaciones, pobre y desgraciada. Bonifacio era un hombre pacífico, 3 I | casa con su novio. En vano Bonifacio, que se había dejado querer, 4 I | tierra al fugitivo, al pobre Bonifacio Reyes. Pareció en Méjico, 5 I | estos en comunicación con Bonifacio. ¿Cómo traerle? ¿De qué 6 I | del periódico mejicano. Bonifacio aceptó, se volvió a su tierra; 7 I | semana siguiente Emma y Bonifacio se vieron, y a los tres 8 I | comprendió que no era aquel el Bonifacio que ella había soñado. Era, 9 I | el honor de su raza.~     Bonifacio no sospechaba nada ni del 10 I | la vida. Es de notar que Bonifacio, hombre sencillo en el lenguaje 11 I | armonía con el carácter de Bonifacio Reyes; hasta la inclinación 12 I | inteligente que pide socorro. Bonifacio, en tales trances, parecía 13 I | a paseo o a visitas. Su Bonifacio no era más que una figura 14 II | caprichosa cónyuge del infeliz Bonifacio, no se detenía a escudriñar 15 II | ineludible despreciando a Bonifacio Reyes sin ningún género 16 III | con los primos y tíos; él, Bonifacio, no podía menos de estimarlos 17 III | aturdida sobrina, exigía que Bonifacio 1 estuviese delante; era 18 III | día de mañana no diga ese (Bonifacio) que os he arruinado por 19 III | prescindido de la presencia de Bonifacio, Emma consiguió que se prescindiera 20 III | sobre el ánimo encogido de Bonifacio: la una era una gran tristeza, 21 III | había perdido el estómago, y Bonifacio la tranquilidad, su musa. 22 III | la conciencia del mísero Bonifacio. «¿No lo comprendía él así?». 23 III | tendré que suspenderlo?~     Bonifacio palidecía, la saliva se 24 III | pero hecho una laceria. Bonifacio, que a pesar de todo quería 25 III | ocasión ¡rara avis! (dijo) Bonifacio tenía de su parte la razón; 26 III | sería cierta una cosa: que Bonifacio estaba tocando la flauta 27 III | esta parte Emma hacía a su Bonifacio la justicia de reconocerle 28 III | convalecencia, parecían en Bonifacio, por lo que toca al aspecto 29 III | su humillación. Reñir a Bonifacio llegó a ser su único consuelo; 30 III | del suave cónyuge.~     Bonifacio no era cobarde; pero amaba 31 III | incumbencia exclusiva de Bonifacio. Entonces él veía el cielo 32 IV | notar que en el pueblo de Bonifacio, como en otros muchos de 33 IV | al cielo!, etc.~ ~decía Bonifacio y decían todos los de su 34 IV | para D. Críspulo.~     Bonifacio, que había sido uno de los 35 IV | cataplasma -¡caso raro! -, Bonifacio entró en la tienda de paños 36 IV | paladinamente, y el mismo Bonifacio, muy joven entonces, tenía 37 IV | pensaban los demás.~     A Bonifacio aquella narración le había 38 IV | sagrados. ¿Y él mismo, pensaba Bonifacio, qué era más que un esquinazo, 39 IV | hasta de día, como pensaba Bonifacio, parecía haber reflejos 40 IV | haber reflejos de la luna. Bonifacio vio dos actos de La Extranjera 41 IV | cantando.~     Y se acostó Bonifacio, discurriendo: «¡Sí, es 42 IV | había ensayo, y allí estaba Bonifacio, más muerto que vivo, barruntando 43 IV | ya que esto no podía ser, Bonifacio prefería oír a los cantantes 44 IV | le traía malas noticias. Bonifacio amaba el arte por el artista, 45 IV | extraordinaria de forastero, era para Bonifacio muy recomendable; no ser 46 IV | respeto y admiración de Bonifacio llegaban a ser religión, 47 IV | concetti. Tanto se lo agradeció Bonifacio, que al tiempo de levantarse 48 V | hogar por algunas horas, y Bonifacio volvió al ensayo. Ahora 49 V | pasar a las buenas palabras: Bonifacio y otros señores de su palco 50 V | llegaban allí. Poco después Bonifacio se arriesgó, poniéndose 51 V | tampoco; la traducción de Bonifacio consistió en repetir a gritos 52 V | quehaceres domésticos, llegó Bonifacio a intimar con las partes, 53 V | tal punto entre Mochi y Bonifacio, que el tenor, después de 54 V | cerca de dos mil duros, que Bonifacio tuvo que decirse: «Para 55 V | quería dar a entender, y Bonifacio, comprendiéndolo, rectificó:~     - 56 V | que gozaban muy pocos, a Bonifacio le consentía el empresario 57 V | también por todos lados, a Bonifacio, que aguardaba allí como 58 V | anduviera ciega.