Capitulo
1 IV | señales del hierro de la cama humilde en la grasa de aquella
2 V | echarse por la mañana de la cama y calzarse las botas de
3 VI | entre.~ Saltó de la cama y pasó al gabinete contiguo
4 VI | aterrador: «Emma saltaba de la cama con su gorro de dormir,
5 VIII| tropezado con los de la cama.~ Por desgracia, el
6 VIII| zapatillas al levantarse de la cama?), fue tropezando con todo
7 VIII| la dulce frescura de la cama tersa, la suavidad del colchón
8 IX | las sábanas de batista, la cama caliente, la pluma, el aire
9 X | sentándose de un brinco en la cama y restregándose los ojos
10 X | caía un ser querido en cama, y ya estaba Bonifacio creyendo
11 X | necesitaba, y, sobre todo, en la cama, antes de dormirse, consagraba
12 XIII| era algo parecida a la cama redonda de la miseria; podía
13 XIII| interior. Una noche leyó en la cama un libro que hablaba de
14 XIV | perro atado al pie de la cama de una loca; él ya no tendría
15 XIV | Se aproximó más a la cama; a los pies estaba amontonada
16 XIV | devoradas entre sollozos. Su cama era su confidente, su mejor
17 XIV | apoyando ambas manos en la cama, dejó que una dulcísima
18 XIV | hizo incorporarse en la cama, donde ya se había tendido,
19 XIV | tener miedo; saltó de la cama, y de puntillas se dirigió
20 XIV | una silla, porque en la cama de su mujer no se atrevió
21 XV | Para qué? ¡Otra vez la cama, otra vez el cuerpo flaco,
22 XVI | levantó el embozo de la cama, y se metió entre sábanas.~
23 XVI | Usted, amigo Bonifacio, a la cama; a la cama unas cuantas
24 XVI | Bonifacio, a la cama; a la cama unas cuantas horas, porque
25 XVI | mimosa, excitada, desde la cama.~ Bonis, sin entender,
26 XVI | un decir Jesús, desde la cama, dando órdenes como ella
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