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Leopoldo Alas alias Clarín
Su único hijo

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emma

    Capitulo
1 I | I -~Emma Valcárcel fue una hija única 2 I | mismo día en que al padre de Emma, don Diego Valcárcel, de 3 I | no quiso dejarse robar; Emma le arrastró a la fuerza, 4 I | fugitivos en su primera etapa. Emma fue encerrada en un convento 5 I | supiera de él en mucho tiempo. Emma estuvo en su cárcel religiosa 6 I | Quería antes otro marido. Sí, Emma pensaba así, sin darse cuenta 7 I | dos años de vivir libre Emma. Fue un americano nada joven, 8 I | taciturno, beato. Se casó con Emma por egoísmo, por tener unas 9 I | cuidasen en sus achaques. Emma fue una enfermera excelente; 10 I | enamorados los más en secreto de Emma, tuvieron por ocupación, 11 I | presencia de un primo de Emma, rival algún día de Reyes. 12 I | Reyes. A la semana siguiente Emma y Bonifacio se vieron, y 13 I | dos meses de matrimonio Emma sintió que en ella se despertaba 14 I | a los ojos soñadores de Emma como el tipo ideal de grandezas 15 I | la iconoteca familiar. Si Emma había estado a tres dedos 16 I | esperar cosa de provecho, Emma se le puso delante, le mandó 17 I | todo por expreso mandato de Emma, se dio a buscar un ser 18 I | pero jamás en público. Emma, después de pensarlo, no 19 I | amados signos del pentagrama. Emma no le pedía cuenta de estas 20 II | II -~     Emma era el jefe de la familia; 21 II | el siglo que el padre de Emma, el abogado, que también 22 II | parientes. Ya se ha dicho que Emma era hija única, y, por tanto, 23 II | consentía la herencia de Emma. No fue esto lo peor, sino 24 II | según se ha dicho. En suma, Emma se vio con bastante menos 25 II | Nepomuceno, antes curador de Emma y actual mayordomo, sacudir 26 II | su antigua pupila.~     Emma, que tuvo un mal parto, 27 II | temperamento, hizo su corte Emma, que cada día despreciaba 28 II | fin, D. Diego, el padre de Emma, el genio superior de la 29 II | pasaban los parientes de Emma, casi todos jugadores, y 30 II | el espíritu exaltado de Emma. El cariño gentilicio que 31 II | albergue de forasteros. Emma, que en algún tiempo había 32 II | amorosa; pero no importaba: Emma se complacía en ver a su 33 II | costumbres echaban por encima. Emma gozaba también, sin darse 34 II | invariable, era esto: que por Emma no pasaban días, que lo 35 II | ningún género de disimulo. Emma llegó a sentir por su esposo 36 II | época de su pasión loca por Emma, pasión que le había hecho 37 II | demás parientes, y suspiraba Emma también a veces, gozando 38 III | aquella luna de miel que Emma había decretado que fuese 39 III | delante; era inútil que Emma y el mismo Reyes quisiesen 40 III | molesta, irritante para Emma la de asistir a las cuentas 41 III | parte del tío. En cuanto a Emma, tampoco insistió mucho 42 III | presencia de Bonifacio, Emma consiguió que se prescindiera 43 III | los achaques de su mujer. Emma había perdido el estómago, 44 III | cien en cien propósitos. Emma, con una seriedad extraña 45 III | tenía él la culpa, sino Emma o el diablo, que se complacía 46 III | indicado que la facundia de Emma, llegados estos momentos, 47 III | Acudieron a la citación de Emma D. Juan Nepomuceno, Sebastián 48 III | la mesa, y el hígado de Emma en su sitio, pero hecho 49 III | penas pudo conseguir que Emma, tendida en un sofá y ahogando 50 III | momentos después lo sintió Emma en la espalda. Resultó, 51 III | las manos; y en esta parte Emma hacía a su Bonifacio la 52 III | intimidad conyugal.