Capitulo
1 I | siglo atrás, pero, hacía dos o tres generaciones, pobre
2 I | primer marido pareció a los dos años de vivir libre Emma.
3 I | hasta la mayor edad. A los dos meses de matrimonio Emma
4 III | hablaba del asunto.~ Dos preocupaciones cayeron después
5 III | Nepomuceno, Sebastián y otros dos primos. La indignación cundió
6 IV | sucios, grandes caserones de dos pisos. «Las de Gumía habían
7 IV | de la luna. Bonifacio vio dos actos de La Extranjera la
8 V | le había costado cerca de dos mil duros, que Bonifacio
9 V | bien le sentaban! No tenía dos reales que pudiera decir
10 V | en un segundo, y, tomando dos montones de plata, se los
11 V | que le daba; ello fue que dos lágrimas como puños, muy
12 V | Bonifacio extrañaba un poco dos cosas: primera, pensaba
13 V | de la vida artística, con dos estrellas de la escena,
14 V | estrellas de la escena, con dos personas que acababan de
15 V | misma cosa; por lo menos, dos cosas íntimamente unidas...
16 V | linterna del sereno; las dos sombras restantes la Gorgheggi
17 VI | quisiera hablar con usted dos palabras...~ Bonifacio
18 VI | Solos estamos los dos,~ ~ ~solos delante del cielo...».~ ~ ¡
19 VI | después de declamar aquellos dos versos de una comedia de
20 VI | grandes apuros. Callaban los dos. El notario comprendió que
21 VI | renunciando al ideal de cobrar dos veces, no pensó más en aquello
22 VII | ocasiones en que alguno de los dos tendría que pagar algo,
23 VII | otra estaba allí, entre los dos, más cerca de él que ella
24 VII | saltando las escaleras de dos en dos. Y se decía: «¿Qué
25 VII | las escaleras de dos en dos. Y se decía: «¿Qué me importa
26 VII | en el día de la fecha, a dos mil. Lo demás había parado
27 VIII| camarero de la guitarra y otros dos colegas se esmeraban en
28 VIII| artístico; el arte y el amor son dos aspectos de una misma cosa,
29 VIII| sobre la nuca el peso de dos brazos que le apretaban
30 IX | posible, estas eran las dos fuentes de placer que quería
31 IX | agotar a grandes tragos; dos fuentes que venían a ser
32 IX | un pañuelo... vamos las dos de artesanas. Vamos al teatro,
33 IX | cabeza de dublé, que te costó dos reales. Ninguno de esos
34 X | señorito.~ El cual, a los dos minutos, se acercaba al
35 X | parroquianos o clientes en dos razas; los que le llamaban
36 X | siguió diciendo nada entre dos platos. Por lo demás, Aguado
37 X | todas las casas de doce a dos, Emma, que bebía a los postres
38 X | repente, el corazón le dio dos latigazos, y un sudor frío
39 X | la cazuela, vestidas las dos de artesanas.~ Esto
40 X | vestido, sino también las dos o tres ricachonas presentes,
41 X | barítono Minghetti, que lucía dos espuelas como dos soles,
42 X | lucía dos espuelas como dos soles, y tenía un vozarrón
43 X | su tocador, alumbrado por dos bujías de color de rosa.
44 XI | le figuraba a Reyes tener dos casas, la de su mujer y
45 XI | encontrado la conjunción de estos dos bellos ideales. La familia
46 XI | ojos fijos, combatido por dos opuestas corrientes: un
47 XII | atrajo la atención por dos cosas; por su vestido carísimo
48 XII | llegaba a tragarse las dos docenas muy holgadamente,
49 XII | a la hazaña engulléndose dos besugos. Esto era otra cosa;
50 XII | caballos, o por lo menos, de dos o tres aldeanos de aquellos.
51 XII | ahora Emma, de quien a los dos meses de trato había conseguido
52 XII | que lo sospechara Emma, dos clases de seres, los escogidos
53 XII | y así tuvo ella más de dos amores ideales y platónicos...
54 XII | brazo, subir con ella las dos gradas que la separaban
55 XII | de que jamás hablaban los dos después que amanecía. ¿Sería
56 XII | la atención en aquellas dos señoras que tenía tan cerca,
57 XII | a usted, su marido a las dos, las dos a su marido...
58 XII | su marido a las dos, las dos a su marido... El mundo,
59 XII | de Sara, ten esperanza? Dos veces en aquella noche,
60 XIII| señoritas, que sólo toleraban dos o tres horas de música con
61 XIII| de estar bailando otras dos o tres horas. Emma no pensó
62 XIII| digno vástago cuando uno, y dos y tres jóvenes de lo más
63 XIII| quedó un poco seria, suspiró dos o tres veces, como una doncella
64 XIII| viaje a Italia, que duró dos años, casi él mismo se tenía
65 XIII| no a las más íntimas, a dos o tres familias de lo más
66 XIII| magistrado andaluz, que tenía dos hijas como dos acuarelas
67 XIII| que tenía dos hijas como dos acuarelas de pandereta;
68 XIII| haciéndoles un favor y matando dos pájaros de un tiro. Como
69 XIII| lecciones interminables, ellos dos, Serafina y él, en el cenador
70 XIV | amigos y amigas, distinguió dos bultos que caminaban muy
71 XIV | siguió ella... después los dos...; después todo el mundo...
72 XIV | desde dentro; bajando de dos en dos los peldaños, venían
73 XIV | dentro; bajando de dos en dos los peldaños, venían dos
74 XIV | dos los peldaños, venían dos bultos: el primo Sebastián
75 XIV | lanzaron a la calle los dos emisarios, rivalizando en
76 XIV | muerto poco después: a los dos años.~ «Y ahora venía
77 XIV | Recordó, en síntesis de dos o tres frases, el diálogo
78 XIV | mañana siguiente tenían los dos que cambiar de vida, había
79 XIV | difícilmente.~ Tomó dos huevos pasados por agua,
80 XV | un tema de que huían los dos en sus conversaciones. El
81 XV | estudia mucho.~ Los dos rieron la gracia, y sobre
82 XV | Emma exigió que la ayudasen dos, que habían de ser Bonis
83 XV | le entregó una pieza de dos cuartos.~ -Sobra uno,
84 XV | comprar su silencio con dos maravedís!~ No había
85 XV | no hacía nada. Nada entre dos platos. Leía Derecho civil,
86 XV | tarde llegó el cartero con dos cartas del correo interior.
87 XVI | hubo más remedio. Entre dos criados y Sebastián descolgaron
88 XVI | con terror del anónimo de dos días antes, que había olvidado
89 XVI | asegurándome que tú habías cobrado dos mil duros de una restitución
90 XVI | delicada cuestión de las dos industrias, sin estar preparado,
91 XVI | civil».~ Después de dos horas de aturdimiento, de
92 XVI | la puerta, seguido de los dos monstruos, que continuaban
93 XVI | vuelvo pasado mañana con dos o tres nodrizas, a escoger,
94 XVI | según malas lenguas, los dos iban ganando. Lobato, un
95 XVI | concejo y del partido, a dos leguas, por la carretera.
96 XVI | gallos y gallinas, mientras dos perros dormitaban, acosados
97 XVI | contornos, encontró Bonis dos buenas vacas de leche de
98 XVI | provincia, en compañía de las dos Eurycleias que había buscado
99 XVI | de Bonis en medio de las dos aldeanas de ubres ostentosas,
100 XVI | ira, pena, vergüenza... Dos lágrimas, que debían de
101 XVI | palabras, y el tono, y las dos lágrimas de Serafina le
|