~     No era Bonifacio hombre capaz de aprovechar 59 V | matrimonios desiguales. Bonifacio en aquel estado no era responsable 60 V | con alguna tranquilidad, Bonifacio extrañaba un poco dos cosas: 61 V | pedirle dinero otra vez a Bonifacio, los amores de este con 62 V | al 10 segundo préstamo, Bonifacio tuvo que confesarse a sí 63 V | sucediera lo que sucediera, él, Bonifacio Reyes, no pediría ni un 64 V | provincia.~     En cuanto Bonifacio reconoció al Mayor sintió 65 V | siempre habían inspirado a Bonifacio una especie de terror supersticioso.~      66 V | de la oreja izquierda a Bonifacio -; ahora que ya tiene usted 67 V | firmado nada, iba a añadir Bonifacio; pero se contuvo recordando 68 V | mandaba en casa.~     A Bonifacio aquel día con las glorias 69 V | interesantes, Serafina, Julio y Bonifacio. Julio juraba que Reyes 70 V | pisaba con fuerza un pie de Bonifacio que tenía debajo del suyo. 71 V | la tal fonda. Serafina y Bonifacio echaron a andar. A los tres 72 V | empujaba.~     -Serafina -dijo Bonifacio con voz temblona, pero de 73 V | por tonto.~     -¿Por qué, Bonifacio?~     -Por mil razones... 74 V | voluptuosidad ciega y loca, la veía Bonifacio casi desvanecido; después 75 VI | las ocho, despertaron a Bonifacio diciéndole que deseaba verle 76 VI | dijo con alguna impaciencia Bonifacio, que lleno de remordimientos 77 VI | mujer dormía a tales horas, Bonifacio no tuvo inconveniente en 78 VI | contener onzas de oro.~     Bonifacio se puso en pie, y sin darse 79 VI | qué se le daban.~     Mas Bonifacio volvió en sí y exclamó:~     - 80 VI | Sí que es -exclamó Bonifacio, que se había puesto muy 81 VI | con la cabeza desde que Bonifacio había dicho casa.~     - 82 VI | Vamos a ver -dijo Bonifacio, que apenas oía, porque 83 VI | usted?~     Ni palabra. Bonifacio no comprendió que se trataba 84 VI | quedar allí, y arrancó a Bonifacio la palabra de honor de que 85 VI | bajando la escalera.~     A Bonifacio se le había ocurrido, ante 86 VI | furias del Averno (estilo Bonifacio), gritándole: «Infame, adúltero, ¿ 87 VI | llegar la fantasía!», pensaba Bonifacio temblando de pies a cabeza. 88 VI | siete mil reales, que él, Bonifacio, podría gastar en lo que 89 VI | Emma; más era; el mismo Bonifacio reconocía que en su fuero 90 VI | usted dos palabras...~     Bonifacio hizo un gesto que pedía 91 VI | sí, bien; ¿y qué?~     Bonifacio había oído en casa, a los 92 VII | Debe advertirse que Bonifacio y el mozo, al hablar de 93 VII | palpitante, cayó en los brazos de Bonifacio Reyes, ya estaba ella un 94 VII | el punto de que, el mismo Bonifacio, a pesar de su gran retentiva 95 VII | que podía y debía asistir Bonifacio, había otras más recónditas 96 VIII| profano a quien se invitó fue Bonifacio; él, lleno de orgullo artístico, 97 VIII| todo nunca lo había estado Bonifacio; un poco más que alegre, 98 VIII| y no me arrepiento, yo, Bonifacio Reyes, pago todo el gasto... 99 VIII| rozándose los rostros:~     -Bonifacio, lo que te debo, lo que 100 VIII| noche.~     En cuanto a Bonifacio, comprendía, muy a su placer, 101 VIII| remotas, echó sus cuentas Bonifacio, y se dijo en el fuero interno, 102 VIII| virtual que había en él, en Bonifacio Reyes. «Esto es manchar 103 VIII| estallaban dentro del cráneo. «¡Bonifacio! ¡Reyes! ¡Bonifacio!» le 104 VIII| cráneo. «¡Bonifacio! ¡Reyes! ¡Bonifacio!» le decían aquellos tremendos 105 IX | secretos. Mucho discurrió Bonifacio, pero no logró dar en el 106 IX | ofrecen a morirse también!». Bonifacio, Sebastián, que tanto la 107 X | querido en cama, y ya estaba Bonifacio creyendo en la medicina. 