~     Emma seguía sintiéndose orgullosa 53 III | humor relativo los gastaba Emma en cultivar los resabios 54 III | irreemplazable el marido, Emma declaraba que no podía verlo 55 IV | madre.~     Una tarde que Emma le arrojó de su alcoba por 56 IV | la flauta, en poder de su Emma, una furia, sí, una furia, 57 IV | lado de su esposa, de su Emma, que, amarillenta y desencajada 58 IV | ella? Nada. Probablemente Emma no me dejará volver al teatro...». 59 V | V -~     Por la noche Emma le echó del seno del hogar 60 V | En efecto, la casa de Emma no estaba lejos; pero llegar 61 V | don Juan Nepomuceno, el de Emma, el de todos); como no tenía 62 V | allá usted.~     -Y que Emma no sepa...~     -Por ahora 63 V | peligro de que se enterase Emma de todo, ni siquiera en 64 V | como pensaba el marido de Emma. Cuando salía de la escena 65 V | que comía, aunque habló de Emma, la llamó por su nombre 66 V | comentarios fueron favorables a Emma; Serafina pudo oír que aquella 67 V | dejó agarrar, como cuando Emma se escapó con él de casa. 68 VI | legítimo esposo de doña Emma Valcárcel, heredera única 69 VI | viene, con la misma doña Emma Valcárcel, heredera universal 70 VI | estancia, pues no siendo Emma, nadie se atrevería a pedirle 71 VI | involuntario del marido de la doña Emma, que recibía onzas de oro 72 VI | majadero el marido de la doña Emma Valcárcel. Usted conoció... 73 VI | bien el miedo que tenía a Emma y a D. Juan Nepomuceno, 74 VI | delante el cuadro aterrador: «Emma saltaba de la cama con su 75 VI | fiándose del capital de Emma; más era; el mismo Bonifacio 76 VI | estar de vuelta antes que Emma despertase.~     «Estas 77 VI | todo... y ¡había pagado! ¿Y Emma? Al acordarse de su mujer 78 VII | suplicio la presencia de Emma y de Nepomuceno.~     El 79 VII | partes, hasta en el cuarto de Emma, entre las medicinas y mal 80 VII | calidad y cantidad de esta. Emma, cada día más aprensiva 81 VII | los achaques de su mujer. Emma, que había estado en peligro 82 VII | ser tan extremada, que a Emma acabó por parecerle cosa 83 VII | estos malos ratos? Un día Emma, a gatas sobre su lecho, 84 VII | deleitosos recuerdos. En vano Emma refunfuñaba, se quejaba, 85 VII | cajas destempladas.~     Emma dormía mucho, y aun despierta 86 VII | frecuentes rachas de murria, Emma no toleraba la presencia 87 VIII| todas mis facultades, y Emma no conocerá nada. Además, 88 VIII| la alcoba en que dormía Emma, las tinieblas estaban en 89 VIII| último de todo. Además, Emma cuando le insultaba, se 90 VIII| bueno, pero no tanto.~     Emma tenía los ojos cerrados. 91 VIII| cuatro minutos, declaraba a Emma en rebeldía y se retiraba 92 VIII| A los cinco minutos Emma abrió los ojos desmesuradamente, 93 VIII| polvos de arroz -repitió Emma.~     Tampoco ahora contestó 94 VIII| Bonis y la oprimió sin ira. Emma entonces olfateó muy de 95 VIII| causó la extraña actitud de Emma, sucedieron pronto muchas 96 VIII| íntimas del placer, que Emma recibía con tibias protestas 97 VIII| distinguirle de otro), oyó a Emma interjecciones y vocativos 98 VIII| derretirle. Entre los brazos de Emma, Bonis oía de cuando en 99 VIII| pareja. A las diez despertó Emma, se acordó de todo, sonrió 100 VIII| debía traerla el chocolate a Emma a las diez y cuarto en punto. 101 VIII| Señor Jesucristo; pero como Emma repitiese el puntapié con 102 VIII| energía que caracterizaban a Emma y que habían hecho pensar 103 IX | parte del desnudo de su Emma, no podía observar jamás, 104 IX | Cierto era, muy cierto, que Emma había amenazado ruina, que 105 IX | tantas lacerías.