Capitulo

 1 I   |       Emma había estado a tres dedos del abismo, que no se sabe,
 2 III |       reconocerle buena maña y dedos de cera. Rompía mucha loza
 3 V   |   plata, se los puso entre los dedos al pasmado Reyes, sin decir
 4 V   |      maniobras, tropezaron los dedos de uno y otro; pero como
 5 VI  |    Aquel dinero le quemaba los dedos, pensaba él, o debía quemárselos.
 6 VIII|       fin, ello era que, o los dedos se le antojaban huéspedes,
 7 IX  |   mejor batista, y enredar los dedos entre los mejores encajes,
 8 XI  |        alma se le bajaba a los dedos; las curvas de su arabesco
 9 XII |  planos, y ponía los finísimos dedos sobre los puntos en que
10 XII |  etiqueta, paseaba los blancos dedos, de uñas sonrosadas, por
11 XII |       con fuerza y efusión los dedos flacos de Emma. Bonifacio,
12 XV  | sagrado bulto que oprimían los dedos de ella. Se lo agradeció;
13 XVI |        que dejaban al aire los dedos discretos y expertos de