108 X | Ello era una preposición. Bonifacio Reyes había cursado en el 109 X | famosos de Madrid. Ahora Bonifacio se dejaba vestir bien con 110 X | cachaza:~     -Tiene razón Bonifacio; ¿cómo quieres que él sepa 111 X | decirle a su mujer, a la de Bonifacio, que?... ¡Imposible!». « 112 X | bromitas, que horrorizaban a Bonifacio, tampoco las tenía todas 113 X | la mujer de Reyes.~     Bonifacio, viendo que Nepomuceno no 114 X | de verdad decir. ¿Lo ves, Bonifacio? El otro par lo trae esa 115 X | poco amo de su casa que era Bonifacio; despidiose del matrimonio 116 XI | XI -~     Bonifacio Reyes era admirador del 117 XI | Quevedo. Sin contar con que Bonifacio, menos instruido todavía 118 XI | Qué menos podía hacer Bonifacio por aquella mujer, a quien 119 XI | baile, pero sin ambigú.~     Bonifacio ocultaba a su mujer que 120 XI | hueca. Para que veas.~     Bonifacio miraba a su mujer con los 121 XII | los dedos flacos de Emma. Bonifacio, al ver unidas por las manos 122 XIII| entreactos.~     -¡Soy feliz, Bonifacio, muy feliz... y todo te 123 XIII| en un siglo positivo. Él, Bonifacio, había tenido que consentir 124 XIII| de nuevo sería él aquel Bonifacio corrompido, complaciente, 125 XIV | hijo que este al suyo... Bonifacio se había vuelto un poco 126 XV | Hasta se notó que miraba a Bonifacio con mayor respeto que nunca. 127 XV | que hacía algunas semanas Bonifacio oía muy atento sus conversaciones 128 XV | porque todas las tardes veo a Bonifacio echar grandes párrafos en 129 XV | pensaba y decía a su cómplice Bonifacio, tal vez estallase la cuerda 130 XV | de aprensión tratar con Bonifacio de semejante negocio.~      131 XV | te quiere todavía mucho, Bonifacio Reyes, te quiere, SERAFINA».~      132 XV | quiere, SERAFINA».~     Bonifacio no dudó un momento de la 133 XVI | hoja.~     -Usted, amigo Bonifacio, a la cama; a la cama unas 134 XVI | alcoba, y antes que nada, Bonifacio oyó distinto, claro, el 135 XVI | Antonio seguía llorando, y a Bonifacio le faltaba poco.~     «¡ 136 XVI | presencia en no necesitándole, Bonifacio se recogía a la soledad 137 XVI | que renunciar a llamarle Bonifacio o Pedro, porque Emma desde 138 XVI | el padrino. Por todo pasó Bonifacio. No quería disturbios todavía; 139 XVI | Valcárcel y los Körner, Bonifacio, con voz temblorosa, pero 140 XVI | rigor, no hay nada... Ni Bonifacio desconfía del tío, ni el 141 XVI | desconfía del tío, ni el tío de Bonifacio, ni nadie pone en tela de 142 XVI | aquella tremenda pesadilla, Bonifacio, muerto de sueño, ebrio 143 XVI | salieron los Reyes -pensó Bonifacio, que desde una calleja vecina 144 XVI | coche en que las llevaría Bonifacio a la ciudad, para que fueran 145 XVI | vez volvamos juntos».~     Bonifacio, sacudiendo la cabeza, recobrando 146 XVI | batiente.~     Y se reían.~     Bonifacio no comprendía; ni lo intentó 147 XVI | Déjeme usted a mí, D. Bonifacio.~     El delegado del párroco 148 XVI | empezó sus latines, que Bonifacio entendía a medias.~      149 XVI | ópera entonces de moda. Bonifacio se acordó de la Dama de 150 XVI | flaco, de la criatura.~     Bonifacio se separó del grupo, y por 151 XVI | Serafina!~     -¡Bonifacio!~     -¿Qué haces aquí?~     -¿ 152 XVI | acuérdate de esto que te digo: Bonifacio Reyes cree firmemente que


Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (V89) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2007. Content in this page is licensed under a Creative Commons License