~     Pensaba Emma, al verse renacer en aquellos 106 IX | descubrimiento saboreaba Emma la delicia de gozar con 107 IX | ea, yo te acompaño».~     Emma era una atea perfecta. Jamás 108 IX | Yo no soy beata», decía Emma: y no pensaba más en estas 109 IX | del cielo y el infierno, Emma veía con toda seriedad, 110 IX | dejar morirse sola.~     Emma, como la mayor parte de 111 IX | hiciera a todos los suyos, Emma saboreaba a solas con su 112 IX | principales, llegó a tener Emma cuentas enormes. «Ni el 113 IX | Juan Nepomuceno seguía con Emma la misma conducta que con 114 IX | como él se decía. La de Emmaera prodigalidad verdadera, 115 IX | perjuicio de las acciones de Emma que Nepomuceno había comprado, 116 IX | constante. En montón comprendía Emma que todo aquello significaba 117 IX | caliente.~     Mas notaba Emma, con una extraña delicia 118 IX | hija de ese alemán.~     Y Emma gustaba con delicia, casi 119 IX | que resultaba que ella, Emma, tenía alguna culpa en la 120 IX | juntas.~     Porque además Emma se reservaba el derecho 121 IX | Con la salud nueva sentía Emma esperanzas locas de no sabía 122 IX | un hombro; era la mano de Emma, que la llamaba; estaba 123 X | hacía que sus relaciones con Emma y con el tío eran para él 124 X | día y de noche. En cuanto Emma le hablaba, o le miraba, 125 X | eran, o tontos o malvados. Emma tenía la habilidad de no 126 X | sabía de memoria a doña Emma Valcárcel. Era su médico 127 X | Llegaron juntos a la alcoba de Emma. Don Basilio, con sus labios 128 X | hacía meses que su doña Emma estaba olvidada, se abstuvo 129 X | personas delicadas como doña Emma. Pues bien, de todo el mal 130 X | alimento, la dieta del otro. Emma calló a esto; no se atrevió 131 X | idea se atrevía a ofender a Emma, por temor de que le adivinase 132 X | Quién? -preguntó Emma.~     -Uno -advirtió Bonis, 133 X | es histérico? -pregunto Emma sonriendo.~     -Sí, señora; 134 X | entrañas de su mujer.~     Como Emma, que nada entendía del trivio 135 X | prescripción facultativa Emma había cambiado de vida; 136 X | hacer, dejaba pasar.~     Emma le presentaba las cuentas 137 X | de una explicación; pero Emma nunca volvía sobre el asunto 138 X | las casas de doce a dos, Emma, que bebía a los postres 139 X | repitió Reyes.~     Emma tragó el buche de Jerez; 140 X | clavos de Cristo!...~     Emma arrojó el buche de Jerez 141 X | míralas bien!...~     Y Emma levantaba el pie hasta colocarlo 142 X | podía disponer:~     -Pero Emma, ¿cómo quieres que yo conozca... 143 X | era del zapatero; era de Emma; ¡pero entonces la gravedad 144 X | habían anunciado los sudores! Emma preparaba alguna gran venganza, 145 X | Pero Bonis proponía y Emma disponía. En cuanto tomaron 146 X | cuanto tomaron el café, Emma, que estaba de muy buen 147 X | de hora.~     Desapareció Emma, y tío y sobrino, por afinidad, 148 X | por el estilo.~     Volvió Emma al cuarto de hora, en efecto, 149 X | caso no era para menos. Emma venía vestida con un magnífico 150 X | visto en un periquete.~     Emma no dejó tiempo a sus subordinados 151 X | presentable el tío mayordomo pensó Emma -; pero esto no quita que 152 X | y los vio salir de casa, Emma del brazo de Bonis, D. Juan 153 X | teatro, y la entrada de Emma en su palco produjo mucho 154 X | agudísimo placer, con que Emma no contaba, y que le reveló 155 X | espectáculo civil que le ofrecía Emma; los abonados de las faltriqueras, 156 X | también inclinó la cabeza. Emma salía de su soledad voluntaria 157 X | jóvenes, la aparición de Emma en el mundo, si aquello 158 X | Todo esto lo comprendía Emma, y no se hacía ilusiones 159 X | vestida y alhajada era ella, Emma; y el público no se había 160 X | a aborrecer de pronto a Emma, porque tenía la culpa de 161 X | bien se veía además, que Emma ya no era una muchacha; 162 X | por el estilo, no los oía Emma; ella veía a la envidia, 163 X | escena llamó la atención de Emma, sacándola de aquel deliquio 164 X | Acaso cuando se baje...~     Emma asestó los gemelos a los 165 X | de salir de los labios, Emma, que acababa de ver un pie 166 X | Bonis no pudo notar por qué Emma no insistía en sus cuchufletas, 167 X | las tablas Serafina, ahora Emma era la que tomaba el color 168 X | Está muy guapo así -pensaba Emma -; pero me gustaba más con 169 X | Llegó su mirada al palco de Emma, que sintió los ojos azules 170 X | hubiera algo entre ellos. Emma, sin pensarlo, sonrió también, 171 X | relámpago la conciencia de Emma, que vio de repente en qué 172 X | hacía; sin contar con que Emma, en las meditaciones de 173 X | seguro me la pega...». Aquí Emma vacilaba y recurría al tercer 174 X | los extravíos morales de Emma nada tenían que ver con 175 X | sentido íntimo le decía a Emma que del dicho al hecho hay 176 X | otro costal. Por lo pronto, Emma se olvidó de todo para pensar 177 X | solicitado por los gemelos de Emma se renovó en varios trances 178 X | notar, muy a su placer, que Emma no hablaba ya de la tiple 179 X | retirarse también a su cuarto, a Emma se la ocurrió hacer uso... 180 X | instante no había reparado que Emma se había quitado muchos 181 X | que había pasado sin que Emma hiciera uso de la regia 182 X | se volvió sonriente hacia Emma, que lamía los labios secos, 183 X | deseo, con que se iluminaba Emma, producía en él, se arrojó 184 X | trato con la Gorgheggi.~     Emma, en vez de levantar a su 185 X | Bonis doblado hacia atrás. Emma le soltó para decir, poniéndose 186 XI | Valpurgis, que su mujer, Emma Valcárcel, había decretado 187 XI | el terreno en el alma de Emma; del propio modo irreflexivo, 188 XI | le faltaba al lado de su Emma; la cual sólo se humillaba 189 XI | volvería a quedar en poder de Emma, en poder de las miradas 190 XI | prestado, tampoco. Miraba a Emma; después miró al tío: o 191 XI | conmovedora. Aunque Nepomuceno y Emma iban con segunda, cada cual 192 XI | la fábula de Orfeo, que a Emma la cogía de nuevas completamente, 193 XI | excelente profesor...~     Emma, encendida, no pudo menos 194 XI | Bonis! ¡Noche solemne para Emma! ¡Noche solemne para Nepomuceno! 195 XII | como quien oye llover.~     Emma entró en el salón después 196 XII | culpa de los despilfarros de Emma y los gastos secretos de 197 XII | árbitro de las rentas de Emma; y de una en otra conferencia 198 XII | enloquecía, y el tío de Emma no podía vivir ya sin aquellas 199 XII | mayor amabilidad posible, a Emma Valcárcel. No fue ardua 200 XII | justamente en la época en que Emma decretó echarse al mundo 201 XII | estrechando, estrechando, según Emma entraba más y más por los 202 XII | pegajosas, para la pobre Emma, cuya depravación natural 203 XII | desvaríos sentimentales. Emma y Marta se entendieron pronto, 204 XII | amiga aldeana... y ahora Emma, de quien a los dos meses 205 XII | se dejó hacer cosquillas Emma por las sutilezas psicológicas 206 XII | mundo, sin que lo sospechara Emma, dos clases de seres, los 207 XII | metiendo por el deseo de Emma, la cual, por cierto cansancio 208 XII | benevolencia el secreto de Emma relativo a sus coqueterías 209 XII | Nepomuceno y Körner acompañaban a Emma y a Marta, todos sentados 210 XII | en el pensamiento.~     Emma no había visto nunca tan 211 XII | hablando cantaba, ahora Emma, con el pensamiento, la 212 XII | diría a sus queridos?». Emma se acordó del secreto de 213 XII | que ella le decía a Bonis? Emma se acordó -por primera vez 214 XII | que ahora me preguntase Emma, por ejemplo: -¿Por qué 215 XII | impureza de las entrañas de Emma manchase al que había de 216 XII | despedir a un caballero. Emma acabó también por aplaudir, 217 XII | efusión los dedos flacos de Emma. Bonifacio, al ver unidas 218 XII | Gorgheggi era mucho más alta que Emma, y esta, a su lado, sentía 219 XII | pensar que a ella sola, a Emma, se consagraban ahora aquellas 220 XII | como que se ennoblecía; y Emma quería adivinar olfateando, 221 XII | para que la entendiese Emma. A esta consagraba la cómica 222 XII | simpatía, naciente cariño. Y Emma acabó de perder el juicio 223 XII | ella, ella misma...~     Emma abría la boca sin comprender; 224 XII | envidia; ello iba a ser que Emma se parecía a alguna mujer 225 XII | mirando por cumplido a Emma, sin tratar de adivinar 226 XII | fina, sedosa, al rostro de Emma, encendido, casi asustado; 227 XII | esperanza de evocar una imagen. Emma se sentía fascinada; por 228 XII | trágicas de su tiempo. Aunque Emma no podía dar a la semejanza 229 XII | audaces y despreocupados. Emma y Serafina hablaron algunos 230 XII | Sí, señora, sí -decía Emma en la hipótesis absurda 231 XII | estallido en el cerebro... Emma era Sara...; Serafina, Agar... 232 XII | acento que sorprendió a Emma, la única que se hizo cargo 233 XIII| otras dos o tres horas. Emma no pensó en retirarse mientras 234 XIII| próximo matrimonio.~     Emma, siguiendo el ejemplo de 235 XIII| medio en broma, se declaró a Emma mientras daban vueltas por 236 XIII| valentía. Enseguida noto que en Emma este elemento de seducción 237 XIII| indigno; por fortuna, tampoco Emma sentía delicadezas de este 238 XIII| claro que no le habló a Emma aquella noche; fue más adelante, 239 XIII| posadas. El lance a que Emma había aludido se refería 240 XIII| Aquella noche le conoció Emma, desde el paraíso, donde 241 XIII| noche solemne del baile, Emma ya le había tenido muy cerca, 242 XIII| cabeza. Llegó, sin embargo, Emma a destrozar polcas y chapurrar 243 XIII| muy a menudo en casa de Emma y se reunían todas las noches 244 XIII| venía a ser uno mismo: Emma. En lo del teatro se admitieron 245 XIII| insignificantes comparadas con las de Emma; de modo que ella venía 246 XIII| Ello fue que el capital de Emma se vio tan seriamente comprometido 247 XIII| tío mayordomo hablaba así, Emma estaba medio loca, sin sentido 248 XIII| los alemanes, animaba a Emma a gastar en la empresa de 249 XIII| según la frase predilecta de Emma, y viviendo alegres, siempre 250 XIII| principio habían cortado sayos a Emma, a Bonis y Marta, ahora 251 XIII| para saraos y banquetes de Emma, los habían convertido. 252 XIII| moralidades y miedos al qué dirán, Emma se dio arte para agregar 253 XIII| abierto con la amistad de Emma y compañía. El magistrado, 254 XIII| la adquisición mejor para Emma. Por mediación de las andaluzas, 255 XIII| posible. Entonces fue cuando Emma pudo ganar la amistad de 256 XIII| muy guapos y simpáticos. Emma se creyó en el deber de 257 XIII| palco de la Empresa, de Emma, que estaba al lado de la 258 XIII| más valía así». También Emma vivía muy contenta y le 259 XIII| amigas y comieran juntas... Emma, aunque indudablemente honrada, 260 XIII| de salir del vientre de Emma.~     Pero ¡ay, que él no 261 XIII| alemanes y gente de su casa, su Emma, el tío, él mismo; después 262 XIII| la música de Minghetti y Emma, de nuevo sería él aquel 263 XIII| y mientras Minghetti y Emma continuaban sus lecciones 264 XIV | Quien no transigió fue Emma. Tuvo una encerrona con 265 XIV | que hablar cuanto antes a Emma; había que decirle el gran 266 XIV | al coche desde la casa de Emma, porque ésta no podía salir 267 XIV | hacia el gabinete de Emma.~     -¿Qué pasa? -se dijo 268 XIV | de repente, como antaño-: Emma se ha puesto mala, y me 269 XIV | arriba! ¡Siempre en Babia! Emma así..., y tú fuera...~      270 XIV | qué hay? ¿Qué tiene Emma?~     -Está mala..., un 271 XIV | criados; en el gabinete de Emma, Marta y Körner junto al 272 XIV | de que se había despojado Emma después de metida entre 273 XIV | sabe! -pensó Bonis.~     Emma, pálida, desencajada, desgreñada, 274 XIV | naturaleza a que se entregaba Emma, que se apretaba la cabeza 275 XIV | las explicaciones.~     Emma, con verdadero pánico, se 276 XIV | y humanas.~     Mientras Emma proseguía en sus lamentos, 277 XIV | por el horror que tenía Emma a todos los cálculos, previsiones 278 XIV | discusión entre el médico y Emma; si Emma quedaba encima 279 XIV | entre el médico y Emma; si Emma quedaba encima en la disputa, ¡ 280 XIV | divirtiéndose y alborotando: Emma continuaba protestando; 281 XIV | le hubiera hecho gracia a Emma oír que se la comparaba 282 XIV | restauración de las entrañas de Emma y de sus facultades de madre 283 XIV | se despidieron todos de Emma, repitiendo las bromas, 284 XIV | todavía pertenecían.~     Emma rabiaba, azotaba el aire; 285 XIV | halagaba esta potencialidad a Emma, no le daban lugar a satisfacciones 286 XIV | metido? En el cuarto de Emma no quedaba.~     Bonis se 287 XIV | mujer; no era un milagro que Emma pariese ya cerca de los 288 XIV | se dirigió a la alcoba de Emma. La Valcárcel dormía. Dormía 289 XIV | Bonis, junto al lecho de Emma dormida, adoró, como un 290 XIV | me nace arruinado!~     Emma se movió un poco y suspiró, 291 XIV | noche, era... despertar a Emma, enterarla de todo».~      292 XIV | enterarla de todo».~     Pero Emma despertó sin que nadie se 293 XV | XV -~     Emma defendió su esperanza de 294 XV | huesos tan duros!...».~     Emma se encerraba en su alcoba; 295 XV | próximo y feliz suceso, porque Emma, ni en broma, toleraba que 296 XV | pues por tal la tenía ella. Emma dejó de apretarse el corsé, 297 XV | Gaetano del incidente de Emma con frases maliciosas, con 298 XV | contemplando al marido de Emma con extraña curiosidad, 299 XV | única vez que Minghetti y Emma hablaron del embarazo, sirvió 300 XV | Bonis y del Sr. Aguado. Emma se empeño en que debía dar 301 XV | el día. En el pueblo de Emma, aunque a pocas leguas de 302 XV | mar por el verano.~     Emma, por lo mismo que la cosa 303 XV | pintaba en el rostro de Emma en cuanto su esposo indicaba 304 XV | Sebastián y el tío aconsejaron a Emma que cuanto antes se echase 305 XV | la orilla del mar.~     Emma quería sentir algo extraño 306 XV | carreteras! ¡Qué país!~     Y Emma, ignorante del peligro, 307 XV | criaturita y a ella también, a Emma, y la sofocaba, la asfixiaba... 308 XV | sin novedad a la costa. Emma se bañó al día siguiente, 309 XV | tomaban grandes precauciones. Emma chilló, cogió el cielo con 310 XV | se llenó de almohadones. Emma iba casi suspendida. Tuvo 311 XV | junto al portal de su casa, Emma exigió que la ayudasen dos, 312 XV | un robusto infante.~     Emma se puso muy encarnada. Minghetti, 313 XV | interés por la salud de Emma.~     Minghetti era el encargado 314 XV | directamente. Aunque era seguro que Emma había llegado a saber que 315 XV | poder de Nepomuceno y de Emma, porque de seguro no se 316 XV | nombre y el de Mochi, sino a Emma, su carísima amiga; y hasta 317 XV | que supo, porque la misma Emma se lo dijo, y se lo dijo 318 XV | prometido.~     Minghetti y Emma, que con el miedo a morirse 319 XV | tanto a Minghetti como a Emma se les ocurrió, sin comunicárselo, 320 XV | sabía, por las cartas de Emma, que él, Bonis, ya no leía 321 XV | Valcárcel, fue bien recibida por Emma, por Nepo, por Sebastián, 322 XV | había parecido por casa de Emma hacía tres o cuatro días; 323 XV | condenado del infierno, Emma se retorcía agarrada con 324 XV | mandato de la conciencia; Emma soltó el cuello y el hombro 325 XV | un brinco, separándose de Emma, y Reyes avanzó resuelto, 326 XV | ocupar el sitio de Minghetti. Emma se agarró con más ansia, 327 XV | el apretar desesperado de Emma a cada nuevo dolor, Bonis 328 XV | ciento de aquel daño que Emma le hacía al apoyarse en 329 XV | amante. Buscó el rostro de Emma, que tenía apoyado en su 330 XV | habían dado garantías de que Emma no pariría hasta después 331 XV | con perdón de D. Basilio, Emma le tenía guardada aquella 332 XV | en tarde, los gritos de Emma como si los diera con sordina.~      333 XVI | despego de todos los demás, Emma inclusive, y las miradas 334 XVI | Pero, de todas suertes, Emma es capaz de quejarse de 335 XVI | intrusos. Lo que extraño es que Emma, que siempre me ha tenido 336 XVI | huérfano de padre! ¡Hijo mío! ¡Emma, Emma, mujercita mía!~      337 XVI | padre! ¡Hijo mío! ¡Emma, Emma, mujercita mía!~     Se 338 XVI | sin entender, se acercó a Emma y le dio un abrazo, llorando.~      339 XVI | un abrazo, llorando.~     Emma lloraba también, nerviosa, 340 XVI | hubo peligro!...~     Y Emma lloraba, con algún rencor 341 XVI | el embozo los hombros de Emma.~     -Y ahora, ¡cuidado 342 XVI | cerca, Bonis consintió que Emma volviera a hablar largo 343 XVI | sorprendidos ante la audacia.~     Emma no vio el epigrama; Bonis 344 XVI | se le permitía verle, y Emma, ya menos nerviosa, pero 345 XVI | Hijo. Mi único hijo...~     Emma, durante todo el primer 346 XVI | Bonifacio o Pedro, porque Emma desde luego empezó a exigir 347 XVI | todavía; podía hacerle daño a Emma cualquier disgusto. No, 348 XVI | capirotes de las rentas de Emma, perdonando anualidades 349 XVI | retarda, porque no quiere Emma que el niño se constipe 350 XVI | impedir que la salud de Emma peligrase.~     -Sin ruido, 351 XVI | ajustarán cuentas cuando Emma sane, y se pueda ver con 352 XVI | decirse que arruinados. Emma ha gastado como una loca, 353 XVI | Marcharía sin despedirse de Emma, sin ver a su hijo, para 354 XVI | sol. Iré. La calentura de Emma no es extraordinaria; ya 355 XVI | por ahí las hay buenas. Emma no querrá, y en rigor no 356 XVI | nombramiento oficial de Emma.~     Satisfecho de la diligencia 357 XVI | de usted.~     En efecto; Emma lo había decretado así. 358 XVI | consiguiéndolo a duras penas.~     Emma tenía poca calentura: estaba 359 XVI | demacrado, amarillento, de Emma, que definitivamente había 360 XVI | comitiva se puso en movimiento. Emma había decretado, y no había


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